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Imagen del Ivan Khurs, uno de los buques destruidos por los misiles ucranianos en SebastopolRedes Sociales

La Flota rusa del Mar Negro queda inoperativa tras perder un tercio de sus buques

Rusia ha sufrido un duro golpe al perder gran parte de su poder naval y decidir alejar lo que le queda ante la incapacidad de proteger sus buques

La poderosa Flota rusa del Mar Negro ha quedado inoperativa tras sufrir una contundente derrota ante los drones de superficie y misiles Neptune ucranianos.

Sin prácticamente Marina de guerra, Ucrania no solo ha sido capaz de mantener a raya a los buques de guerra rusos, sino que incluso ha logrado golpear, destruir y dejar inutilizados una gran cantidad de barcos, incluidas grandes fragatas lanzamisiles, corbetas y buques de desembarco, además de numerosas patrulleras.

Para Ucrania, inutilizar la Flota rusa del Mar Negro era fundamental por varios motivos. Primero para alejar la amenaza de un posible desembarco ruso en Odesa.

En segundo lugar, para desbloquear las vías marítimas de exportación de gran ucraniano, fundamental para la economía ucraniana y para garantizar la seguridad alimentaria mundial.

El último barco en ser golpeado por los misiles ucranianos ha sido particularmente simbólico. Se trata del barco de inteligencia Ivan Khurs, empleado como buque de mando de la Flota del Mar Negro.

El Ivan Khurs sufrió el impacto de un misil Neptune durante el ataque ucraniano a la base naval rusa de Sebastopol, en la Crimea ocupada, el 23 de marzo. En el ataque también resultaron dañados los buques rusos Yamal y Azov.

Los misiles ucranianos dejaron también muy dañado el barco de asalto Kostyantyn Olshansky, otro objetivo emblemático, ya que se trata de un buque originalmente perteneciente a la marina de guerra ucraniana pero que fue incautado en 2014 por los rusos durante la ocupación de Crimea.

Hasta ahora, el mayor golpe sufrido por la Flota rusa del Mar Negro fue el hundimiento del crucero lanzamisiles Moskva, hundido en abril de 2022, en los primeros compases de la guerra.

El hundimiento del Moskva supuso el pistoletazo de salida del proceso de derrota de la Flota del Mar Negro. Poco después, Rusia se vio obligada a abandonar la isla de las Serpientes, una posición clave para garantizar el bloqueo naval a los buques mercantes ucranianos.

El portavoz de la marina ucraniana de guerra, Dmytro Pletenchuk, reconoció que «el objetivo final es la desaparición total de buques militares de la Federación Rusa en las regiones de Azov y del mar Negro». Por el momento, todo parece indicar que están teniendo éxito.