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16 de septiembre de 2024

El ministro de Cultura de Italia, Gennaro Sangiuliano, en el festival de cine de Venecia

El ministro de Cultura de Italia, Gennaro Sangiuliano, en el festival de cine de VeneciaEFE

Italia

El caso de la 'influencer' y el ministro de Cultura que pone contra las cuerdas a Meloni

Gennaro Sangiuliano ha acaparado todo el foco mediático por su relación sentimental con Maria Rosaria Boccia, a la que habría nombrado asesora

El Gobierno de Giorgia Meloni se ha visto salpicado por un polémico caso que tiene todos los componentes de un buen culebrón. La historia la protagonizan el ministro de Cultura, Gennaro Sangiuliano, y una popular influencer, Maria Rosaria Boccia, con la que mantuvo una relación sentimental y nombró asesora, aunque Sangiuliano haya negado lo último.

En una carta publicada en el medio italiano La Stampa, el ministro se ha defendido de las acusaciones de «tráfico de influencia» asegurando que «nunca se ha utilizado un euro del ministerio, ni siquiera para un café, para los viajes y estancias de Boccia». Sangiuliano reconoce, en este escrito, que pensó en nombrarla «a título gratuito asesora para grandes eventos», aunque finalmente lo descartó.

En esta misma línea, ha defendido que la presencia de Boccia junto a él en algunas visitas al parque arqueológico de Pompeya (sur) con motivo de la próxima celebración de G7 de Cultura, del 20 al 22 de septiembre, «no tuvo en modo alguno carácter institucional» y «nunca se trataron cuestiones de seguridad». Este escándalo, bautizado como caso Boccia, ha salpicado de lleno a Meloni y ha servido a la oposición de arma arrojadiza contra el Ejecutivo italiano.

El ministro de Cultura de Italia, Gennaro Sangiuliano, y la influencer Maria Rosaria Boccia

El ministro de Cultura de Italia, Gennaro Sangiuliano, y la influencer Maria Rosaria Boccia@mariarosariabocciaofficial

En la otra cara de la moneda, la influencer ha desmentido la versión de Sangiuliano e insistió en que fue nombrada por el propio ministro como asesora para grandes eventos. Para probar su historia, además, ha ido publicando documentos relativos al G7. «Nunca he pagado nada. Siempre me dijeron que el Ministerio reembolsaba los gastos de los asesores, hasta el punto de que todos los viajes los organizaba siempre el secretario jefe del ministro», aseguró en su cuenta de Instagram.

Para echar más sal a la herida, Boccia ha insinuado que sí participó en reuniones preparatorias del G7. «¿Nunca hemos celebrado reuniones operativas? ¿Nunca hemos hecho inspecciones? ¿Nunca hemos intercambiado información?», se pregunta, antes de añadir que «después de ocho días de silencio» la carta del ministro es «un parche peor que el agujero».

Meloni, por su parte, y a pesar de la presión de la oposición, que ha pedido su comparecencia en el Parlamento para dar explicaciones, sigue confiando en su ministro. De hecho, rechazó, este miércoles, la dimisión de Sangiuliano, y esa misma tarde, pidió a su gabinete que «no cometiera errores» porque los estaba «juzgando la historia». Finalmente, y tras el voto de confianza de Meloni, Sangiuliano confesó en el informativo de máxima audiencia de la Rai que mantuvo una «relación afectiva» con la influencer, pidió perdón a su mujer, pero volvió a insistir en que nunca había gastado dinero público.

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