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Revueltas en Nueva Caledonia

Revueltas en Nueva CaledoniaAFP

Francia envía al Ejército a Nueva Caledonia y se habla de riesgo de guerra civil

Una disputa por el censo electoral ha llevado al territorio francés de ultramar a una situación prebélica

Francia se enfrenta a una situación prebélica sin precedentes en su territorio de ultramar de Nueva Caledonia con ecos de las crisis de descolonización de la segunda mitad del siglo XX.

La decisión de ampliar el censo electoral a decenas de miles de nuevos votantes residentes desde hace al menos 10 años en Nueva Caledonia ha desatado una oleada de violencia con armas de fuego del todo inesperada.

Este territorio, que rechazó su independencia en un doble referéndum en 2020 y 2021, teme que la ampliación del censo diluya la identidad de las comunidades originarias del territorio de etnia kanaka al restarles poder legislativo.

Más allá del trasfondo político, al presidente francés Emmanuel Macron le resulta intolerable el estallido de una rebelión armada en un territorio francés –por tercera noche consecutiva los tiroteos e incendios han sido la tónica en la capital, Numea– y ha declarado el estado de emergencia y desplegado al Ejército.

Con la llegada de los refuerzos militares y policiales son ya 2.700 efectivos con los que cuentan las fuerzas del orden francesas para tratar de recuperar el control en el archipiélago.

En las últimas 24 horas han muerto en este archipiélago francés de Oceanía con 270.000 habitantes cuatro personas.

«Toda violencia es intolerable y será objeto de una respuesta implacable», advirtió Emmanuel Macron.

La violencia de los jóvenes kanakos se ha dirigido de forma particular contra policías y gendarmes –uno de los fallecidos es un gendarme que recibió un disparo en la frente, señala Le Figaro– que han impedido saqueos y robos por parte de los insurgentes.

Las fuerzas policiales se han sorprendido por la extrema violencia de los asaltantes armados, que incluso trataron de tomar una gendarmería en la comuna de Mont-Sore.

Los vecinos, por su parte, se han atrincherado en sus casas y han organizado rondas de vigilancia nocturnas por miedo a los asaltos de grupos armados.

El alto comisionado de la República para Nueva Caledonia, Louis Le Franc, habló abiertamente de «situación insurreccional» y advirtió que «nos dirigimos directamente a una guerra civil».

Según el alto comisionado, son unos 200 alborotadores armados los que han desatado la violencia extrema en el archipiélago, empujando a otros jóvenes a sumarse a los disturbios.

El ministro del Interior, Gérald Darmanin, respaldó esa advertencia: «Son un grupo mafioso que claramente quiere instaurar la violencia».

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