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Análisis económicoJosé Ramón Riera

La deuda está fuera de control: solo en septiembre ha sumado 13.671 millones más

Estamos drenando la liquidez de las familias e hipotecando nuestro crecimiento, dejando una herencia impagable a las generaciones venideras

Actualizada 04:30

De momento Escrivá no ha metido mano en los resultados de la deuda. Esperemos que los funcionarios de Banco de España no se dejen intimidar por el gobernador y sigan así, publicando la realidad.

Cualquiera se puede preguntar, porque afirmo esto con tanta rotundidad. Es muy sencillo. El Tesoro Público informó que la deuda de la Administración Central en septiembre había subido en 15.400 millones, y las cifras cuadran. Por lo tanto, para calcular la realidad de la deuda bajo el Protocolo del Déficit Excesivo dependemos del Banco de España y en la consolidación normalmente esa cifra se reduce, como así ha sido, pero en los limites habituales antes de la llegada del nuevo gobernador.

El resultado de septiembre, no por esperado, sigue siendo dramático. A pesar de que los cierres de trimestre son lo que realmente se miran en Bruselas, el dato es aterrador porque a mitad de octubre el Ministerio de Hacienda envió la segunda notificación de deuda y déficit a Bruselas, dando un nuevo estimado de cierre para 2024. La predicción enviada era de 1,622 billones de euros y el cierre publicado por el Banco de España coloca la deuda en 1,636, lo que quiere decir que el Ministerio de Hacienda no hizo caso de los datos del Tesoro Público y mintió descaradamente a Bruselas.

La ensalada de números está servida y me imagino que para enero, y con la nueva Comisión Europea funcionando, la revisión de números será mucho más seria de lo que ha sido este año y empiece de verdad el festival de fuegos cruzados entre objetivos y resultados.

Es cierto que a Pedro Sánchez le va a salvar el puesto los muertos de la DANA de Valencia. Porque aunque no tenga justificación alguna, el resultado, tanto del déficit como de la deuda a cierra de septiembre, va a ser culpa de Valencia y los «esfuerzos económicos» que va a tener que poner en marcha el Gobierno. Aunque los que ha puesto hasta ahora, son cuarto y mitad de nada, pues el 80 % de lo anunciado hay que devolverlo.

En cualquier caso, el cierre de trimestre, en concreto septiembre, ha sido lamentable y de difícil explicación, porque es una auténtica barbaridad que en un mes sin grandes gastos y sin grandes pagos se tengan que pedir prestado 15.400 millones nuevos. Una parte son para los Organismos Autónomos y otra para las Comunidades Autónomas, que dejan la deuda neta del mes en 13.671 millones, solo superada por febrero, cuando la deuda se incremento en 19.500 millones para ponerse al día de las facturas pendiente de pago de 2023, y la de junio con una subida de 24.500 millones, para poder pagar las pagas extras.

Lo de septiembre solo se puede justificar igual que la deuda de febrero, porque se hayan tenido que pagar muchas facturas atrasadas a proveedores y acreedores, entre ellos muchos intereses de la deuda que no aparecen en la Contabilidad Nacional de agosto.

Veamos cómo queda la foto de septiembre comparada con agosto:

Aquí podemos ver lo que anteriormente comentaba, que la Administración Central ha tenido que pedir 15.405 millones para que los Organismos Autónomos pudiesen reducir su deuda en 596 millones, más lo que le hayan tenido que prestar de los 923 millones de consolidación las Comunidades Autónomas, que gracias a los cobros recibidos en julio han podido reducir su deuda en circulación en 397 millones. Aunque seguro que hay alguna que ha tirado del FLA.

En definitiva, hemos cerrado septiembre con una deuda acumulada de 1,636 billones, con un incremento de la deuda de 13.671 millones. En los nueve primeros meses del año la deuda ha subido en 61.207 millones, aunque esta cifra bajará en la consolidación de octubre.

La foto de cierre de septiembre no solo es preocupante, y también lo debería de ser para Bruselas, es que además no tiene justificación cuando la recaudación de impuestos ha crecido un 7,2 % y la recaudación de las cotizaciones sociales crece un 7,3 %. Todo ello cuando el PIB nominal crece un 1,6 % en el primer trimestre, un 0,9 % en el segundo trimestre y un 1,2 % en el tercer trimestre, que suman una subida del 3,7 %.

Así que cuando los impuestos crecen el doble que el PIB nominal y la deuda crece un 3,9 %, significa que no estamos reduciendo nuestra posición de deuda sobre el PIB, pero si estamos haciendo crecer la presión fiscal. Estamos drenando la liquidez de las familias e hipotecando nuestro crecimiento, dejando una herencia impagable a las generaciones venideras.

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