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tribunaJuan Ángel Soto

La relación Moldavia-UE, en entredicho ante la exclusión de observadores internacionales

Moldavia se une a casos como Polonia, Hungría y, más sutilmente, España, donde la aplicación de los estándares del Estado de derecho es cada vez más arbitraria y selectiva en función de intereses políticos

Actualizada 04:30

Este domingo, 20 de octubre, Moldavia celebra unas elecciones cruciales que definirán su futuro tanto a nivel interno como en su orientación hacia la Unión Europea. Sin embargo, la exclusión de ONG europeas como observadores electorales ha generado preocupaciones sobre la transparencia del proceso y el compromiso de Moldavia con los estándares democráticos.

Este tipo de acciones no son un fenómeno aislado, sino que reflejan una tendencia creciente en varios países de la región. Moldavia se une a casos como Polonia, Hungría y, más sutilmente, España, donde la aplicación de los estándares –y el discurso– del Estado de derecho es cada vez más arbitraria y selectiva en función de intereses políticos. La UE, que en teoría debería ser un garante de la democracia en su periferia parece mostrar ahora una pasividad alarmante ante estas violaciones, pues mientras aplica sanciones o medidas severas en algunos casos, en otros cierra los ojos ante señales claras de debilitamiento democrático.

La exclusión de observadores internacionales en Moldavia es una señal que debería hacer saltar las alarmas de la UE: en un sistema donde los actores políticos controlan el proceso electoral sin supervisión independiente, la democracia se ve pervertida desde dentro, erosionando la confianza pública. La pasividad de la UE al respecto podría tener consecuencias graves, no solo para la credibilidad del proyecto europeo en Moldavia, sino para la estabilidad democrática en toda la región. A su vez, las futuras relaciones de la UE con Moldavia también se verán considerablemente mermadas ante la previsible falta de legitimidad del gobierno emergente este domingo.

Lo que está en juego aquí no es solo una elección, sino la integridad de todo un sistema político. Si la Unión Europea sigue permitiendo que sus propios principios democráticos sean ignorados por conveniencia política, o instrumentalizados por fines espurios, la credibilidad de sus intervenciones en situaciones como esta quedará seriamente comprometida, perjudicando su papel de liderazgo no solo regional, sino global, como el que sí que ha demostrado recientemente condenando el régimen de Maduro por la falta de legitimidad y garantías de las últimas elecciones en Venezuela.

  • Juan Ángel Soto es fundador de Fortius Consulting
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