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Aquilino Cayuela
Aquilino Cayuela

La campaña de Kursk y las dudas sobre las capacidades militares de Ucrania

Putin estaba tratando de sacar provecho de la sensación de fatiga bélica de Occidente, alentando las voces que cuestionaban el apoyo continuado a Kiev

Actualizada 04:30

Un tanque ruso destruido en las afueras de la ciudad rusa de Sudzha, controlada por Ucrania, en la región de Kursk

Un tanque ruso destruido en las afueras de la ciudad rusa de Sudzha, controlada por Ucrania, en la región de KurskYan Dobronosov / AFP

Desde el 6 de agosto, las fuerzas ucranianas han lanzado una ofensiva internándose en la región rusa de Kursk. No sólo se trata de la mayor ofensiva ucraniana desde la invasión rusa de Ucrania, en febrero de 2022, sino que también se ha producido en un momento en el que las fuerzas ucranianas luchaban por preservar sus escasos recursos a lo largo de las 3.300 millas de frente existentes.

Las fuerzas ucranianas han penetrado decenas de kilómetros en Rusia y se han hecho con el control de 74 pueblos y ciudades en la región de Kursk, haciéndose con más de cien prisioneros rusos, según ha informado el máximo comandante militar de Ucrania. Kiev ha justificado su incursión aduciendo que su principal objetivo es detener los ataques que la artillería rusa lanza desde esta región fronteriza. Según el Gobierno ucraniano, más de 255 bombas planeadoras y cientos de misiles han sido lanzados contra ciudades ucranianas desde la región de Kursk desde principios de verano.

Políticamente, la ofensiva de Kursk tiene otro propósito, según los analistas occidentales, porque permitiría a Kiev dirigirse a sus socios desde una posición de fuerza y sitúa el creciente debate sobre posibles negociaciones de alto el fuego en una perspectiva diferente.

El paso fronterizo cerca de la ciudad rusa de Sudzha, en la región de Kursk, fue destruido durante la incursión ucraniana

El paso fronterizo cerca de la ciudad rusa de Sudzha, en la región de Kursk, fue destruido durante la incursión ucranianaYan Dobronosov / AFP

Pocos observadores occidentales esperaban una ofensiva ucraniana significativa este verano, y menos aún una que pudieran internarse en Rusia. El verano, el clima y el terreno era proclives y Kiev ha demostrado que sigue luchando, lo que disipa dudas sobre su capacidad de resistencia.

Además, las tropas ucranianas han demostrado que son capaces de planificar y desencadenar una ofensiva sorpresa a gran escala en total secreto, a pesar de la presencia de drones y satélites en el campo de batalla que pueden verlo casi todo.

Para entender lo que la incursión en Kursk significa para los ucranianos, es crucial seguir los recientes acontecimientos en Járkov y sus alrededores. Se trata de la segunda gran ciudad del país, uno de los principales centros industriales, culturales y educativos de Ucrania y bastión crucial de su región noreste.

El 10 de mayo, el Ejército ruso inició un asalto largamente esperado contra la ciudad, situada cerca de la frontera rusa y hogar de 1,3 millones de civiles. Desde el otoño de 2022, cuando el Ejército ucraniano liberó esta zona, se había mantenido relativamente tranquila en comparación con el este y el sur, y muchos ucranianos desplazados del Donbás habían buscado refugio allí. Una ocupación rusa de solo una parte de Járkov habría supuesto un dramático revés para Ucrania.

Hasta 50.000 soldados rusos se acercaban a Járkov mientras su aviación enviaba enormes bombas planeadoras desde el lado ruso de la frontera sin apenas impedimentos. En marzo, las defensas aéreas ucranianas casi se habían quedado sin munición, por el retraso de meses de un paquete de ayuda de 61.000 millones de dólares que seguía bloqueado en el Congreso estadounidense.

Durante las primeras semanas de la ofensiva rusa, la ciudad estuvo expuesta a duros bombardeos. En un solo día de mayo, siete personas murieron y 16 resultaron heridas durante un ataque contra una editorial; dos días después, 19 murieron en un ataque contra un hipermercado.

A principios de junio, sin embargo, ya se había suministrado munición adicional para las defensas aéreas. Ucrania también pudo estabilizar la situación con la llegada de algunas brigadas de apoyo, aunque esto dejó más vulnerables algunas posiciones ucranianas en el Donbás.

De otra parte, Ucrania necesitaba mostrar, no solo su capacidad de defensa, sino su músculo militar porque, si recuerdan, hace pocas fechas se hablaba de que Putin estaba tratando de sacar provecho de la sensación de fatiga bélica de Occidente, alentando las voces en Occidente que cuestionaban el apoyo continuado a Kiev, en un momento en que Ucrania ya estaba escasa de recursos militares.

Parece probable que el Kremlin estuviera aprovechando las conversaciones occidentales sobre negociaciones para intentar minar la moral ucraniana. Si Occidente presiona a Kiev para que negocie, los ucranianos pueden imaginar fácilmente el resultado probable: el apoyo militar de sus aliados disminuiría, ya que algunos gobiernos occidentales considerarían ilógico proporcionar más ayuda militar mientras las conversaciones de paz estuvieran en marcha.

Mientras tanto, el Kremlin seguiría fabricando armas. Moscú ya ha dejado claro que pretende militarizar aún más su economía, presumiblemente para prolongar la guerra.

La nueva economía de guerra de Moscú supone un gran desafío para Kiev. El Gobierno ucraniano no ha tenido más remedio que seguir el ejemplo y ajustar su economía para garantizar la disponibilidad permanente de armas y recursos para la defensa.

Meses antes de la incursión en Kursk, cuando muchos observadores occidentales percibían que la guerra estaba estancada, la visión desde Kiev era diferente. En la primavera de 2024, ya estaba claro para muchos de los líderes militares ucranianos que Rusia estaba gastando enormes cantidades de mano de obra y potencia de fuego cada día y que esto ayudaría a Ucrania a largo plazo.

A medida que se han desarrollado las campañas de este verano, la tarea de Ucrania ha consistido no sólo en defender sus propios activos estratégicos y mostrar resistencia frente a los incesantes ataques rusos, sino también en destruir tantos recursos rusos como pueda.

Puede que esto no ofrezca un camino inmediato hacia la victoria, pero puede impedir que Rusia explote su posición actual y alivia el estado de ánimo de los ucranianos.

Al menos, por el momento su ofensiva en territorio ruso parece estar funcionando.

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