Trump pone a la venta pedazos del traje que llevó en su último debate contra Biden: «Es el traje del K.O.»

La campaña electoral en Estados Unidos se aproxima a su recta final después de uno de los episodios más inverosímiles de los últimos tiempos. Biden, tras aguantar más de tres años de legislatura capeando a duras penas las dudas y críticas por su estado de salud, tuvo una actuación cuanto menos preocupante en el debate electoral con el candidato republicano, el expresidente Donald Trump. Tras un primer anuncio de Biden que no se retiraría en la carrera de la Casa Blanca, el todavía presidente dio paso a su vicepresidenta, Kamala Harris para tratar de mantener el poder para los demócratas.

Pero ahora la campaña de Trump se ha retrotraído a este debate para sacar rédito económico y electoral. El expresidente y candidato a otros cuatro años de Gobierno ha anunciado en su red social el lanzamiento de una serie de cartas digitales coleccionables con su rostro. Esta colección lleva el nombre de «América Primero» y consta de imágenes digitales de Trump «bailando» e incluso «sosteniendo bitcoins».

Además de las tarjetas digitales, que tienen un precio de 99 dólares cada una, el expresidente ofrece «tarjetas físicas coleccionables» con una sorpresa: cada una de ellas viene acompañada de un pedazo del traje que llevo puesto Trump durante su último debate con el presidente Biden. El candidato republicano ha calificado esta prenda como «el traje del knockout» ya que el debate fue el detonante para que los demócratas exigieran a Biden su renuncia a la candidatura.

Para obtener este pedazo de tela que Trump presenta como «un trozo de historia estadounidense» lo único que hay que hacer es comprar 15 tarjetas digitales, es decir, gastar 1.500 dólares. Pero aun hay un ofrecimiento mayor para aquellos incondicionales que se puedan rascar más el bolsillo.

Con la compra de 75 tarjetas digitales, y su correspondiente desembolso de casi 7.500 dólares (más de 6.600 €), el expresidente te invita a una cena de gala en su club de campo de Florida. Un lujo solo al alcance de los más adeptos de Donald Trump.