Norte de África
Organizaciones feministas en Marruecos luchan por acabar con la poligamia y el matrimonio infantil
Marruecos enfrenta meses decisivos para reformar el Código de Familia o Mudawana. Las organizaciones feministas marroquíes llevan años pidiendo que se haga una revisión de esta legislación por ser perjudicial para las mujeres. El pasado mes de septiembre, el monarca alauí, Mohamed VI, emplazó al presidente del Gobierno, Aziz Ajanuch, a redactar un nuevo Código de Familia y le otorgó seis meses para llevar a cabo esta delicada tarea.
El Rey de Marruecos ya se había abierto a esta posibilidad hace más de un año. Pero, finalmente, hace cuatro meses, Mohamed VI dio el paso definitivo, y a través de un comunicado del Gabinete Real, anunció una reforma muy esperada, sobre todo, entre las mujeres marroquíes. La Mudawana, es de las pocas normativas que en Marruecos está basada en la sharía o ley coránica, por ello debe ser el monarca, en su papel de Comendador de los Creyentes, quien dé el primer paso para su revisión.
Por este mismo motivo, la nueva redacción tendrá que estar supervisada por un Consejo Superior de Ulemas, aunque también se ha requerido la participación de los agentes sociales. Así las cosas, las organizaciones feministas en Marruecos han visto una gran oportunidad, ya que el Código de Familia no se había vuelto a tocar desde 2004, cuando fue aprobado durante los primeros años de reinado de Mohamed VI. A pesar de que en su momento supuso un avance en cuanto a la consagración de los derechos de la mujer, la sociedad ha avanzado y este colectivo exige cambios profundos.
«El primer objetivo de la reforma debe ser que las mujeres tengan los mismos derechos que los hombres en todos los aspectos de la vida cotidiana», explica a El Debate Stephanie Willman Bordat, socia fundadora de Mobilising For Rights Associates, una organización con más de 20 años de experiencia en la defensa de los derechos de la mujer en Marruecos. La activista señala que, ante esta nueva oportunidad que se les ha abierto, todas las organizaciones feministas buscan los mismos objetivos. «La primera modificación que queremos implementar es que los hombres y las mujeres sean iguales en la tutela de sus hijos. En este momento, únicamente los hombres pueden ser los tutores legales», señala.
En Marruecos, las madres no tienen ni voz ni voto en decisiones tan elementales como dónde van sus hijos al colegio. En esta misma línea y bajo el epígrafe del papel de la mujer en el núcleo familiar, abogan por que las mujeres puedan obtener el divorcio igual que los hombres. «Los hombres pueden divorciarse de sus esposas sin razón y decidiendo unilateralmente por sí mismos. Y las mujeres, por otro lado, tienen que probar que el marido ha cometido algún tipo de falta grave». Pero, entre los cambios más acuciantes, se encuentran la abolición de la poligamia y el matrimonio infantil. Aunque la edad legal para casarse en Marruecos se establece en los 18 años, se permite a los jueces autorizar que una niña pueda casarse con un hombre adulto.
«Se suponía que esto [autorización judicial] debía de ser excepcional. Pero las últimas investigaciones demuestran que el 85 % de las peticiones de autorización de matrimonios infantiles son concedidas. Es decir, más de ocho de cada diez veces se aprueba. Y es discriminatorio contra las mujeres porque el 99 % de las veces que se habla de menores de 18 años son niñas», denuncia Stephanie.
En cuanto a la poligamia, en Marruecos los hombres pueden tener hasta cuatro mujeres, siempre y cuando, el marido demuestre que puede mantenerlas económicamente y ellas estén de acuerdo. Sin embargo, la realidad es mucho más cruda. El consentimiento por parte de las mujeres no suele ser tal, y en caso de negarse, muchas acaban divorciadas y en la calle, al no tener recursos económicos.
Las organizaciones feministas, aunque han visto una ventana de oportunidad, son conscientes de que no todas sus peticiones serán incluidas en la reforma del Código de Familia. «Creo que la pregunta es ¿hasta dónde llegarán los cambios? ¿Y si los cambios van a ser lo suficientemente claros y específicamente detallados como para que puedan ser implementados y aplicados por los actores públicos que tienen que aplicar la ley?», reflexiona la socia fundadora de Mobilising For Rights Associates.
Aún así, Stephanie apunta que tienen «grandes esperanzas», especialmente, a lo que se refiere a la prohibición del matrimonio infantil. «Ha sido un gran problema durante mucho tiempo y todo el mundo se está uniendo en torno a él. Es una de las cosas que estamos bastante seguros de que cambiará», confiesa a El Debate.