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Bernardo Graue Toussaint
AnálisisBernardo Graue ToussaintEl Debate en América

La reforma judicial y el Estado de derecho en México provocan las primeras tensiones entre Trump y Sheinbaum

Habrá que ver hasta dónde se atreverá la presidenta mexicana a plantarle cara a la Administración Trump en nombre de esa retórica «soberanista» que tanto gusta a los líderes de izquierda hispanoamericanos

Actualizada 04:30

La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, y el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump

La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, y el presidente electo de Estados Unidos, Donald TrumpEFE

En este 2024, en la relación binacional entre México y Estados Unidos se observa un paralelismo trascendente: la aplastante elección presidencial mexicana de la izquierdista Claudia Sheinbaum Pardo (primera mujer en ocupar el cargo) y el triunfo electoral norteamericano (para un segundo mandato) de Donald Trump.

En el primer ejercicio de Trump (de enero de 2017 hasta enero de 2021) este tuvo con México una relación poco cercana y a ratos ríspida, (sobre todo por el tema migratorio y el pretendido muro fronterizo), siendo que su contraparte, el entonces presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), fue un mandatario poco interesado en una presencia o actuación global, por lo que diversos analistas llegaron a calificarlo de «aldeano».

La llegada de Sheinbaum y Trump al poder de ambas naciones se produce en paradigmas diametralmente distintos al pasado. La guerra entre Ucrania y Rusia; el conflicto de Israel en Gaza, así como la multiplicación de la presencia y del peso de China en el comercio internacional, han cambiado la estrategia norteamericana frente a la realidad global.

Sin lugar a dudas, el problema del narcotráfico se ha convertido en un asunto sustantivo de esa relación bilateral. La altísima mortandad por consumo de fentanilo proveniente de México (más de 180.000 muertos en el último año) ha encendido todas las alarmas en Estados Unidos, que ve con preocupación la baja atención y, aún peor, la posible complicidad de autoridades mexicanas con el crimen organizado de las drogas.

Donald Trump tuvo un triunfo electoral incuestionable y llegará al poder con un inmenso margen de maniobra, dado que arrebató el Senado a los demócratas y conservará la Cámara de Representantes. Además se prevé que la Suprema Corte norteamericana —que durante el primer mandato de Trump ya había ganado espacios a la derecha— seguramente avanzará en ese sentido político conservador.

Por su parte, Claudia Sheinbaum alcanzó la Presidencia con una victoria electoral amplísima. Semanas después logró artificiosamente la mayoría en las Cámaras de Diputados y el Senado (a punta de triquiñuelas, chantajes o amenazas a políticos). Además, es previsible un futuro control desde la Presidencia sobre la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), derivado de la escandalosa y controvertida aprobación parlamentaria de una reforma constitucional al Poder Judicial, que permitirá en 2025 que ministros, magistrados y jueces sean elegidos por el voto popular. De esta manera, es esperable que Sheinbaum y su partido (con mayoría absoluta) logren constituir un Poder Judicial «a modo» de los deseos del titular de Poder Ejecutivo.

Dicho en otras palabras, en México se ha producido una concentración de poder brutal propio de una tiranía. Habrá que ver hasta dónde se atreverá Claudia Sheinbaum a plantarle cara a la Administración Trump en nombre de esa retórica «soberanista» que tanto gusta a los líderes de izquierda hispanoamericanos.

En México se ha producido una concentración de poder brutal propio de una tiranía

Donald Trump tendrá pocos contrapesos y puede causar mucho daño a México si Claudia Sheinbaum no cumple con detener el embate de los criminales y el envío indiscriminado de drogas hacia el país norteamericano. En la campaña electoral, Trump ha amenazado abiertamente con atreverse a acciones militares desde su país contra los cárteles de las drogas que producen y envían fentanilo a su país.

La Administración Biden insistió reiteradamente durante la presidencia de López Obrador sobre este tema y acabaron hartos de ser engañados por AMLO, lo que propició una operación encubierta norteamericana mediante la cual, de una forma aún no muy clara, fueron detenidos en territorio norteamericano dos grandes líderes del Cártel de Sinaloa (Ismael 'El Mayo' Zambada y Joaquín Guzmán López (hijo del 'El Chapo' Guzmán).

Hay que destacar que el clima de violencia en México preocupa a los norteamericanos no sólo por el narcotráfico, sino por la diversidad de delitos que esas mismas bandas cometen impunemente y que afectan a la paz social y a la productividad empresarial (secuestro, extorsión, cobro de «derecho de piso» a productores y comerciantes, etc.).

Ahora bien, sin duda a Trump le deberá preocupar lo que suceda en el Poder Judicial en México, no sólo porque la destrucción de ese poder constitucional propicia la creación de un régimen tiránico mexicano, sino también porque el Tratado de Libre Comercio entre México, Estados Unidos y Canadá fue suscrito en condiciones jurídicas que hoy, ante esos cambios en los tribunales, podrían poner en estado de vulnerabilidad e indefensión legal a miles de empresas norteamericanas con multimillonarias inversiones en México.

De producirse –como ya lo ha expresado la Administración Biden al Gobierno mexicano– una fragilidad en las condiciones legales que rigen a dicho acuerdo comercial, podría producirse un planteamiento de revisión del mismo o una ruptura, en su grado más grave. De momento, Trump ha utilizado –durante su campaña electoral y de manera reiterada– la amenaza de fuertes aranceles a la importación de productos mexicanos o la inminente deportación de millones de mexicanos ilegales en Estados Unidos, de no cumplirse con las exigencias norteamericanas en materia de seguridad y narcotráfico, así como el freno a la inmigración en la frontera de México con Guatemala.

La relación Trump-Sheinbaum seguramente arrancará con las cortesías propias de inicios de Gobierno, pero se endurecerá. Habrá que estar al pendiente de la medición de fuerzas cuando se aborden los temas antes descritos. Es claro que el Estado de derecho será, sin lugar a dudas, un eje fundamental en esa relación bilateral.

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