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Herzl Halevi, jefe de las Fuerzas Armadas israelíes

Herzl Halevi, jefe de las Fuerzas Armadas israelíesPortavoz de las FDI

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Herzl Halevi, jefe de las Fuerzas Armadas israelíes: la cara de un tranquilo funcionario con mano de hierro

Sobre los hombros de este curtido militar, tranquilo, pero determinado, descansa el éxito de la ofensiva contra Hamás

Si no fuera por su cargo de Rav Aluf, es decir, comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de Israel, cargo que desempeña desde enero de este año, el teniente general Herzl Halevi, «Herzi» para los amigos y para los titulares de la prensa israelí, podría ser un banal funcionario con el que toparse en cualquier barrio de Tel Aviv o Jerusalén en horario laboral: gran estatura, rostro macizo, mirada rayana en la insignificancia, que tal vez es su principal baza para satisfacer su deseo de pasar desapercibido.

Mas la criminal ofensiva de Hamás en el sur de Israel le obligan, y le obligarán aún más a lo largo de las próximas semanas, a mantener una presencia mediática para él inusitada. Precisamente, el día en que los terroristas de Gaza empezaron a matar, el teniente general Halevi recordaba a sus subordinados, a través de un comunicado de contenido institucional, el quincuagésimo aniversario de la Guerra del Yom Kipur. Lo estrictamente necesario en una conmemoración tan señera. Ya, por la tarde, ante los acontecimientos, emitió un mensaje de vídeo.

Su segunda aparición mediática ha sido una foto en la ciudad sureña de Beersheba –cerca de la Banda de Gaza– en la que se le ve de perfil, luciendo uniforme de campaña y agarrando una metralleta, departiendo con unos oficiales. Anteayer, por fin, hizo declaraciones directas: «El objetivo es eliminar a Hamás». Nada que no se barruntara, pero se expresó desde el frente. Exactamente lo que esperaba la opinión pública del Estado hebreo.

Se podrá criticar por su lentitud esta comunicación bélica en tres tiempos. Sin embargo, la determinación del Rav Aluf y su conocimiento del escenario al que se enfrenta están por encima de cualquier sospecha. Por generación, obviamente, Haleví, de 55 años (nació en Jerusalén el 17 de diciembre de 1967), y paracaidista de formación, no luchó en las grandes guerras que han forjado a Israel.

En cambio, ha participado en prácticamente todos los conflictos, de baja intensidad, pero constantes, a los que se ha visto abocado Israel en los últimos años, desde la Segunda Intifada a la no muy exitosa Segunda Guerra del Líbano contra el Hezbolá, pasando por el conflicto de Gaza en 2014. Sus actuaciones fueron recompensadas por las correspondientes condecoraciones, visibles en su pasador de diario, pues en Israel suele haber poco tiempo para las celebraciones con uniformes de gran gala, y contribuyeron a rellenar la hoja de servicios desde puestos siempre decisivos.

Sin ir más lejos, y la lista no es exhaustiva, Halevi sirvió en dos ocasiones en Aman, la inteligencia militar –la segunda como director entre 2014 y 2018–, estuvo al frente de la unidad de élite Sayeret Matkal y del estratégico Mando Sur, donde hace cinco años se las vio por última vez con Hamás en Gaza. Ahora reposa en sus manos no solo la seguridad de Israel, sino también su reputación militar algo mancillada por la inadvertencia del 7 de octubre. De él depende pasar a la Historia como un Moshe Dayan o un Yitzak Rabin –en su vertiente castrense–; o por el contrario, como un Shmuel Goneen, cuya indecisión durante la primera semana de la Guerra del Yom Kipur puso a Israel al borde del precipicio. Terminó su vida en Sudáfrica buscando oro infructuosamente.

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