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El jefe de la República de Chechenia Ramzan Kadyrov

El jefe de la República de Chechenia Ramzan KadyrovYelena Afonina / Tass

El Kremlin apunta al líder checheno por su enorme poder en Rusia a lomos del crimen organizado

El FSB ha puesto su lupa sobre el presidente de Chechenia por la cada vez mayor presencia del crimen organizado checheno en Moscú

En la Rusia de Vladimir Putin acumular poder puede costar un serio disgusto. Son muchos los señores de la guerra emergidos en Rusia durante la guerra de Ucrania que han acabado muertos en extrañas circunstancias, encarcelados o defenestrados.

Algunos ejemplos. El más mediático, el que afecta a los líderes y fundadores de la organización de mercenarios Grupo Wagner, Yevgueni Prigozhin y Dmitri Utkin.

El Grupo Wagner se convirtió en la piedra angular de la influencia rusa en el mundo. Mediante sus despiadados mercenarios pusieron y depusieron gobiernos, sobre todo en países africanos, y apuntalaron el régimen sirio de Bacher al-Assad, estratégico para los intereses rusos en el Mediterráneo.

Con la guerra de Ucrania, Prigozhin y Utkin acumularon un poder desmesurado. Sus mercenarios fueron la única unidad militar rusa capaz de obtener ganancias territoriales y frenar los avances ucranianos.

El mal desempeño de las tropas regulares rusas desató una guerra entre Prigozhin y el ministerio de Defensa que culminó con la rebelión de Wagner y su fracasado avance hacia Moscú.

Aunque la crisis se resolvió con un acuerdo, Prigozhin y Utkin murieron en un misterioso accidente aéreo el pasado mes de agosto.

Otro ejemplo. El antiguo agente del FSB, comandante de las fuerzas separatistas de Donetsk y ministro de Defensa de la región separatista ucraniana, Igor Girkin «Strelkov» se convirtió en el principal referente de los propagandistas militaristas rusos.

Sin embargo, sus críticas al alto mando ruso por el modo en que se está desarrollando la guerra lo enemistaron con el Kremlin. Las fuerzas de seguridad rusas terminaron por detenerlo acusado de radicalismo.

Un tercer ejemplo. El general Sergei Surovikin, conocido como «General Armagedon», por su brutalidad en los bombardeos contra la ciudad de Alepo durante la guerra de Siria, fue puesto al frente de las operaciones rusas en Ucrania en septiembre de 2022.

Su nombramiento generó enrome entusiasmo entre los más fervientes partidarios de la guerra, y se estrenó en el cargo con una brutal campaña de bombardeos contra objetivos civiles.

Surovikin terminó de aliado con Prigozhin con la esperanza de que el desafío del Grupo Wagner al alto mando ruso culminara con él instalado en el puesto de jefe del estado mayor o, incluso, de ministro de Defensa. Fue apartado de su cargo tras la rebelión de Wagner y permanece en paradero desconocido.

El caso Kadyrov

De todos los grandes señores de la guerra rusos que surgieron con el inicio de la guerra de Ucrania, y que de un modo u otro amenazaron el poder de Putin escondidos bajo una retórica de lealtad al régimen y una generosa ración de ultranacionalismo ruso, sólo el presidente de Chechenia Ramzan Kadyrov, permanece al frente de sus responsabilidades.

De Kadyrov se ha dicho de todo. Se afirmó que pretendía aspirar a suceder a Putin, que el Kremlin lo temía por el poder acumulado, que se encuentra enfermo y en estado terminal, que pasó días en coma e incluso se anunció su muerte.

Su mal aspecto físico es evidente, no hace falta más que comparar las fotografías del inicio de la guerra con las actuales. Pero en contra de todo pronóstico, Kadyrov permanece en su cargo y con vida.

Eso sí. El presidente checheno se encuentra bajo la lupa del FSB, los servicios de seguridad de la Federación Rusa, heredera del KGB de la Unión Soviética.

Kadyrov gobierna Chechenia como un señor feudal medieval. Ha impuesto el orden en la otrora díscola y rebelde Chechenia con una violencia brutal contra todo posible disidente.

Se le ha acusado de secuestrar, torturar y asesinar a disidentes políticos y a sus familiares. Sus tropas están acusadas de numerosos crímenes de guerra en Ucrania, incluida la tortura, asesinato y violación de civiles.

Según The Kyiv Post, a las tropas de Kadyrov se les encargó mantener el orden entre las desorganizadas tropas de las repúblicas separatistas ucranianas de Lugansk y Donetsk.

En Donetsk, las tropas chechenas están acusadas de violar a soldados reclutados para las milicias separatistas que han dado muestras de insubordinación.

También están acusados de torturar a prisioneros de guerra ucranianos, así como de asaltar un hospital y tomar rehenes entre los pacientes y el personal médico. Asimismo, han recibido denuncias por secuestrar y torturar a civiles, incluidos menores de edad.

Sin embargo, no es por todas estas violaciones de derechos humanos por lo que Kadyrov habría caído en desgracia en la corte del Kremlin.

Según el Institute for the Study of War (ISW), el FSB está preocupada por el crecimiento en Moscú de las redes del crimen organizado checheno controladas por Kadyrov y su familia.

El presidente checheno ha colocado a varios de sus hijos y sobrinos, algunos menores de edad, en puestos de responsabilidad tanto en la administración chechena como en empresas controladas por la familia Kadyrov.

El FSB está investigando cómo mediante estas redes Kadyrov actúa con impunidad cometiendo diversos crímenes como secuestros, extorsión y blanqueo.

La impunidad de la familia Kadyrov y sus excentricidades causan gran enfado en las élites del Kremlin en un momento en que la situación interna en Rusia es delicada por los reveses en la guerra de Ucrania.

Según el ISW, hasta ahora el Kremlin consintió estos crímenes e impunidad de Kadyrov por la importancia de mantener leal a un importante aliado de Putin. Ahora las cosas han empezado a cambiar. Kadyrov es más un problema que un aliado.

El mérito del pequeño Adam Kadyrov fue golpear y torturar a un detenido que supuestamente había quemado un ejemplar del Corán. Las torturas se grabaron en vídeo y fue el mismo Kadyrov el que lo difundió en redes sociales.

El episodio causó una enorme indignación en la sociedad rusa, sobre todo en los sectores ultranacionalistas rusos en los que más se sostiene el régimen de Putin.

Por otro lado, según publica el ISW, Ramzan Kadyrov estaría distanciándose de su hijo mayor Akhmat Kadyrov, de 18 años y hasta ahora su favorito y sucesor natural, en favor de su hijo pequeño Adam.

El cambio ha sido repentino y se desconocen los motivos del inesperado desaire, sobre todo después de que Ramzan enviara a Akhmat el pasado mes de marzo a reunirse con Vladimir Putin.

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