La batalla clave para Ucrania se libra ahora en Chasiv Yar, la puerta al Donbás
El congelado frente ucraniano empieza a descongelarse con los primeros vientos primaverales. Rusia empuja al Ejército ucraniano que no solo lucha contra las tropas de la Z, sino también contra la escasez de municiones y hombres en el frente. El Kremlin busca asestar un nuevo golpe en el tablero de la guerra, tras la caída de la ciudad ucraniana de Avdivka, el pasado mes de febrero. Chasiv Yar, una localidad situada a unos 20 kilómetros de Bajmut, es ya el siguiente objetivo para las tropas del Kremlin.
Las fuerzas rusas, según documenta el Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW, por sus siglas en inglés), han intensificado sus esfuerzos al oeste de Bajmut como preludio a la toma de Chasiv Yar, la última localidad en manos de los ucranianos antes de la ciudad de Kramatorsk, considerada como la puerta a la región del Donbás. Ucrania afirma que la ciudad se encuentra bajo «fuego constante». Asimismo, el canal de Telegram, Deep State, que cuenta con fuentes cercanas al Ejército ucraniano, ha informado de que las fuerzas rusas «entraron en las casas» de la periferia oriental de la ciudad.
Mientras que los soldados rusos avanzan desde el este y el sur de esta pequeña ciudad –antes de la guerra contaba con una población de tan solo 12.200 personas, que ahora ha quedado reducida a 800–, Chasiv Yar amenaza con convertirse en la próxima gran batalla en la disputada región del Donbás. El Instituto para el Estudio de la Guerra, que lleva monitorizando el conflicto desde el inicio de la invasión rusa de ucrania, en febrero de 2022, han constatado que Moscú ha estado enviando más tanques y vehículos de combate de infantería para futuras incursiones a lo largo de la línea del frente. Ante esta situación, expertos militares occidentales temen que el Ejército ruso se esté preparando para lanzar una importante ofensiva terrestre a finales de mayo o junio con el objetivo de romper las líneas defensivas ucranianas.
Chasiv Yar posee un valor estratégico relativo, ya que se encuentra localizada en un terreno elevado, lo que dotaría a las tropas rusas de una ubicación ventajosa para lanzar nuevos ataques contra otras ciudades cercanas como Kramatorsk o Sloviansk. Este viernes, los medios rusos, citando fuentes oficiales, aseguraron que Rusia había conseguido entrar en los suburbios de la ciudad ucraniana. Sin embargo, Kiev desmintió categóricamente estas afirmaciones. «Chasiv Yar sigue bajo nuestro control y todos los intentos del enemigo de penetrar el asentamiento han fracasado», aseveró ayer el comandante en jefe, Oleksandr Syrskyi, a través de un mensaje de Telegram.
Sin embargo, el pueblo de Vodiané, a unos cinco kilómetros de la ciudad de Donetsk, en el este de Ucrania, sí ha acabado cayendo en manos del Ejército ruso La última gran victoria de Rusia fue la toma de la ciudad de Avdika, el pasado mes de febrero, que supuso un avance tangible para el Kremlin en el campo de batalla, que no había conseguido ninguno desde la toma de Bajmut, el pasado año. Para Ucrania, la caída de esta urbe fue un duro golpe. Las fuerzas ucranianas, que acusan una escasez de municiones, se han visto obligadas a cambiar de estrategia y se han puesto como objetivo la industria petrolera rusa, fuente de ingresos con la que el Kremlin financia su agresión al país vecino.
Sin ir más lejos, los servicios secretos ucranianos informaron, ayer, de que habían conseguido destruir un oleoducto utilizado para transportar derivados del petróleo al puerto ruso de Azov, situado en la desembocadura del río Don y cerca del mar del mismo nombre. Drones ucranianos también llegaron, este martes, hasta la república rusa de Tatarstán, a más de mil kilómetros de la frontera, en otro ataque contra una de las refinerías de petróleo más grande de Rusia.