Presencia policial en una manifestación de profesores en Marruecos
La ONU mete al zorro en el gallinero al dar a Marruecos la presidencia del Consejo de Derechos Humanos
Marruecos ha sido denunciado en numerosas ocasiones por torturas, reprimir manifestaciones, perseguir la libertad de expresión y prensa, organizar juicios farsa contra activistas y violar los derechos humanos del pueblo saharaui
A pesar de sus denuncias por violación de derechos humanos, Marruecos presidirá en 2024 el Consejo de Derechos Humanos de la ONU.
Con 30 votos a favor, el Consejo decidió poner al zorro a guardar a las gallinas y el embajador marroquí ante el Consejo, Omar Zniber, presidirá la asamblea durante el presente año.
En una votación secreta, Zniber derrotó al candidato sudafricano, Mxolisi Nkosi, que recibió 17 apoyos. De hecho, Sudáfrica criticó la elección de Zniber como presidente por la violación de los derechos humanos en el Sáhara Occidental, ocupado por Marruecos.
La presidencia marroquí de un foro de la ONU de derechos humanos sorprende por las denuncias acumuladas por el gobierno marroquí.
Las denuncias se centran en la ocupación y represión del pueblo saharaui, pero también por la represión de derechos humanos entre la misma población marroquí, como torturas a detenidos, represión de la libertad de expresión y del derecho de reunión, la eliminación de toda oposición real, en particular, de los críticos con la monarquía alauí, o la falsificación de juicios para condenar a periodistas y activistas incómodos.
Amnistía Internacional denunció en un reciente informe que las autoridades marroquíes «siguieron aplastando la disidencia, dispersando protestas pacíficas y restringiendo las actividades de varias organizaciones que consideraban opositoras».
Sobre el Sahara, advierte el informe de Amnistía Internacional que «se endureció la represión contra activistas saharauis» durante el período 2022-2023.
El informe también cita la violencia de la policía marroquí contra los inmigrantes subsaharianos, que causó al menos 37 muertes entre inmigrantes que trataban de cruzar la valla de Melilla.
El informe detalla casos concretos de profesores universitarios detenidos e interrogados por su participación en foros civiles de defensa de los derechos humanos.
También recoge la detención, enjuiciamiento y condena de defensores de derechos humanos. En particular, la condena a dos años de prisión de Saida Alami, una activista crítica con la política represiva de Marruecos, por unas publicaciones en redes sociales donde criticaba los ataques a periodistas.
Cita también el caso del activista Rida Benotmane, condenado a tres años de cárcel por «insultar a funcionarios públicos» y «difundir denuncias falsas». La denuncia se centró en unas publicaciones realizadas por Benotmane en internet donde criticaba a las autoridades por no defender los derechos humanos en Marruecos.
La misma ONU que ahora da a Marruecos la presidencia de su Consejo de Derechos Humanos concluyó el pasado mes de julio por medio de su Grupo de Trabajo sobre la Detención Arbitraria que las autoridades marroquíes habían detenido de forma arbitraria y sometido a un juicio injusto al periodista Suleiman Raossouni.
Marruecos está también en el ojo del huracán por el caso de espionaje contra políticos y periodistas en el extranjero usando el software israelí Pegasus, un caso que ha salpicado de lleno al gobierno español.
Además, la activista saharaui, Aminatou Haidar, exiliada en España y a la que el gobierno español trata de entregar a las autoridades marroquíes, sufrió un ataque contra su teléfono móvil por parte de Marruecos usando el software espía.
Marrueco también ha reprimido manifestaciones de profesores en defensa de mejores condiciones laborales. La policía golpeó brutalmente a profesores en manifestaciones en todo Marruecos, además de detener a varios de ellos por alterar el orden público.
Las manifestaciones más violentamente reprimidas, sin embargo, fueron las organizadas en el Sáhara Occidental en defensa de la autodeterminación del pueblo saharaui.
