El partido populista Confederación podría condicionar el futuro político de Polonia
Euroescéptico sin complejos -aunque con algún matiz-, firmemente liberal en materia económica y hostil a la alianza con Ucrania, pondrá un precio alto para que siga gobernando el Partido de la Ley y la Justicia
«¡Vamos a volcar la mesa alrededor de la cual se sientan todos los demás partidos políticos!», proclamaba el pasado 23 de septiembre durante un mitin en Katowice, municipio de 300.000 habitantes situado al sur de Polonia, Krzysztof Bosak, uno de los dos líderes de la Confederación Libertad e Independencia, Confederación en la jerga habitual, la formación situada a la derecha del Partido Libertad y Justicia (PiS), encabezado por el actual primer ministro Mateusz Morawiecki. De cara a los comicios legislativos del próximo 15 de octubre, las encuestas atribuyen a Confederación entre el 9 y el 11% de las intenciones de voto.
Unas cifras que tal vez sean insuficientes para hacer realidad el deseo de Bosak, pero que sí podrían condicionar notablemente la futura coalición a la que se verá abocado el PiS, siempre que se confirmen las previsiones demoscópicas. Las condiciones serán férreas: Confederación aboga por la prohibición total del aborto, el restablecimiento de la pena de muerte, una fuerte recuperación de soberanía en relación con la Unión Europea –si bien Polonia permanecería siendo miembro del Espacio Schengen y del Espacio Económico Europeo–, una reducción masiva de impuestos, así como la supresión de una quincena de tasas.
En estas radicales propuestas económicas se percibe la influencia del otro líder de Confederación, el «libertario» Slawomir Mentzen. Un programa encaminado al gran objetivo político y sociológico de la formación, «una casa, una barbacoa, césped, dos coches y vacaciones para todos los polacos que trabajan», típico de la defensa de unas clases medias asoladas principalmente, según Confederación, por la voracidad fiscal y por el gasto público, desbocado según ellos. La formación contempla, asimismo, la supresión de varios ministerios, entre los que figuran los de Educación Nacional, Cultura y Deportes.
Pero el aspecto más controvertido del programa electoral de Confederación tiene que ver con su posicionamiento en relación con la guerra de Ucrania: Bosak, Mentzen y el resto de dirigentes critican constantemente el amplio apoyo prestado a Ucrania desde el inicio del conflicto militar en febrero de 2022; y no se privan de disfrutar con saborearon las recientes tensiones entre Kiev y Varsovia, pues desde hace varios días, los dos países hasta ahora firmemente aliados discuten sobre la importación de productos agrícolas ucranianos, que compiten con la producción polaca.
Desde Confederación, se jactan de ser los únicos que «hemos identificado claramente la dinámica entre Ucrania y Polonia, que se basa, según ellos, en explotar la ingenuidad de nuestros gobiernos, e incluso su traición. Hace unos días, expresaron esa visión ante la sede del Ministerio de Asuntos Exteriores: si Ucrania no renunciaba a sus gestos inamistosos hacia Polonia», Varsovia tendría que suspender todo el tráfico fronterizo con el este, un canal vital para los intereses de Kiev, pues por él circulan grandes cantidades de armas y combustible.
El mensaje parece haber sido oído, a tenor de la reciente radicalización del Gobierno de Morawiecki en relación con los cereales ucranianos y que hay que entender principalmente en clave electoral. Más allá de este episodio, desde el PiS han tomado conciencia del peligro representado por Confederación, muchos de cuyos seguidores son votantes desencantados del partido en el poder.
En ese marco cabe interpretar la modificación de la ley electoral, impulsada por el PiS en enero de este año, que aumenta el número de colegios electorales en pueblos y zonas rurales, e impone el transporte gratuito a esos lugares de votación de las personas mayores y discapacitadas.
El objetivo es reducir la influencia de un partido, Confederación, fundado a finales de 2018 mediante la agrupación de varios partidos pequeños que representan diversas corrientes de la derecha, principalmente el nacional conservadurismo, el nacional liberalismo y el libertarismo conservador. Pero que también cuenta entre sus filas a tipos como el diputado Janusz Korwin-Mikke, según el cual «las mujeres no deberían poder votar».