Él, y el mundo islámico
Pedro Sánchez sólo piensa en él y en beneficiar desde su posición privilegiada de presidente de España al mundo islámico
España no cuenta para este presidente, España fue sólo la vía para conducir al país por la vertiginosa caída al abismo islamocomunista.
Pero antes necesitaba fragmentarlo, despedazarlo, triturarlo; de ahí que pactara con separatistas, golpistas, etarras, comunistas, islamo-comunistas, y todos aquellos cuyo único objetivo es romper a España, rendirla en migajas.
La masacre del 7 de octubre les vino como anillo al dedo, sobre todo a él, para ir a rendirse a los pies de la bazofia islamista. No es que le sepan algo, ni siquiera necesitan chantajearlo, a estas alturas ya empiezo a creer que él estaba incluido en el plan.
Pues de lo contrario, por qué tanta premura en desear contentar al grupo terrorista que perpetró el más horrendo pogromo del siglo XXI, a Hamás.
¿Por qué además reconocer un estado que nunca ha querido ser reconocido como estado, y que como ha dicho Jean-Luc Mélénchon pavoneándose de hacer exactamente lo mismo, ha existido cómo sólo pueden existir estos movimientos extremistas y criminales, en perpetuo conflicto?
Pedro Sánchez busca el conflicto con Occidente, necesita del permanente enfrentamiento para lograr determinarse indefinidamente en el poder.
Porque, nadie lo dude, Sánchez no se irá del poder. Ya lo dijo recientemente, que cuando dentro de tres años se celebren elecciones de nuevo, ganarían otra vez. No ganaron, eso lo sabe hasta el gato, pero él todo lo revienta y lo revuelve a su ganancia individual y personal. Sigue recordándome a Fidel Castro, con su mantra de «convertiremos el revés en victoria».
No le interesa Occidente, es más, como todo dictador, desprecia la alegría y el éxito de Occidente. En las últimas semanas lo ha dejado claro, busca completar la islamización de Europa y de España mediante la ideología comunista, desde la izquierda. También por eso querría pasar a la historia.
Y como ya en España ha hecho lo que ha querido, y ha impuesto las leyes a su antojo, se cree Rey y Señor, aunque ahora el país se le queda chiquito. La perspectiva es voltearse hacia Oriente Medio, aliarse con lo peor y más pútrido, utilizando el recurso tan manido de una paz, esa paz que los árabes jamás han deseado.
No se confundan, Pedro Sánchez no es bobo, es malo, es un ser demoníaco, pérfido y muy peligroso para España como se ha podido comprobar, y para Europa, como se verá en breve sino se le atan las manos y los pies y se le echa de golpe. Costará, pero todavía se puede.
Para lograrlo hay que echar de Europa a todo lo que empaña y hunde en las tinieblas, como a la Úrsula von der Leyen, que no es amiga del PP, como creen, es socia de Pedro Sánchez y de todo lo que huela a destrucción de las libertades.
Al parecer vamos en camino de darle la merecida patada. Ojalá, o como a ellos les gustaría más: Inch’Allá. Hínchala, hínchala, pero a empujones, p’a fuera catarro.
Nadie conoce lo qué ha negociado en verdad Sánchez en el pasado con el Rey de Marruecos, tampoco se sabe lo que ha negociado con Hamás, con los talibanes, con los que también se lleva y se entiende a partir un piñón, y mucho menos lo que acaba de negociar –la veracidad, y no la takkiya (la mentira)– con su homólogo turco Recep Tayyip Erdogan. Nada bueno será para los españoles, para él lo máximo… O sea, todo.
Seguramente veremos caer por España a cientos de refugiados palestinos que no tienen por qué huir de una guerra hacia este país, teniendo a Egipto y a Jordania al lado; por cierto, Palestina es Jordania, ¿o no?
Los palestinos debieran marcharse de inmediato hacia esos dos países, o de lo contrario para el resto de los países árabes cuya economía es muchísimo más avanzada y floreciente que la española y la europea.
¿Por qué no se negocia con los líderes de esos países islámicos? ¿O es que ni ellos quieren tener nada que ver con los palestinos, que convirtieron al Líbano, la Suiza de Oriente, en uno de los países más pobres de la región?
Pedro Sánchez sólo piensa en él y, por el momento, en beneficiar desde su posición privilegiada de presidente de España al mundo islámico, tal vez con la intención de que el mundo islámico asegure su infinita estabilidad en el poder y un día le deba algo que él considere importante. Lo que sería, todavía no lo sabemos.