¿Qué pasó con Franco? El borrado político de la historia de España
Para quienes visitamos España con frecuencia e imagino que también, para los propios españoles, resulta al menos curioso que parte de la historia reciente del Reino de España esté silenciada
Tras recorrer por enésima vez parte del territorio español, esta vez visité Madrid, Sevilla, Jerez de la Frontera, Cádiz, Santander, Fuenterrabía y Pamplona. Es sorprendente como la figura de quien gobernara España por 36 años, haya sido borrado de la faz peninsular.
Hay quienes consideran que el gobierno de Francisco Franco fue perjudicial para España y hay otros que piensan lo contrario. También existen aquellos que opinan que su gestión, tuvo claros y oscuros, como todos los gobiernos. No obstante, para quienes visitamos España con frecuencia e imagino que también, para los propios españoles, resulta al menos curioso que parte de la historia reciente del Reino de España esté silenciada.
Esta realidad impide hacerse una idea más completa de lo que sucedió bajo ese período. Poco saben los jóvenes españoles de las causas de la guerra civil, de los miles de religiosos asesinados y de los dolores de quienes vivieron persecución y muerte.
Para muchos, especialmente para quienes han gobernado España en las últimas décadas, parece beneficioso o saludable esconder las buenas cosas que sucedieron bajo Franco y magnificar los defectos de su gobierno. Las calles han cambiado de nombre, los edificios fueron rebautizados y el Valle de los Caídos criminalizado. Como el tiempo pasa y los países van cambiando, no parece prudente que los gobiernos de turno escriban la historia a su manera y menos aún, con recursos de los contribuyentes.
Conversando con españoles en distintos pueblos de España, he aprendido que bajo el gobierno de Franco -o bajo la dictadura franquista- como quiera llamársele, también se potenció a España con mejor educación y salud, con infraestructura vial, ferroviaria y de regadío. España quedó muy dañada tras la guerra civil e imagino no fue tarea fácil retornar a la normalidad.
Lo que uno siente en España, es que hoy no hay un relato objetivo de los hechos acaecidos y que las generaciones jóvenes han sido inducidas a un único mensaje histórico. Lo que pasa en España es muy similar a lo sucedido con el gobierno liderado por Augusto Pinochet, que evitó que Chile fuera hoy parte del grupo de dictaduras como Cuba, Venezuela o Nicaragua.
En Chile hasta la Carretera Austral -obra faraónica- que fue impulsada y construida bajo el gobierno militar, ya tiene otro nombre. Chile se ha llenado de calles y homenajes a Salvador Allende, un presidente marxista que destruyó la economía y fue aliado de la órbita soviética y de Fidel Castro y que además, no respetó los derechos básicos de los ciudadanos. Los chilenos pasaron hambre y la propiedad privada no fue respetada. El resultado de su gestión, fue un golpe militar promovido y presionado por la sociedad civil.
Parte de las derechas españolas, según puedo observar, ha sido cómplice de este silencio extraño, que es sectario y atenta contra una buena lectura de un extenso período de la historia de España.
La primera vez que visité la 'Madre Patria' fue en 1981 y desde entonces la he visitado muchas veces -ya perdí la cuenta de cuantas- y he recorrido profusamente sus regiones. Me da pena visitar algunas comunidades autónomas en que la bandera española brilla por su ausencia, y también lugares en donde el idioma español es menospreciado.
Cómo descendiente de españoles quisiera ver a una España más unida, menos ideologizada y más orgullosa de su historia, con sus aciertos y errores. No parece prudente ni justo que la historia de 36 años, sea escondida por unos y otros. Esas acciones «ultras» llevan a los países a conflictos mayores. Los museos y los lugares públicos no pueden ser utilizados como medios de propaganda.
Muchos españoles y lo digo con base real, pues lo he comprobado decenas de veces «in situ», no dicen en público lo que opinan en privado. Ojalá se pueda alcanzar un relato histórico más objetivo de lo que fueron esas 4 décadas -incluyendo la Guerra Civil- para que cada cual pueda sacar sus conclusiones de manera libre. El silencio es enemigo de la verdad histórica.