Ucrania ya nota escasez de municiones y empieza a racionarlas a sus tropas
EE.UU. y al UE confían en desbloquear sus ayudas militares a Ucrania a principios de 2024
Primero fue la Cámara de Representantes del Congreso de Estados Unidos, donde el Partido Republicano bloqueó en la sesión del pasado 12 de diciembre una partida por valor de 61.000 millones de dólares en ayuda militar.
Después, vino el golpe de gracia en forma de «una de cal y otra de arena» en el Consejo Europeo del jueves: Hungría levantaba su veto al inicio de las negociaciones entre Bruselas y Kiev para la adhesión de Ucrania a la Unión Europea, pero mantenía su veto a la ayuda militar europea a las fuerzas ucranianas por valor de más de 50.000 millones de euros.
En definitiva, Ucrania se quedará sin dinero para municiones en unas pocas semanas y, a partir de ahí, lo que suceda en el campo de batalla ucraniana es una incógnita. Por el momento, ya se han empezado a racionar municiones, señaló la CNN.
Funcionarios estadounidenses señalaron a la CNN que lo primero que agotarán las fuerzas ucranianas son los misiles de largo alcance. Luego los misiles de defensa antiaérea. A continuación, agotarán las municiones de artillería, así como los misiles de corto alcance, principalmente los misiles antitanque, como los Javelin y los Stinger, piedra angular de la defensa ucraniana en las primeras semanas de guerra.
En el Kremlin se frotan las manos. La estrategia de Putin de alargar la guerra todo lo posible y bloquear los bloques, aunque eso costara cientos de miles de vidas de soldados rusos, parece, a la vista de los acontecimientos, que ha funcionado.
Como defendió Putin desde el inicio de la guerra, los aliados occidentales terminarían por retirar su ayuda a Ucrania si la guerra se alargaba demasiado y presionarían a Kiev para que alcanzara un acuerdo en los términos impuestos por Moscú.
Sin embargo, ¿realmente es eso lo que sucederá? ¿Da Kiev y sus aliados la guerra por perdida? En realidad, no. El bloqueo de las ayudas militares ha disparado el nerviosismo en Ucrania y en sus aliados, también retrasará más cualquier tipo de iniciativa de reconquista de territorio a medio plazo, pero las partidas no están por perdidas.
En el Congreso de Estados Unidos, los representantes republicanos no han rechazado la ayuda a Ucrania, sino que la han vinculado a un endurecimiento de la política fronteriza en Estados Unidos.
Ese acuerdo sigue en negociación, la Casa Blanca se niega a volver a la política dura contra los solicitantes de asilo de la época de Trump, pero es una realidad que existe un serio descontrol en la frontera con México, y todavía hay un amplio margen para algún tipo de arreglo. Lo más probable es que se desbloquee la situación en las próximas semanas y que, en los últimos días del año, o en los primeros del 2024, se desbloquee la ayuda estadounidense a Ucrania.
En Europa sucede algo parecido. En realidad, la percepción en el Consejo Europeo no es del todo pesimista. Consideran que hay margen para el acuerdo con Hungría y tiempo.
«Todavía tenemos algo de tiempo. Ucrania no se quedará sin dinero en as próximas semanas. Así que tenemos este tiempo y creo que podemos conseguirlo». «Confío bastante en que podamos llegar a un gran avance a principios del año que viene»: son palabras del primer ministro holandés, Mark Rutte.
En cualquier caso, la ayuda es indispensable. Ucrania, sin recursos financieros, sin industria militar, sin stock de armas, no podría sobrevivir frente a Rusia.
En declaraciones a la CNN un funcionario del Pentágono lo expresó de una forma muy rotunda: «Con nuestra ayuda no tienen garantías de éxito, pero es que sin nosotros fracasarán sin lugar a dudas».
Una derrota ucraniana de esa manera sería una auténtica catástrofe para la seguridad de Estados Unidos y Europa, ya que Rusia no solo no saldrá seriamente tocada del conflicto ucraniano, sino que saldrá fortalecida y habría incorporado a su territorio de forma ilegal la mayor parte de Ucrania.
Significaría, además, la defunción del orden mundial posterior a la Segunda Guerra Mundial, cuando se pusieron las reglas para que ningún Estado pudiera anexionar otro por la fuerza.
Es decir, se daría carta blanca para que otros conflictos territoriales se resuelvan por la fuerza de las armas y violando el derecho internacional con impunidad.
Así lo señaló en la CNN la primera ministra estonia, Kaja Kallas: «Si cedemos, Putin ganará la guerra, eso será una catástrofe para todos. Significará más conflictos, más guerras, más escasez de alimentos».