El régimen de Putin «está condenado a caer», afirma el exmagnate ruso Mijail Jodorkovsky
Ex oligarca ruso, ex preso político y una de las figuras más relevantes de la oposición democrática rusa, Mijail Jodorkovsky, aseguró que el final del régimen de Vladimir Putin podría estar más cerca de lo que parece.
408 días de guerra en Ucrania
Los planes filtrados de la contraofensiva de Ucrania: ¿Jugada maestra o treta de Putin?
Jodorkovsky no es un cualquiera. Fue el magnate más rico y poderoso de Rusia gracias a las privatizaciones del negocio del petróleo durante la era de Boris Yeltsin tras la caída de la URSS.
La llegada de Putin al poder y la toma del control del Estado por parte de la FSB, antigua KGB, cambió las tornas.
El nuevo inquilino del Kremlin, respaldado por los servicios secretos, quiso retomar el control económico de la Federación Rusa y concentrar todo el poder económico en manos del FSB.
Se desató así la gran purga de oligarcas rusas. Jodorkovsky, como tantos otros magnates, acabó en la cárcel y todo su patrimonio incautado. Pasó 10 años en prisión hasta que fue liberado por razones humanitarias. Ahora, desde el extranjero, se ha convertido, junto al encarcelado Alekséi Navalni, en la principal voz opositora a Putin.
El antiguo oligarca se muestra convencido, en un artículo publicado en el think tank alemán Körber-Stiftung, de que la guerra en Ucrania ha destrozado los pilares sobre los que se sostenía el régimen de Vladimir Putin: «Está condenado a caer».
Afirma que «es imposible predecir si caerá en un año o en cinco, pero la guerra ha desatado las fuerzas que provocarán esa caída».
No obstante, señala que lo que venga después no será, necesariamente, una democracia. Para ello, tienen que darse unas circunstancias concretas: «La oposición democrática estará preparada para ello», asegura en su artículo.
De lo que sí se muestra convencido es de que dividir la Rusia post Putin en múltiples Estados independientes, como defiende abiertamente el gobierno ucraniano, sería un error.
«La desintegración de Rusia sería un error enorme. Los Estados que surgirían heredarían armas nucleares y serían gobernados por matones locales como Ramzan Kadyrov de Chechenia. Podría surgir una figura totalitaria, decidida a reconstruir el imperio ruso, y la entidad militarista y expansionista resultante volvería a dirigir sus agravios contra Ucrania y Occidente», advirte en su análisis.
También rechaza la idea de sustituir a Putin por un «buen zar», una figura igualmente totalitaria, pero sin estar enfrentada a Occidente.
«Otro hombre fuerte con poder centralizado significaría la inevitable continuación de la corrupción, el estancamiento y la represión en el país, así como la agresión expansionista en el extranjero», asegura.
En definitiva, el modelo que defiende el antiguo magnate es la «república parlamentaria federal y democrática».
Jodorkovsky trata, en primer lugar, de sacar de su ceguera a las fuerzas prodemocráticas, sobre todo fuera de Rusia por parte de analistas no familiarizados con la realidad del régimen de Putin sostenido por el antiguo KGB, que defienden una transición pacífica en Rusia.
«La dura realidad es que las manifestaciones pacíficas no pueden tener éxito frente al brutal régimen de Putin. Por lo tanto, (Putin) no será reemplazado mediante las urnas ni por medio de protestas pacíficas», afirmó.
En ese sentido, insistió que el cambio en Rusia se producirá, únicamente, por implosión interna de las propias estructuras del régimen, implosión alimentada por el odio visceral entre las diferentes facciones dentro del poder.
Facciones que, mientras Putin mantenga el poder, quedan en mayor o menor medida contenidas.
Prigozhin, al igual que Putin, defiende Jodorkovsky, «era un gánster y un asesino». Su golpe, según el ex oligarca, fue «una oportunidad» porque «generó el tipo de crisis esencial necesario para derrocar al régimen».
Para Jodorkovsky, Prigozhin fue asesinado sin lugar a dudas, y su asesinato y el de sus socios «muestra cuán generalizada es la insatisfacción hacia Putin dentro del ejército, y cuán débil se siente el régimen». «El cambio sólo será posible explotando esas divisiones dentro del régimen».
Jodorkovsky insiste que los grupos prodemocracia de Rusia deben estar preparados para ocupar el vacío que deje el régimen si se produce su caída, pues, de lo contrario, serán los grupos ultranacionalistas, como los de Prigozhin, los que tomen el poder y perpetúen el régimen criminal instaurado por Putin.
«Debemos derrocar al régimen y luego estar preparados para defender nuestros intereses democráticos. Reconocer y aceptar esto es esencial para cualquier estrategia seria de cambio de régimen», afirma.