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Sergio Massa, Ministro de Economía y candidato presidencial por el peronismo

Sergio Massa, Ministro de Economía y candidato presidencial por el peronismoEmiliano Lasalvia / AFP

Elecciones en Argentina

Sergio Massa, el «profesional» que apuesta por la continuidad del peronismo

Desde el 2013, cuando su casa fue asaltada por un grupo de espías vinculados al kirchnerismo que fueron apresados, Massa vive con custodia policial

Su primer cargo político fue como vicepresidente de la juventud de la UCeDé de la provincia de Buenos Aires. Se trataba de un partido liberal de derecha, liderado por el economista Álvaro Alsogaray, quien por entonces logró influir en gran cantidad de jóvenes que querían sacar a la Argentina del marasmo en el que había que caído con la hiperinflación de Raúl Alfonsín.

El derrotado Alsogaray perdió las elecciones presidenciales, pero respaldó en forma activa al triunfante Carlos Saúl Menem, que hizo las reformas de la década del 90, y así muchos «ucedeístas» se incorporaron al gobierno peronista. Massa, entre ellos, que ingresó a puestos menores junto a compañeros que se formaron en las ideas liberales para luego entreverarse con los rústicos modos peronistas de hacer política.

En 1999 fue electo diputado provincial por el Partido Justicialista, una responsabilidad que no terminó de cumplir porque en 2002 se lanzó en la búsqueda de una reunión con el entonces presidente en ejercicio Eduardo Duhalde para convencerlo de que lo designe en el poderoso ANSES, la oficina que administra las jubilaciones en la Argentina.

Se cuenta que Massa viajó especialmente a Miami, a donde Duhalde se había trasladado para asistir a una cumbre, para así abordarlo en la playa y darle garantías de su lealtad.

El ex presidente le creyó, lo designó y cuando en el 2003 Néstor Kirchner fue elegido presidente se hizo leal a su mandato, que lo tuvo a cargo del ANSES hasta que terminó el período, en diciembre de 2007. La sucesora de Néstor, su esposa Cristina Fernández de Kirchner, no le tenía confianza.

Aunque ante lo que en la Argentina se conoce como «la crisis del campo», un trauma que tuvo en vilo al país por las protestas en las rutas de los productores y el mundo rural durante varios meses, volvió –por poco tiempo– como jefe de gabinete de ministros.

Luego eligió disputar la intendencia de Tigre, una ciudad del conurbano con barrios muy humildes y otros de lujo. Desde allí, se envalentonó para competir contra el kirchnerismo. Fue en el 2013, cuando le ganó al candidato del oficialismo en la provincia de Buenos Aires.

Dos años después se postuló a la presidencia, pero no tuvo la chance de entrar al balotaje, donde por la oposición llegó Mauricio Macri. Massa hubiera querido ser candidato a gobernador del expresidente de Boca Júniors, pero no hubo forma de convencer a Macri, quien prefería tenerlo lejos.

Así y todo, Macri invitó a Massa a Davos en enero de 2016, el primer viaje que hizo el presidente. En paralelo, fue un aliado de la por entonces gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal.

Pero nunca pudo entrar en el círculo de confianza de Macri, ajeno a los modos «familiares» peronistas, que da la bienvenida al asado de los domingos a los recién llegados. En el PRO, los aliados no son amigos y los amigos son los de siempre. Nada más alejado al mundo aluvional peronista, donde política, amigos y familia son una misma cosa.

Sergio Massa valora los resultados en las primarias argentinas

Sergio Massa durante las elecciones primarias argentinasAFP

Massa empezó a mover sus piezas para volver al kirchnerismo y asustar al gobierno, pero Macri no se inmutó. Cuando el ex intendente de Tigre empezó a votar en la Cámara de Diputados con el kirchnerismo, Macri lo bautizó como «ventajita» y el vínculo no se recompuso más.

Su historia reciente es más conocida. En el 2019 integró la coalición que llevó a Alberto Fernández al poder, fue elegido presidente de la Cámara de Diputados y desde allí, en medio de una crisis económica feroz, logró el aval de Cristina Kirchner para alcanzar el Ministerio de Economía.

Buscó ese desafío porque quería ser un Fernando Henrique Cardoso local, estabilizar la economía, postularse a la presidencia y hacer campaña con sus éxitos económicos. Pero estuvo muy lejos de eso.

Al llegar al ministerio, los precios aumentaban a un ritmo de 78,5 %, que se aceleró a 142,7 %. El tipo de cambio oficial (que no se consigue) del dólar marcaba los 139 pesos argentinos, mientras la cotización del dólar «blue» (eufemismo para el dólar paralelo) era de 291. La diferencia entre ambos alcanzaba a 118 %.

Actualmente, el tipo de cambio oficial es de 365 pesos argentinos (tampoco se consigue), el paralelo llegó a 1.000 y la brecha cambiaria alcanzó el 153 %

La pobreza alcanzaba en el primer semestre de 2022 a 36,5 %, en tanto los primeros seis meses del año el indicador trepó a 40,1 %, lo que supone 19 millones de personas en un país de 47 millones de habitantes y 6 de cada 10 niños que viven por debajo de la línea de pobreza.

El talento del candidato es su capacidad para que buena parte del electorado no lo señale como responsable de haber empeorado la situación económica y, de hecho, casi no tuvo que responder sobre el asunto ni siquiera en el debate presidencial que tuvo con el economista Javier Milei.

Massa, político profesional de 51 años, recibido de abogado hace 8 en una universidad privada, está casado con Malena Galmarini y tiene dos hijos, Milagros y Tomás. Sobre su esposa, titular de la empresa estatal de aguas AySA, pesan varias denuncias por incumplimiento de sus deberes como funcionario público.

Desde el 2013, cuando el hogar familiar fue asaltado por un grupo de espías vinculados al kirchnerismo que fueron apresados, Massa vive con custodia policial.

Sus poderosos amigos empresarios fueron claves en su ascenso político y hay firmes sospechas de que fueron beneficiados a partir del 2020 desde la Cámara de Diputados primero y desde el Ministerio de Economía después.

Hoy logró encolumnar a todo el peronismo detrás de él, incluso a los más reacios sectores de izquierda, que más temen la llegada de su contrincante al poder.

Pragmático, creativo, inescrupuloso, encantador de serpientes y capaz de romper cualquier límite, como los que cruzó con la campaña negativa contra Milei que jamás se vio en la Argentina utilizando no solo los recursos sino el personal y las oficinas públicas, quien sin duda mejor definió la personalidad del candidato de Unión por la Patria fue el difunto Néstor Kirchner: «este es más hijo de puta que yo».

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