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08 de septiembre de 2024

Marine Le Pen y Jordan Bardella, la líder y el presidente del partido de Agrupación Nacional (RN) de Francia

Marine Le Pen y Jordan Bardella, la líder y el presidente del partido de Agrupación Nacional (RN) de FranciaAFP

Elecciones legislativas en Francia

Claves de la derrota del partido de Le Pen pese a superar a Mélenchon en millón y medio de votos

Exceso de confianza, mala selección de candidatos, así como un cálculo erróneo de los trasvases de votos han frustrado una victoria en la que creían

Escribe la periodista Nathalie Schuck en su libro Les Naufrageurs, publicado hace un par de meses y muy instructivo para entender el desmoronamiento institucional de Francia en el último lustro, que al poco tiempo ser nombrado primer ministro –el pasado 9 de enero–, Gabriel Attal invitó a Jordan Bardella, presidente de la Agrupación Nacional, a mantener una reunión en el palacio de Matignon, su residencia oficial.

Pese a sus hondas diferencias ideológicas, las relaciones personales entre Attal y Bardella son buenas: según ha podido saber El Debate, ambos se tutean y se llaman por el nombre. Mas cual no fue la sorpresa del primer ministro, según cuenta Schuck, cuando el presidente de la Agrupación Nacional le pidió que le enseñase las estancias privadas de Matignon, Attal se negó.

Esta demostración de exceso de seguridad en sí mismo y de ego sobredimensionado fue seguida de otras durante la reciente campaña electoral para las europeas. Por ejemplo, cuando se negó a debatir con sus contrincantes porque consideraba de poca importancia a la televisión que lo organizaba.

Bardella entona el «mea culpa»

Bien es cierto que el pasado lunes Bardella asumió su «parte de responsabilidad tanto por la victoria en las elecciones europeas como por la derrota» de las legislativas, tras el decepcionante resultado, 126 escaños, a los que se pueden agregar los 17 obtenidos, gracias a la Agrupación Nacional, por la derecha disidente de Eric Ciotti.

Muy lejos, en todo caso, de los 289 necesarios para una mayoría absoluta que aún ansiaban los responsables del partido dos días antes de la segunda vuelta, tal y como lo expuso en estas páginas la víspera de los comicios el alcalde de Perpiñán, Louis Aliot, que no es precisamente un hincha de Bardella dentro del partido lepenista.

En ese momento ya eran perceptibles los errores cometidos por algunos candidatos. Como aquella, en la región pirenaica de Ariège, que reivindicó en X una «Francia depurada». Étnicamente, se entiende. La cúpula lepenista no calculó que esos comentarios siguen produciendo un efecto contraproducente en todo al país debido a su masiva amplificación por una izquierda mediática de fuerza muy superior a pesar de la existencia de medios de derechas cada vez más poderosos, congregados en torno al grupo de comunicación de Vincent Bolloré -Le JDD, Europe1, Cnews (primer canal de información continua)-, sin olvidar la buena disposición editorial de Le Figaro.

La selección de candidatos

Este error de cálculo lleva a otro de la misma naturaleza, pero tocante, esta vez, a la falta de pericia en la selección de candidatos. Se supone que el «Plan Matignon», de conquista de la jefatura del Gobierno, se puso en marcha tras las legislativas de hace dos años y que otorgaba mucha importancia al buen funcionamiento del partido para que estuviese en orden de batalla para los siguientes comicios. Esos disfuncionamientos demuestran que no lo ha estado del todo.

Ignoraron la movilización del voto inmigrante, sobre todo el magrebí

Lo mismo cabría decir en relación con el trasvase de votos entre ambas vueltas, clave para ganar elecciones en Francia. Desde la Agrupación Nacional exageraron las «reservas» con las que creían que podían contar e ignoraron la movilización del voto inmigrante, sobre todo el magrebí.

En su último número, colgado en la web el martes por la noche, Le Canard Enchaîné constataba que, si la participación subió un 20 % entre las dos vueltas, lo hizo en un 25% en los barrios populares y «un 30% en algunas zonas de Estrasburgo», a favor de los candidatos únicos del Nuevo Frente Popular, obviamente, beneficiados por la retirada de los macronistas que podían haberse mantenido.

Por el contrario, cuando estos últimos se mantuvieron en la segunda vuelta, favorecieron la victoria de candidatos de la Agrupación Nacional. Es la prueba negativa de la eficacia del «frente republicano».

Marine Le Pen y Jordan Bardella han acertado al admitir rápidamente estos errores. De momento, la primera gestionará, en la Asamblea Nacional, un presupuesto de alrededor de 20 millones de euros anuales (proporcional a los resultados obtenidos) mientras que el segundo presidirá un grupo de 84 miembros en la Eurocámara. También hay motivos de satisfacción.

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