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El primer ministro de Francia, Gabriel Attal, asume la derrota y presentará su dimisión

El primer ministro de Francia, Gabriel Attal, en el momento en el que presentó su dimisión pública

Dimisiones políticas

Attal, el niño mimado de Macron que le salió rana

- Este «fenómeno» político lideró como el más joven el ministerio de Educación para posteriormente ocuparse del cargo de primer ministro
​- Proveniente de la culta sociedad judío-tunecina que llegó a París

En sólo seis meses, el nombramiento de Gabriel Attal que, supuestamente, venía a representar la nueva hornada del Gobierno de Renacimiento, anteriormente conocido como ¡La República en Marcha!, ha convulsionado la ya de por sí maltrecha política francesa. Un fichaje que se produjo para impulsar un aire renovado después de las movilizaciones por las reformas de las pensiones que preocupaban sobremanera a su jefe.

El primer ministro representaba un papel atrayente en el mundo woke como el más joven, con tan sólo 34 años, cuando accedió al cargo el 9 de enero. Aunque no llega a los 28 de Bardella, la mano derecha de Le Pen, que pretendía llegar al poder en las elecciones anticipadas y legislativas francesas del pasado 9 de junio.

Un plebiscito que supuso una decepción para el amigo de Macron que buscaba a un fiel delfín político que trajera frescura. Bardella salió reforzado mientras Attal sufría las consecuencias de estar en lo más alto.

Ríos de tinta corrieron sobre la orientación sexual del que es, también, el primer ministro francés abiertamente homosexual. Descendiente de padre judío tunecino y de madre de origen ucraniana de Odesa con raíces griegas, se crio en París.

Sin embargo, le achacan provenir de un ambiente acomodado gracias a su progenitor que fue productor de Almodóvar. Su elevación a los altares se produjo cuando confesó que sufría bullying y su fama subió como la espuma.

Representa un perfil insertado en el Estado francés como licenciado en Ciencias Políticas que ha ido escalando desde su puesto como concejal de Vanves (al norte del país) y bregado en los gabinetes ministeriales de François Hollande.

Presentó su dimisión el día después de las elecciones al Parlamento Europeo. Ante una esperada debacle electoral de Macron. Puesto que Attal, presuntamente, no consintió este adelanto electoral y no comprendía el movimiento político inesperado de su jefe.

Finalmente, hoy martes el presidente de Francia aceptaba su renuncia, aunque seguirá en funciones hasta que pasen los Juegos Olímpicos que se celebrarán en París dentro de diez días. Un deseo que ya transmitió el joven para cumplir su papel con la nación de la «Liberté, Égalité, Fraternité». En el 2018 fue nombrado secretario de Estado en el Ministerio de Educación y Juventud del gobierno de Édouard Philippe, convirtiéndose en el miembro más joven de un gobierno en la Quinta República francesa. Otro récord más en su haber.

Se esperaba que Monsieur Attal elevara la popularidad de un Gobierno macronista en horas bajas. Todo gracias a su elevada popularidad en su anterior cargo como ministro de Educación. Además, ha ostentado la portavocía del partido, la secretaría de Educación, la portavocía del Ejecutivo y el ministerio de Hacienda que apenas ocupó 14 meses antes de trasladarse a Educación. Parece que a nuestro protagonista no le ha gustado que su opción política quedara en segundo lugar.

Y, aunque como hemos recordado presentó una dimisión anterior, ahora el Ejecutivo acepta su renuncia con un escueto comunicado. Las últimas informaciones indican que el todavía ‘flamante’ primer ministro, tildado por muchos como `niño prodigio´, se niega a pactar una unión mayoritaria que lo llevaría a unirse con la derecha. Quizás debido a su anterior militancia en el Partido Socialista durante diez años, después de su paso por el Instituto de Estudios Políticos de París. Una opción de pacto que se plantea y busca su partido de centro que quedó en segunda posición en las últimas votaciones con 87 parlamentarios menos.

Attal cuando fue nombrado como portavoz de su grupo parlamentario en la Asamblea Francesa le votaron 84 votos de los 98 diputados. La unanimidad no le apoya dentro de su propia formación.

La campaña resultó corta, pero intensa y la derecha y la izquierda se comieron su pastel. Y su cargo.

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