Macron recurre a Attal como primer ministro con una misión: relanzar a La República en Marcha
De salir airoso, Gabriel Attal podría verse ungido por el mandatario galo como su sucesor de cara a las elecciones presidenciales del 2027, pero antes deberá revertir las elecciones de cara a las Europeas
Haciendo uso de su prerrogativa como presidente, Emmanuel Macron ha elegido a Gabriel Attal, de tan solo 34 años, como nuevo primer ministro de Francia para tratar de enderezar su turbulento segundo mandato.
El sucesor de Élisabeth Borne en Matignon es el jefe de Gobierno más joven de la V República. Apodado «mini Macron» por algunos, Attal es, según una encuesta publicada en diciembre por Ipsos-Le Point, el político más popular de Francia con una aprobación del 40 %, trece puntos por encima del presidente.
El nuevo primer ministro procedía del Partido Socialista y trabajó en el gabinete del ministro de Sanidad durante la presidencia de François Hollande hasta unirse al movimiento encabezado por Macron en el final de su campaña. Bajo las siglas de La República en Marcha, Attal obtuvo en 2017 año un escaño en la Asamblea Nacional por la circunscripción de los Altos del Sena, un tradicional bastión de la derecha. Si bien algunos ven un riesgo en la elección de Macron debido a su juventud, Attal ya cuenta con una dilatada experiencia en política. Tras compaginar sus labores como diputado y portavoz del partido del presidente, en 2018 fue nombrado secretario de Estado de Juventud, destacando por su ambición y capacidad de trabajo. Ese mismo año hizo pública su homosexualidad.
Desde su entrada en el Gobierno, el ascenso de Attal ha sido meteórico, ejerciendo como portavoz, ministro de Acción Pública y Presupuesto, y finalmente ministro de Educación. Su popularidad y olfato mediático le han convertido en un activo clave para Macron, quien lo ha puesto en primera línea en muchas ocasiones para defender sus impopulares reformas. A pesar de haber estado poco más de un año al frente de la cartera de Educación, sus reformas han sido notorias.
Por ejemplo, anunció la prohibición de las abayas en las escuelas, la vuelta de la repetición de cursos, y la separación de estudiantes en función de su nivel para hacer frente al fracaso escolar. Estas medidas fueron bien vistas por sectores de la derecha política, aunque para muchos Attal se mantiene como el principal referente del ala izquierdista del macronismo. Queda por ver si su popularidad y capacidades políticas serán suficientes para afrontar la misión que le encomienda Macron: continuar con el plan de reformas sin tener mayoría parlamentaria y revertir la tendencia en las encuestas de cara a las próximas elecciones europeas.
En definitiva, Gabriel Attal tendrá que lidiar con unas circunstancias especialmente adversas. El plan de reformas laborales Macron y la necesidad de reducir el gasto público auguran unos meses muy difíciles en un clima ya de por si tenso tras las polémicas medidas adoptadas el año pasado en materia de pensiones e inmigración.
Además, el primer ministro se verá obligado a un acercamiento con los partidos de la oposición para tratar de aglutinar las mayorías necesarias que permitan continuar con la agenda marcada por el Elíseo. Pese a la evidente dificultad de la empresa, de salir airoso, Attal podría verse ungido por Macron como su sucesor de cara a las elecciones presidenciales del 2027, aunque la política nos ha mostrado que a un ascenso fulgurante le puede seguir muy fácilmente una caída aún más pronunciada.