Por qué la izquierda sudamericana le ha dado la espalda a Maduro
El veto a los observadores internacionales, salvo al Centro Carter y a una selección de elegidos, ha sido la guinda de un pastel que huele a podrido desde hace meses
Nicolás Maduro está solo y lo sabe. El régimen bolivariano está más aislado que nunca y la oportunidad de recuperar lo que nunca tuvo: cierto respeto democrático con la convocatoria de elecciones, la ha perdido antes de que se abran las urnas.
La inhabilitación de María Corina Machado, la de decenas de políticos, los bloqueos para la inscripción de candidaturas, el cierre de medios de comunicación, las detenciones de opositores y las trabas administrativas impuestas para votar en el exterior, entre otros, han echado por tierra cualquier la esperanza de que las elecciones fueran limpias.
El veto a los observadores internacionales, salvo al Centro Carter y a una selección de elegidos, ha sido la guinda de un pastel que huele a podrido desde hace meses. Cada decisión de Maduro para no entregar el poder ha encendido con más intensidad las luces de alarma dentro y fuera de Venezuela. Pero, en esta ocasión, ha sucedió algo sin precedente: la rebelión de sus aliados históricos de la izquierda sudamericana.
Al norte, la nota de color la pone, como es habitual, Andrés Manuel López Obrador (AMLO). La última vez que opinó el presidente de México fue en la mañanera del 28 de mayo, cuando le preguntaron su opinión sobre la inhabilitación de María Corina Machado y lo hizo con estas palabras: «No me quiero meter en eso porque es inclinarme a favor de un grupo».
El primero en llamar a las cosas por su nombre fue Luiz Inacio Lula da Silva tras oír de labios del sucesor de Hugo Chávez, que habría «un baño de sangre» en Venezuela si lo intentaban sacar del Palacio de Miraflores. El presidente de Brasil censuró sus palabras y le advirtió que en unas elecciones lo que tiene que haber es un «baño de votos» y «el que pierde, pierde y se va a su casa».
3 días para las elecciones en Venezuela
Boric respalda a Lula y critica a Maduro por amenazar con un baño de sangre si pierde las elecciones
A la estela de Lula se subió el expresidente argentino Alberto Fernández que recibió como respuesta la retirada de su invitación como «observador» en Venezuela. Por libre, como siempre fue, el expresidente Uruguay, José «Pepe» Mujica, sacudió al régimen al que calificó de contradictorio y le acuso de hacer que «juega a la democracia, pero no».
Gabriel Boric desde Chile, palabra mas palabra menos, dijo lo mismo y hasta el colombiano Gustavo Petro le dio la espalda. De todas las Américas, los únicos «amigos» que defienden a Maduro son el nicaragüense Daniel Ortega y el cubano Miguel Díaz-Canel.
¿Qué pasó para que se rompa el bloque?
Roberto Starke, director de Contexto Político y agudo analista argentino, observa: «El régimen venezolano ha comenzado a ser el origen de múltiples problemas regionales, que transcienden las coincidencias ideológicas. Por ejemplo, Brasil no puede sostener una política ambiental coherente ni proyectos mineros rentables ante la depredación del Amazonas venezolano y los pasos de agua dulce que comparte con su vecino bolivariano».
El proyecto de pacificación de la guerrilla colombiana está siendo saboteado hace años desde CaracasDirector de Contexto Político
«Por otro lado, –continúa– el proyecto de pacificación de la guerrilla colombiana está siendo saboteado hace años desde Caracas ante el evidente asilo que Venezuela le da a los grupos duros del ERC-FARC para seguir operando».
Dicho esto, añade: «Con el paso del tiempo y la merma de los ingresos petroleros, el régimen ya no es una fuente de financiamiento barato o de buena propaganda. Ahora es una fuente intransigente de problemas. A eso se le suma que aunque son de izquierda, los nuevos progresistas de la región son de una generación nueva que no se conectó con Chávez, cómo por ejemplo Gabriel Boric o Luis Arce, en contraste al vínculo que llegó a tener Maduro con Evo Morales o Michelle Bachelet, aunque ésta siempre mantuvo cierta distancia».
EE. UU. y el problema migratorio
Miguel Henrique Otero, director de El Nacional, cuyo edificio en Caracas fue expropiado por Maduro lo resume: «Creo que hay dos razones. La primera es el trabajo diplomático de los norteamericanos que tienen cierta influencia en Lula y Petro, en función del carácter desestabilizador de Maduro en la región. Maduro establece alianzas con casi todas las fuerzas del mal en el mundo y esto –añade– puede ser un argumento».
Si Maduro permanece en el poder uno o dos millones de venezolanos emigrarán para Brasil y ColombiaDirector de El Nacional
Otro, –analiza–, «es el tema migratorio, en Colombia ya hay casi dos millones de venezolanos y en Brasil van a llegar al millón. Los sondeos que se tienen es que si Maduro permanece en el poder uno o dos millones de venezolanos emigrarán. Para Brasil y Colombia sería gravísimo porque una buena parte de este contingente iría a esos dos países».
Se trata de un desembarco de emergencia y oportunista de la izquierda latinoamericanaEscritor, exministro de Asuntos Exteriores y exembajador de Chile en España
Roberto Ampuero, escritor, exministro de Asuntos Exteriores y exembajador de Chile en España, tiene una lectura particular sobre la retirada de los viejos amigos del chavismo. «Se trata de un desembarco de emergencia y oportunista de la izquierda latinoamericana, ante la debacle sucesiva de sus alternativas políticas y económicas, moderadas y radicales».
Dicho de otro modo, «nada les ha funcionado». El panorama destapa, «una crisis mayor: ni Evo [Morales], ni Correa [Rafael], ni Petro [Gustavo], ni Boric [Gabriel]» han logrado mejorar sus países. «Pero –recuerda– tampoco la revolución cubana, hoy en patética agonía; el fracaso del corrupto sandinismo y ahora el régimen de Maduro que, siguiendo la jerigonza bolivariana, condujo a un callejón sin salida a la rica Venezuela».
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El autor de Nunca volveré a Berlín, su último libro, anticipa cómo se van a lavar las manos los viejos aliados. «Ahora emergerá el principio 'a otra rosa, mariposa'. Esperemos a ver cuál es el nuevo modelo que pinte el Foro de Sao Paulo o lo que sobre de él».
La imagen nefasta de Maduro empaña la suerte electoral de todas las izquierdas de este signoHistoriador y profesor en la Universidad CEU San Pablo
José Luis Orella, historiador y profesor en la Universidad CEU San Pablo, reflexiona en similar línea. «La Venezuela de Maduro, asentada en la riqueza petrolífera y agraria, su miseria y emigración masiva procede de la mala gestión y su imagen nefasta empaña la suerte electoral de todas las izquierdas de este signo». Curiosamente –añade– «la desaparición de Maduro en Venezuela puede dar solvencia a la izquierda, y sabiendo, como pasó en Nicaragua en el pasado, que sí tú te vas a la oposición controlando los resortes sociales puedes volver».