Trump vence a los sesos huecos de Hollywood
Trump ganó, entre otras cosas, porque probó que había sido un buen presidente en el período del 2016 al 2020
«El aleteo de una mariposa puede provocar un tornado», la frase proviene de un proverbio chino que sirvió para desarrollar todo un concepto y definir un fenómeno que se convirtió en la obsesión de dos autores, científicos, Leonard Smith y Edward Norton Lorenz, y el llamado «efecto mariposa» para temas de varios de sus estudios y en sus libros 'Caos: una breve introducción' y 'La esencia del caos', ambos inspirados en un cuento de Ray Bradbury, titulado 'El ruido de un trueno'. Y, el caos es lo que ha reinado en Estados Unidos en estos últimos cuatro años, donde el wokismo y los derivados de esta ideología parecía que iría a devorarse la sociedad norteamericana —otrora pragmática— engullida por el oscurantismo y la falta de rigor docto y erudito. No ha sucedido finalmente. Habrá que agradecer al aleteo de esa mariposa, ahora escenificado o redibujado por la eutanasia que nadie pidió de una ardilla, contra la voluntad de su dueño.
Es una broma a medias, porque en verdad Donald Trump ganó cómodamente a su rival Kamala Harris. Ganó, entre otras cosas, todavía más importantes, porque en cuatro años probó que había sido un buen presidente en el período del 2016 al 2020, pese a la pandemia del Partido Comunista de China, mientras que Harris ha demostrado ser una muy mala vicepresidente durante los cuatro años posteriores. Por cierto, ¿Qué se hicieron los veinte millones de votos extrañamente esfumados en esos cuatro años?
Una idea de la economía triunfó por encima de una ideología woke de la pésima repartición falsamente humanitaria, una idea luminosa de nación a una estrategia sombría de invasión, una cultura de la vida a una imposición de la muerte, la ciencia y el conocimiento a la par de la naturaleza y de la espiritualidad frente a un protocolo tecnócrata ecologeta oscurantista que acorrala al ser humano en las tinieblas bajo restricciones contra culturales. El bien frente al mal. Sí, el mal existe, lo he visto, lo he vivido.
Una intelectual francesa de izquierdas, Caroline Fourest, se preguntaba en X cómo era posible que tantos millones de norteamericanos votaran por alguien que elegía a Elon Musk como consejero. Le respondí que quizás lo hicieron porque esos mismos millones de estadounidenses preferían a alguien que oía consejos de Musk, quien ha probado sobradamente su alto coeficiente de inteligencia, lo mismo mediante experimentos, invenciones, como en los negocios empresariales, entre otros, antes que por una cantante como Taylor Swift, tal como hizo Kamala Harris, quien como ya es habitual en el Partido Demócrata pensó que todavía los ciudadanos son tan incapaces como para dejarse influenciar por los sesos huecos de Hollywood.
Lo cierto es que, en medio del caos, y todavía con la incertidumbre de si volvían a hacer sus maromas y trastadas fraudulentas (lo intentaron), los republicanos se supieron organizar y salir a votar masivamente; inclusive una buena cantidad de demócratas esta vez votaron por el Partido Republicano. Lo mismo pasó con el voto hispano y el afroamericano, que creció a favor de Trump como nunca había sucedido.
No obstante, quisiera creer a pie juntillas en los efectos del aleteo de la mariposa: no sé si se han enterado de que como esbocé al inicio, en Nueva York un joven que vivía acompañado por una ardilla, la que había hallado por azar y de la que empezó a publicar vídeos en las redes sociales, fue asaltado por tropas policiales al ser denunciado por autoridades neoyorquinas donde lideran los demócratas. No solo le confiscaron la mascota, además se la mataron mediante eutanasia sin su consentimiento. El hombre reapareció en las redes sociales lamentando los hechos; en segundos la noticia dio la vuelta al mundo y una gran cantidad de electores confesaron que habían cambiado su voto a favor de Trump debido al triste suceso.
Por otro lado, es probable que se pregunten qué pienso con relación a una nueva presidencia de Trump y Cuba. Puedo asegurarles que a Cuba le hará mucho bien y al régimen tiránico un gran mal. Lo que espero que de verdad haga me lo reservo, sólo diré que hay pactos que a estas alturas debieran romperse de una buena vez. En cuanto al mundo, pues debieran aprender de nuevo lo que significa democracia y libertad para que hagamos grande a Occidente otra vez.