Fundado en 1910

Sindicalistas se manifiestan en Roma contra los presupuestos del gobierno de MeloniAFP

La izquierda italiana exhibe su impotencia frente a Meloni con una huelga general descafeinada y caótica

La huelga convocada por los sindicatos contra los presupuestos del gobierno italiano fracasó por la falta de coordinación y por las peleas internas entre los propios convocantes

El sector de la Educación, de la Sanidad, transporte público, bomberos, taxistas, servicios de recogida de basuras… Prácticamente todos lose servicios públicos en Italia se han sumado a la huelga general convocada por los sindicatos mayoritarios Cgil y UIL contra los presupuestos aprobados por el gobierno de Giorgia Meloni.

Sin embargo, esta huelga general va más allá de las demandas de aumento salarial y es un desafío de los sindicatos contra Meloni, con el objetivo de abrir una brecha en el gobierno de derecha que permita deteriorarlo.

Con todo, la huelga no se ha convocado de una manera unitaria en todo el país. El parón se ha convocado durante ocho horas en los sectores de la Sanidad y de la Educación, mientras que en el sector del Transporte se ha limitado a cuatro horas. Además, se han convocado manifestaciones en todo el país.

Por otro lado, la huelga de transportes no se ha convocado en ciudades como Milán o Nápoles, donde se realizará otro día. El sector aéreo no se verá afectado por la huelga, señaló Efe.

En Roma se han vivido escenas de caos al cerrar totalmente la línea C del metro, mientras que la A y la B, que recorren el corazón de la capital italiana, funcionaron solo de forma parcial.

En cuanto al sector de la Educación, colegios, Universidades y otros centros de enseñanza han cerrado sus puertas. Sin embargo, el seguimiento de la huelga no ha sido unánime: muchas escuelas han abierto y los alumnos han podido asistir a clase con normalidad.

Una gran manifestación de estudiantes recorrió las calles de Roma desde la estación Ostiense hasta el ministerio de Educación, en el barrio de Trastevere.

La jornada de huelga no está siendo en absoluto pacífica. Se han registrado graves disturbios, por ejemplo, en Roma y en Torino. En esta última, los sindicalistas han tratado de superar el recorrido autorizado y han empezado a lanzar botellas y otros objetos contundentes contra la Policía.

En ese momento, los antidisturbios han procedido a cargar contra los manifestantes, alguno de los cuales han resultado heridos.

En la Piazza del Popolo de Roma, donde se estaba celebrando el acto central de la huelga con la participación de líderes sindicales y políticos, explotaron dos cartas bomba que desataron el pánico entre la multitud que llenaba la plaza. Por fortuna, nadie ha resultado herido.

La valoración del desarrollo de la jornada de huelga ha ofrecido conclusiones opuestas. Según La Lega de Salvini la jornada de huelga ha sido un fracaso: «Pocas adhesiones a la huelga», valoró el vicepresidente del gobierno y líder de La Lega Matteo Salvini.

«Estoy orgulloso porque hoy 20 millones de italianos han podido moverse libremente. El derecho a la huelga de una minoría no puede lesionar el derecho al trabajo de la mayoría», añadió Salvini.

Meloni se ha mostrado más conciliadora que Salvini. Si bien aseguró que la huelga tiene «un seguimiento marginal», afirmó que «tengo un gran respeto por los derechos de los trabajadores, por el derecho a la huelga».

No obstante, afirmó que la huelga tiene un fin político y no de defensa de los derechos de los trabajadores, ya que se convocó en verano, «cuando ni siquiera se había empezado a pensar en los presupuestos».

Mientras tanto, los líderes sindicatos trataron de echar balones fuera de la responsabilidad del desigual seguimiento de la huelga y acusaron al gobierno de Meloni de «tratar de limitar el derecho a la huelga, algo que se hacía en nuestro país antes de la democracia», denunció el secretario general de la Cgil, Maurizio Landini.

Lo cierto es que no todo salió según lo programado por los convocantes de la huelga. La líder estudiantil de la Universidad de la Sapienza, Claudia Caporusso, fue recibida con abucheos por los manifestantes cuando se subió al estrado de Piazza del Popolo por los representantes de las otras asociaciones estudiantiles.

Pero no pudo continuar: «Esta no es una actitud sana», exclamó con impotencia ante los que pretendían boicotearla.

En cuanto a los datos de seguimiento, tampoco hay unanimidad. Los sindicatos hablan de un 70 % de adhesión. El ministerio de Infraestructura y Transporte la rebaja al 5 %.

Mientras tanto, el accidentado acto central de Piazza del Popolo finalizó como suele ser habitual en los actos de la izquierda italiana: puños en alto, banderas rojas al viento y todos cantando el «Bella Ciao» de los partisanos.