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La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, y el presidente de EE.UU., Joe BidenRedes sociales

La relación con altibajos entre Biden y Sheinbaum por la seguridad jurídica y la inmigración

Joe Biden alabó la toma de investidura de una Sheinbaum rodeada de Díaz-Canel o Petro, pero sus altos funcionarios quieren erradicar la reforma judicial

El actual presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se dispuso a blanquear a la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, en su toma de posesión, hace justo quince días.

Mediante un expresivo comunicado, Biden deseaba a Sheinbaum «una feliz celebración y una presidencia muy exitosa». Tildando la investidura «como histórica» por tratarse de la primera mujer que alcanzaba la Presidencia de México, en un país que acusa la desigualdad, también entre hombres y mujeres.

Obviando la presencia de Díaz-Canel, Petro o la invitación a Putin por parte de la Administración mexicana.

Las congratulaciones se producían mediante un mensaje televisado ya que su mujer, Jill Biden, fue la que asistió a la celebración de la toma del poder destacando, también, la figura de la política socialista: «Es muy importante, al igual que emocionante porque ella (Claudia Sheinbaum) es una mujer tan fuerte, es un gran ejemplo». Para proseguir: «Está tan cualificada, ha sido alcaldesa y las niñas la ven como un ejemplo y sienten que lo pueden repetir».

Los halagos se enmarcan dentro de un comercio bilateral que hoy ronda la astronómica cifra de 800.000 millones de dólares (unos 733.408 millones de euros), de acuerdo con las estadísticas del Buró de Censos de Estados Unidos.

Hasta hace poco, la American Society of Mexico, que preside Larry Rubin, calculaba que en virtud de la relocalización de empresas o nearshoring, el comercio entre ambos países podría alcanzar el trillón de dólares (billón en español).

Unas cuentas pantagruélicas que se pueden ver afectadas por una la Reforma Judicial mexicana en la que se elegirá a los jueces por votación y no por su formación o méritos, entre otros desgastes democráticos.

El embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, advirtió que podría verse deterioradas las relaciones bilaterales entre ambos países debido a esta reforma abusiva, en unas declaraciones explosivas que ofrecía en el Washington Post: «La reforma judicial de AMLO tiene que desaparecer», aconsejó contundente el diplomático.

Sus declaraciones dieron pie a que Andrés Manuel López Obrador (AMLO), entonces presidente de México, «pausara las relaciones» con la megapotencia. Unas manifestaciones incendiarias de cara a la galería que ya usó contra nuestro país en 2022, porque España no había pedido un injustificado perdón por la Conquista, acaecida hace 500 años. Lo que no obliga a que la diplomacia siga actuando con total normalidad, siempre por detrás.

Bank of America tachó la reforma judicial como de muy alto riesgo y la calificadora Fitch opinó que la aprobación de la reforma judicial impactaría negativamente la calificación crediticia de México.

En seguida, el ministro de Economía mexicano, Marcelo Ebrard, y el ministro de Relaciones Exteriores, Juan Ramón de la Fuente, declararon que «Estados Unidos no tiene derecho a criticar las reformas judiciales en México», aduciendo, como siempre, a un supuesto e ideado ataque a su soberanía.

Joe Biden, también, advertía que buscaba promover la seguridad en ambas naciones dada la «desconfianza hacia el aparato de inteligencia de Estados Unidos» que inició Andrés Manuel López Obrador (AMLO), en el anterior sexenio mexicano.

Entre las pretensiones de Sheinbaum se encuentra abrir un canal de colaboración con Washington, puntualmente con la agencia de seguridad que tiene las facultades más amplias en el combate a los cárteles de la droga: Investigaciones de Seguridad Nacional, HSI por sus siglas en inglés.

Una fuente de alto nivel del gobierno norteamericano ha confirmado al diario The Wall Street Journal que la presidenta electa ha prometido ampliar los nexos para desmantelar la cadena de suministro de fentanilo y de otras drogas sintéticas. Así como las redes criminales de tráfico de inmigrantes.

Aún así hay asuntos más que espinosos como el respaldo público a Rubén Rocha Moya, el gobernador de Sinaloa, quien ha sido investigado por el Centro Nacional de Inteligencia por presuntos nexos con el Cártel de Sinaloa. Foco de un expediente de la Fiscalía General de la República sobre el presunto secuestro de Ismael ‘El Mayo’ Zambada, un conocido narcotraficante.

El gobierno mexicano no fue propiamente informado de la detención de Zambada y de Guzmán López (hijo de 'El Chapo' Guzmán). El presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) se ha quejado pública e insistentemente sobre la falta de una respuesta contundente de parte de Washington que explique las dudas que rodean al caso Zambada-Guzmán López.

La laxa estrategia de seguridad del gobierno mexicano frente al crimen organizado afecta en su empaste con Estados Unidos. La fallida estrategia de «abrazos, no balazos», que en lugar de debilitarlo, ha fortalecido al narcotráfico frente a los intereses del Estado, a los de la sociedad mexicanos y a los de la relación bilateral.

Además, para México, el fenómeno migratorio se ha convertido en un problema con una dimensión desbordante. Los nuevos inmigrantes llegan de Cuba, Venezuela y Haití. Se suman a los centroamericanos, particularmente del Triángulo del Norte de Centroamérica (El Salvador, Guatemala y Honduras), más Nicaragua.

La migración mexicana ha crecido en estos últimos 5 años, llegando a ser la de mayor número de todos los países de Hispanoamérica.

Sheinbaum anunció el martes que el actual gobernador de Puebla, Sergio Salomón, sustituirá en diciembre a Garduño, quien afronta un proceso penal por el incendio que mató a 40 migrantes en una estación del Instituto Nacional de Migración (INM), en Ciudad Juárez en marzo 2023, con la promesa de una «mejora del instituto».