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La gente se reúne alrededor del cadáver de un automóvil utilizado por el grupo de ayuda estadounidense World Central Kitchen

El automóvil utilizado por el grupo de ayuda estadounidense World Central KitchenAFP

Así fue el ataque israelí contra el convoy humanitario que mató a los siete trabajadores de la ONG del chef José Andrés

Un avión no tripulado de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) bombardeó hasta en tres ocasiones los vehículos en los que viajaban los cooperantes de World Central Kitchen

Israel afronta un duro golpe a su credibilidad internacional tras el ataque contra un convoy humanitario en la Franja de Gaza durante la madrugada del domingo al lunes y que acabó con la vida de siete trabajadores humanitarios de la organización no gubernamental World Central Kitchen (WCK), fundada por el chef español José Andrés. Todos los indicios apuntaban a las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) como responsables del bombardeo. Por ello, Israel anunció ayer la apertura de una investigación independiente para esclarecer el suceso. Aún así, a medida que pasaban las horas, se iban conociendo más detalles de cómo se produjo el ataque.

WCK aseguró, a través de un comunicado donde también confirmó la muerte de sus cooperantes, que el bombardeo se produjo en una «zona desmilitarizada» en el centro de la Franja y que, además, la operativa había sido coordina previamente con el Ejército israelí. La ONG del chef español señaló que el convoy humanitario fue alcanzado cuando salía del almacén de Deir al-Balah, donde el equipo había descargado más de 100 toneladas de ayuda alimentaria humanitaria llevada a Gaza por la ruta marítima desde Chipre, inaugurada el pasado mes de marzo.

Según han apuntado fuentes de Defensa de Israel al medio Haaretz, un avión no tripulado disparó hasta tres misiles contra el convoy de ayuda humanitaria en el que viajaban los cooperantes de WCK. La ONG denunció que los coches blindados estaban perfectamente identificados con el logotipo de la organización cuando tuvo lugar el ataque. Unos datos que estas mismas fuentes confirmaron. El periódico citado anteriormente y basándose en las mismas fuentes, apunta que la unidad responsable de la seguridad de la ruta que recorría el convoy identificó a un hombre armado en el camión y sospechó que se trataba de un miliciano de Hamás.

Una vez que el convoy humanitario salió del almacén y emprendió el camino de vuelta, previamente acordado con las FDI, se dio la orden a los operadores de los drones de lanzar el primero de los tres ataques. Tras el impacto del primer misil contra el coche de los cooperantes, los pasajeros intentaron trasladarse a otro vehículo y fueron atacados una segunda y tercera vez. El último misil fue el que acabó con la vida de los trabajadores humanitarios. Este no es el primer ataque contra cooperantes de la ONG del chef español, pero sí el primero con víctimas mortales. El pasado fin de semana, un francotirador del Ejército israelí disparó contra un coche que se dirigía a un almacén de alimentos en Jan Yunis, al sur de Gaza. Alcanzó el parabrisas del coche, pero el voluntario que iba dentro resultó ileso.

La organización no gubernamental anunció inmediatamente el cese de toda su actividad en la región y acusó a Israel de utilizar los alimentos como «arma de guerra». «No es sólo un ataque contra el WCK, es un ataque contra las organizaciones humanitarias que aparecen en las situaciones más terribles. Es imperdonable», declaró Erin Gore, directora ejecutiva de World Central Kitchen. El propio José Andrés se mostró «desconsolado» y «afligido». «El Gobierno israelí debe poner fin a esta matanza indiscriminada. Tiene que dejar de restringir la ayuda humanitaria, dejar de matar a civiles y trabajadores humanitarios y dejar de utilizar los alimentos como arma. No se perderán más vidas inocentes. La paz comienza con nuestra humanidad compartida. Tiene que empezar ahora», pidió el chef español.

Israel anunció ayer la apertura de una investigación independiente a cargo del Mecanismo de Investigación y Evaluación de Hechos. El portavoz del Ejército hebreo, el contraalmirante Daniel Hagari, aseguró que estaban revisando el incidente «a los más altos niveles» para tratar de esclarecer lo sucedido de «forma exhaustiva y transparente». Poco después, a través de un vídeo colgado en sus redes sociales, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, admitió la autoría israelí del bombardeo, que calificó de «trágico». El mandatario israelí, que acababa de ser dado de alta del hospital tras ser operado por una hernia, aseveró que las tropas israelíes «golpearon involuntariamente a personas inocentes» y prosiguió diciendo que «esto sucede en la guerra». Netanyahu incidió en que investigarían el ataque.

La comunidad internacional ha mostrado su condena y ha exigido a Israel que dé explicaciones sobre lo sucedido. Los cooperantes fallecidos son de Australia, Polonia, el Reino Unido, un ciudadano con doble ciudadanía de Estados Unidos y Canadá, y Palestina. La mayoría de estos países ya han pedido las explicaciones pertinentes. El primer ministro de Australia, Anthony Albanese, elevó el tono al pedir a Israel que «rinda cuentas» por la muerte de una cooperante australiana en el ataque. Este bombardeo pone otra vez contra las cuerdas a los gazatíes, que dependen de la ayuda humanitaria para poder sobrevivir, tras seis meses de guerra en el enclave palestino. WCK ha tenido que volver a Chipre con 240 toneladas de alimentos que no ha podido descargar.

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