Ricardo López Murphy, diputado argentino: «Las afinidades con Maduro muestran un sesgo psicológico peligroso»

Con un pedigrí político heredado de su padre y una sólida formación como economista, Ricardo López Murphy, se muestra dudoso ante las medidas económicas del presidente Javier Milei, pero es implacable con señalar el descalabro financiero heredado del kirchnerismo.

López Murphy, exministro de Economía y Vivienda del expresidente Fernando de la Rúa (1999-2001) y actual diputado electo por la alianza Juntos por el Cambio, está en la mira de la dictadura de Nicolás Maduro por denunciar penalmente ante la Justicia argentina la presencia de un avión venezolano-iraní «ligado al terrorismo internacional».

Tras sostener un encuentro con empresarios y políticos organizando por la Fundación Internacional para la Libertad (FIL) en el Nuevo Club de Madrid, López Murphy visitó la redacción de El Debate. A continuación, parte de nuestra conversación.

– ¿Le convence la senda económica planteada por el presidente Milei?

–El Gobierno que asumió el 10 de diciembre de 2023 recibió una situación muy caótica y catastrófica. Quizás con una envergadura de descapitalización y situaciones límite como nunca había ocurrido antes.

El problema no tiene una solución indolora y el gobierno quiere que los problemas sean indoloros. Y al revés de todo ese discurso tan firme, en realidad, muchas de las cosas que hace el presidente no son por virtud, son por necesidad. O sea, nosotros no podemos tener déficit, no porque de golpe no hayamos vuelto la Madre Teresa de las finanzas públicas, sino porque no tenemos acceso al crédito ni capacidad de emitir dinero. Estamos en una situación muy frágil y muy vulnerable.

–Pero Milei ha logrado controlar la inflación

–Si, ha bajado, pero logros fáciles en esa materia no los podemos tener. Va a llevar un tiempo volvernos parecidos a nuestros países vecinos en cuanto a régimen cambiario se refiere.

Argentina fue demolida por el kirchnerismo. Fue demolida la credibilidad de sus instituciones y su capacidad de retener capital y recomponerse. Eso va a llevar tiempo aunque usted haga cosas constructivas y positivas.

–Aunque en materia de alquileres ya hay buenas señales ¿no?

–Había una regulación de los alquileres que había cerrado el mercado. Esa fórmula se quitó y volvimos al sistema del Código Civil, o sea, a las instituciones que predominaron durante muchos años.

El error de intervenir en el mercado de la vivienda con arreglos que rechazaba la sociedad fue muy costoso. Ahora se amplió enormemente la oferta y han bajado los precios. Han bajado respecto a lo que estaban, pero siguen siendo onerosos para los ingresos que tenemos.

Lo que ocurrió es que las propiedades que estaban fuera de la oferta del mercado entraron. Ahora, a largo plazo se tienen que construir viviendas y para eso se tiene que invertir en Argentina, pero con la escasez de capital que hay es complicado.

–Pasando a temas políticos ¿Qué opinión le merece el papel del Gobierno de España en el exilio de Edmundo González?

–A mí me parece que tendría que haber sido recibido como presidente electo. Ante un régimen criminal como el de Venezuela debería haber una respuesta más enérgica.

Una cosa es que se reciba al presidente electo expulsado por la canalla que gobierna Venezuela a que usted haga una suerte de refugio de un ciudadano perseguido. Son dos cosas distintas. El mensaje es distinto.

–¿Nota timidez o complicidad con Maduro?

–Me choca mucho que ignoremos las tropelías que han ocurrido y siguen ocurrieron en Venezuela. Las tropelías terribles que ocurrieron en Nicaragua donde pusieron preso a todos los candidatos alternativos a Daniel Ortega y Rosario Murillo. Han expulsado a sacerdotes y a todos los que no podían sojuzgar. Por otro lado Cuba, donde los Castro han logrado que lo novedoso sean los 'alumbrones' y no los apagones.

Es decir, esos regímenes que subsisten bajo una violencia represiva a mí me generan un rechazo muy grande y me cuesta entender cómo se convive con ellos. Voy a usar un lunfardo argentino: se chinchonea, se juguetea con ellos y no hay espacio para juguetear con ellos.

Yo recuerdo líderes de los gobiernos españoles que han estado mediando con gente que cualquiera que conoce la naturaleza de ellos sabe que tienen un profundo trasfondo criminal.

–¿Entre ellos el expresidente Rodríguez Zapatero?

–Sí, entre ellos Rodríguez Zapatero.

–Con Cuba, incluso la Unión Europea sigue financiando proyectos del régimen

–El experimento de los Castro y del Che Guevara fue la mayor catástrofe para Cuba. Una catástrofe de colosales dimensiones. Cuba era cinco veces la República Dominicana en 1958, hoy son con suerte una cuarta parte de Dominicana en cuanto a su ingreso nacional. O sea, ese régimen le ha hecho perder a los cubanos el 80 % de su nivel de vida.

Cuba es una penitenciaría en la que prefieren a los tiburones que a Díaz Canel

Imagínese lanzarse a un mar proceloso de tiburones para escapar de la isla. Cuba es una penitenciaría en la que prefieren a los tiburones que a Díaz Canel.

– ¿Cree que en España hay conciencia del riesgo de replicar estos regímenes?

–Yo diría que a veces hay un sentimiento de que ese es un problema lejano. No lo es para nosotros porque Venezuela, Cuba y Nicaragua se han vuelto gigantescas penitenciarías. Por eso la gente se escapa de esos lugares, escapa masivamente.

En Argentina nos hemos liberado del kirchnerismo que es un pariente lejano de estos regímenes, pero la salida es muy complicada y no nos va a ser fácil dejar atrás el proceso de descapitalización, empobrecimiento y deterioro de la reputación que hemos tenido.

La idea de que la transición hacia un país más próspero y más abierto va a ser sin dificultades, no es cierto. Y lo más grave es que mucha gente atribuye las dificultades al que gobierna ahora, no a los anteriores.

–¿Cuál es la vacuna para inmunizar a las democracias ante el autoritarismo?

–Ser consciente primero de lo que pasó en esos lugares, no ocultarlo, reflejarlo y marcar cuando hay afinidades con esos regímenes. Cuando usted tiene afinidades con Putin, con los ayatolá, con Maduro, Díaz-Canel, con los Ortega-Murillo tiene desde ya un sesgo psicológico peligroso [porque] le gustan los regímenes brutales.