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Andrés Montero
Andrés Montero

Milei y el impacto regional

El Mercosur tendrá que reevaluarse pues hasta ahora no ha tenido éxito por los cambios que se producen en las políticas económicas al cambiar los gobiernos de los países miembros

Actualizada 20:03

El presidente argentino, Javier Milei, junto a los líderes extranjeros que asistieron a su toma de posesión

El presidente argentino, Javier Milei, junto a los líderes extranjeros que asistieron a su toma de posesiónJosé Jiménez / AFP

Javier Milei ha asumido la presidencia de Argentina. Con la presencia de algunos líderes mundiales –no muchos– Milei ha dado un golpe a la cátedra. Argentina tiene una gran oportunidad de salir adelante después de décadas de corrupción, populismo y clientelismo de un Estado «benefactor».

Las primeras señales son muy buenas. Disminución brutal del número de ministerios y lo que eso conlleva. Menos burócratas apernados a sus escritorios haciendo como que trabajan, pero cobrando a fin de mes. Comparar la mesa de reuniones del gabinete actual de Milei con la de Gabriel Boric de Chile, da mucho que pensar. Milei, con todas sus excentricidades ha mostrado valentía y decisión para generar un cambio.

La investidura de Milei contó con la presencia del Rey Felipe VI, acompañado de segundones del gobierno español. También estuvieron presentes los presidentes de Ucrania, de Hungría, de Chile, de Ecuador, de Paraguay, y el de Uruguay.

De Venezuela, Cuba y Nicaragua ni hablar. A nadie le interesaba que estuvieran ahí. El mexicano AMLO tuvo que tragarse su rabia, pues perdió a un aliado. Alberto Fernández, terminó su mandato sin pena ni gloria. Fue un monigote de Cristina Fernández de Kirchner y sepulturero del perverso peronismo que tanto mal le hizo a Argentina.

La riqueza argentina está en sus inmensas reservas de todo tipo, en su agricultura notable, su ganadería de primer nivel y una extensión territorial que cualquier país se la quisiera. El problema está en su gente, no porque no tenga las capacidades, sino mas bien, pues gobiernos mediocres y estatistas los mantuvieron dormidos a punta de bonos, subsidios y componendas.

La expresión facial de Cristina Fernández, durante el cambio de mando, ahorra comentarios. Sale del gobierno una ladrona, que ojalá termine tras las rejas. Argentina merece más que buenos futbolistas, tenistas y poleros. Si Argentina no sale adelante con Milei, el hoyo profundo de su economía aumentará y los millones de argentinos perderán la esperanza que les da este nuevo gladiador.

El eslogan de Malvinas Argentinas tendrá que esperar, para concentrar los esfuerzos públicos y privados en ponerse a trabajar y a estudiar para lograr reducir la pobreza que llega a niveles del 50 % de la población.

La ONU tendrá que dejar trabajar al nuevo gobernante y suspender sus presiones en una serie de materias que son propias de cada país. Ojalá que la CEPAL no se involucre en nada en Argentina, pues sus propuestas progresistas ya llevaron a muchos países al descalabro.

La disciplina fiscal, el control de la inflación, la reducción de los funcionarios públicos, el fin de los amiguismos y de las lealtades mal entendidas serán claves en el futuro cercano de Argentina.

En relaciones exteriores, Milei tendrá que entenderse con Boric y con Lula da Silva, dos izquierdistas estatistas que hubiesen querido tener a Massa en el poder

A diferencia de otros países, Argentina tiene todo el potencial para recuperar el desarrollo. Esto también dependerá de la capacidad del gobierno para mantener a raya al núcleo duro «piquetero-kirchnerista» que lo único que quiere es que a Milei le vaya mal para regresar al poder.

El camino adecuado en esta oportunidad es la mano dura, pues los parásitos del Estado no quieren trabajar y solo intentarán afectar negativamente al régimen entrante. El Mercosur, otro sueño regional incumplido, tendrá que reevaluarse pues hasta ahora no ha tenido éxito por los cambios que se producen en las políticas económicas al cambiar los gobiernos de los países miembros.

Al no tener Milei mayoría en el Congreso, enfrentará dificultades para llevar adelante su programa. Sin embargo, los congresistas –diputados y senadores– tienen claro que Milei cuenta con un fuerte apoyo popular. Si le impiden hacer los cambios, pagarán las consecuencias en futuras elecciones parlamentarias.

Los primeros 90 días del nuevo gobierno, marcarán la pauta del futuro argentino. Los aliados regionales de Milei serán los presidentes de Uruguay, Paraguay y Ecuador. Los Estados Unidos y su gobierno deberían cuadrarse con Milei, quien abraza la libertad, pilar fundamental del éxito del gigante del norte.

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