La suspensión de venta de armas a Israel tensa la relación entre Reino Unido y Estados Unidos
La guerra en la Franja de Gaza ha abierto un inesperado nuevo frente. El anuncio del Gobierno británico de que limitará la venta de armas a Israel no ha sentado del todo bien a su mayor aliado, Estados Unidos. A pesar de las presiones internas, incluso, desde el propio Partido Demócrata, el presidente Joe Biden, se ha negado a seguir el ejemplo de Londres y habría advertido al Ejecutivo del laborista Keir Starmer, según pública The Times, de que esta decisión podría perjudicar las negociaciones para conseguir un alto el fuego, que permita la liberación de los rehenes aún en manos de Hamás.
En público, Washington no ha querido explayarse demasiado. El portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos, Matt Miller, aseguró, durante una rueda de prensa, que su país respetaba la decisión «soberana» del Reino Unido, pero matizó que Estados Unidos no secundaría la decisión. «Se trata de una decisión que el Reino Unido tomó basándose en su evaluación. Nos notificaron la decisión y ese fue básicamente el alcance de la conversación», aseveró Miller.
El ministro de Exteriores británico, David Lammy, anunció este lunes en el Parlamento la suspensión de 30 licencias de exportación de armamento a Israel. Lammy explicó que la medida viene justificada por una investigación que determinó que existe «un riesgo claro de que sean utilizadas para cometer o facilitar una grave violación del derecho internacional humanitario» en la franja de Gaza.
Durante su discurso, el ministro de exteriores británico trató de aclarar que «el Gobierno (de Reino Unido) no es un tribunal internacional, de tal manera que los recelos empresariales expresados este lunes no puedan entenderse como un posicionamiento sobre los presuntos abusos que estaría perpetrando Israel».
Sin embargo, la medida ha sido duramente criticada por Tel Aviv. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, acusó a Londres de «envalentonar a Hamás». «Con o sin armas británicas, Israel ganará esta guerra y asegurará nuestro futuro común», aseveró. Por su parte, el ministro de Exteriores israelí, Israel Katz, conocido por su falta de diplomacia, se mostró algo más contenido en esta ocasión y, en un comunicado, confesó sentirse «decepcionado». «Es un paso que envía un mensaje muy problemático» a Hamás y «a sus agentes en Irán», señaló.
Kantz, además, criticó que la medida se anunciara tan solo un día después de que se supiera que el grupo terrorista palestino disparó a quemarropa a seis rehenes israelíes tan solo 48 horas antes de ser rescatados por el Ejército de un túnel en Gaza. La suspensión parcial de licencias afecta, sobre todo, a componentes de aparatos militares, helicópteros y drones, así como equipos para atacar objetivos en tierra.
Se trata realmente de una medida más bien simbólica, ya que las exportaciones de Reino Unido a Israel apenas suponen un 1 % del material bélico que importa el país hebreo. La decisión, sin embargo, sirve para contentar a un sector de los laboristas, que venían reclamando medidas más duras contra Israel por sus acciones militares en Gaza.