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El presidente francés Emmanuel Macron

El presidente francés Emmanuel MacronAFP

La subcultura de la muerte

Macron recurre a la vieja «pompa monárquica» para incluir el aborto en la Constitución republicana francesa

El presidente francés sellará la inclusión del aborto como derecho constitucional en una ceremonia en el Palacio de Versalles

Del mismo modo que en España se habla del «síndrome de la Moncloa» que amenaza sin excepción a todos nuestros presidentes y que, una vez dominados por el mal, entran en una espiral autodestructiva hasta que son desalojados del Gobierno, a los franceses les pasa algo similar.

Dicen entre nuestros vecinos galos que a sus presidentes de la República les ronda la tentación de revestirse de los viejos armiños de la dinastía borbónica, interrumpida por los revolucionarios del Directorio en 1789 y, cuando finalmente se los echan a los hombros, los franceses comprenden que ha llegado el momento de mandarlos a su casa.

Algo así es lo que parece que le está sucediendo a Emmanuel Macron, quien ha decidido dotar de la pompa monárquica a una de sus decisiones más siniestras: la introducción del derecho al aborto en la Constitución de la República.

La reforma constitucional ya ha recibido el visto bueno de la Asamblea Nacional y del Senado, pero ahora, los 577 diputados y 348 senadores deberán dar su aprobación definitiva en una sesión conjunta, el llamado Congreso de Versalles.

La votación será este lunes y el escenario el suntuoso palacio levantado por Luis XIV en esta villa regia del extrarradio de París. Para ser más exactos, una sala anexa a la residencia de los antiguos monarcas franceses.

Se trata de una vieja obsesión de Macron, que ya intentó colarlo en la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea aunque sin éxito, debido a que necesita la unanimidad de todos los Estados miembro.

Con todo, Macron no asistirá a la votación, ya que el jefe del Estado tiene prohibido asistir a las sesiones deliberativas del Congreso.

Los congresistas votarán en una sala decorada con cuadros que representan la vida, victorias y glorias de Napoleón Bonaparte: un elemento más para dotar de simbolismo a la reforma.

De esa manera, el despropósito es tal que Macron quiere que el aborto quede sellado y blindado no solo mediante su inclusión en la Constitución, sino que se convierta en un elemento fundacional más de la nación francesa dotándolo de un simbolismo que retrotraiga al pasado monárquico, imperial y revolucionario francés.

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