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Kemi Badenoch, candidata al liderazgo conservador británico

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Kemi Badenoch despunta en la carrera por el liderazgo conservador del Reino Unido

La candidata de origen nigeriano saca treinta puntos a su rival, Robert Jendrick, al aprovechar la ineficacia del discurso radical de su rival

El complejo proceso mediante el cual el Partido Conservador está designando a su nuevo líder alcanza ya su recta final: desde que el pasado día 9, los diputados tories eligieran a Kemi Badenoch y a Robert Jendrick como finalistas, ahora la pelota está en el tejado de la militancia, que dispone hasta el 31 de octubre para emitir un voto por vía telemática. El 2 de noviembre se sabrá quién de Badenoch o de Jendrick liderará la oposición a sir Keir Starmer a lo largo de esta legislatura.

Lo que, de momento, llama la atención es la grieta que impera entre el resultado de la votación realizada por los parlamentarios y la tendencia demoscópica: si en la primera se impuso Jendrick por un voto de diferencia —42 frente a 41—, de las intenciones de voto de la militancia se desprende una clara ventaja de Badenoch.

Sin ir más lejos, el tracker diario de The Daily Telegraph del 12 de octubre atribuía una ventaja de 30 puntos —un 68 % frente al 38 %— a la antigua ministra de Comercio de Rishi Sunak. Una distancia que se ha ensanchado considerablemente en los últimos días: el 9 de octubre, según el mismo estudio demoscópico, estaban empatados. Por lo tanto, Badenoch habría ganado diez puntos porcentuales durante ese periodo de tiempo.

Un bandazo que se explica por la radicalidad de ciertas propuestas de Jenrick, siendo la principal de ellas el firme deseo de que, si un día llega a ser primer ministro, el Reino Unido deje de ser miembro del Consejo de Europa —la más antigua de las organizaciones europeas—, y por lo tanto se sustraiga al control jurisdiccional del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (Tedh). Es, en su opinión, la condición para poder controlar la política migratoria sin ningún tipo de ataduras.

Como explicó en la BBC, que abandonar el Tribunal Europeo de Derechos Humanos no era una opinión ideológica, sino un medio para alcanzar objetivos compartidos por millones de personas, entre ellos la deportación de delincuentes peligrosos y la expulsión de sospechosos de terrorismo. «Lo que quiero decir es que nunca podremos alcanzar sus objetivos a menos que abandonemos el Tedh», recalcó. Posteriormente añadió, en declaraciones a otros medios, que «nunca volvería al centro».

Una perspectiva que ya empieza a asustar al ala moderada del partido: el exdiputado Damian Green, antiguo viceprimer ministro, en 2017, en uno de los gobiernos de la hoy baronesa May de Maidenhead, y puntal del One Nation Conservatives, una de las corrientes internas históricas, y también más influyentes del Partido Conservador, ha hecho saber claramente que apoya a Badenoch. Su iniciativa es, de momento, estrictamente personal, pero es muy probable que sea la primera de una larga lista de personalidades tories, aún en activo o no, que en las próximas semanas decida dar ese paso.

Más allá de los posicionamientos individuales de los Tory grandes —así se conoce a las figuras históricas del partido—, es muy probable que Jenrick haya cometido un error estratégico al apostar por una radicalización generalizada de su discurso. De entrada, logra que su adversaria aparezca como una moderada, lo que no es, aunque ha sabido aprovechar esa brecha. También se puede entender que mime a ciertas bases en unas primarias, pues es una de las reglas de la política contemporánea. Sin embargo, para encabezar una oposición creíble y ganar unas elecciones generales -es decir, dirigirse al país y no solo a sus compañeros de partido- se precisa de un discurso más centrado.

En el caso del Partido Conservador, el grueso de la base tiene posiciones firmes, si bien desconfía —tras las experiencias de Boris Johnson y Liz Truss— de las promesas de difícil o imposible cumplimiento. Por eso, como explica a El Debate Leandro Busto, responsable de Conservatives in Spain, la sección española del Partido Conservador, «Kemi [Badenoch] es una persona muy directa, dice lo que piensa y hace lo que dice. Es el cambio que necesitamos porque quiere hacer cambios importantes desde la elección de candidatos hasta las leyes migratorias. Es una ingeniera y los ingenieros suelen buscar la solución que abarca todos los aspectos del problema presentado - costes, viabilidad, solución real y sentido común».

Sobre todo, matiza: en relación con el Tedh, Badenoch se muestra dispuesta a abandonarlo si es necesario, pero cree que primero debe intentarse una reforma más amplia y profunda del sistema británico de inmigración. En su opinión, centrarse en el Tedh «cierra la puerta a la conversación que debemos mantener con todo el país» sobre inmigración, de la que no es muy partidaria. Sin embargo, sus años en el Gobierno la han impregnado de realismo. Dicho de otra forma: las propuestas maximalistas resultan imposibles de aplicar si no se preparan con tiempo. Donde Badenoch no admite variantes es en su denuncia de la ideología woke y de la cultura de la cancelación. Gane quien gane el 2 de noviembre, las próximas sesiones en la Cámara de los Comunes serán animadas.

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