Siria, epicentro de un violento movimiento sísmico regional
Lo sucedido esta semana con el apoyo intenso de Turquía, cambia la geopolítica de la región de manera drástica. La pérdida de influencia de Rusia, pero sobre todo Irán, es una excelente noticia

Los insurgentes islamistas han tomado Damasco y han hecho caer al régimen de Al Asad
Al principio de la semana pasada más de uno parafraseó a Napoleón y su manida frase: «si el enemigo se equivoca, no lo distraigas», y en este caso si los enemigos se están destripando no los distraigas. Lo que pocos previeron es que uno de los contendientes iba a hacer implosión. La buena noticia del fin de un execrable régimen que oprimió, asesinó y torturó sistemáticamente a su pueblo, sin olvidar su despiadada ocupación y martirio del Líbano, no puede ni debe nublar nuestro análisis sobre el siniestro futuro que le espera a Siria y la región.
Todo lo que ha ocurrido es consecuencia inevitable de la situación en la región. El régimen sirio que data de 1971, y que en esta última etapa había sobrevivido a 13 años y medio de violentísima guerra civil (400.000 víctimas mortales), se había convertido, de facto, en un protectorado ruso-iraní. De no haber sido por el apoyo militar ruso, el apoyo económico de armas y de unidades de la Guardia Revolucionaria iraní y un numero variable de entre 10 y 20 mil milicianos terroristas de Hezbolá libanés y de otros proxies iraníes (grupos terroristas chiíes iraquíes, afganos, azeríes, pakistaníes y hasta terroristas de Hamás), jamás habría sobrevivido. Las sanciones contra Irán, la ofensiva israelí contra la milicia terrorista Hezbolá, la desaparición de Hamás como fuerza regional, y el hecho que todos se estuviesen dedicando a su propia defensa (Hezbolá retiró a 20.000 efectivos del Norte de Siria para mandarlos al sur del Líbano), debilitó los ya de por sí endebles cimientos de lo que quedaba del protectorado. Los rusos redujeron drásticamente su apoyo militar y sus bases en Hmeimim (aérea) y Tartus (Naval). Depués de tímidos bombardeos con los poco que quedaba de fuerza aérea rusa en Siria contra objetivos en Homs, (¡Cuando la ofensiva rebelde-yihadista estaba ya a las puertas de Damasco!) dejaron caer estrepitosamente al tirano y su execrable régimen del terror de más de 53 años.
Hayat Tahrir al-Shams (HTS), liderado por el taimado Abu Mohammed Al-Golani, joven zorro terrorista, camaleónico y adaptativo, lleva años diciendo que no había que alarmar ni amenazar a occidente para no cometer los «errores estratégicos de Daesh y Al-Qaeda» al principio de la guerra civil siria. Los «errores» para Al-Golani fueron los asesinatos despiadados de occidentales ante las cámaras y difundidos por monstruos del jaez de Jihadi John y similares. Por otra parte, es preciso subrayar que Al-Golani fue uno de los fundadores de la rama siria deAl-Qaeda, Al-Nusra y que antes había formado parte de los grupos terroristas que hostigaron a las fuerzas occidentales y estadounidenses en Irak. Al-Golani y el HST están en la lista de organizaciones terroristas de la ONU, los EE.UU., la UE y el Reino Unido. Los EE.UU. pusieron precio a su cabeza, 10 millones de dólares, la misma que Saif Al-Adel el nuevo jefe de Al-Qaeda y en la liga de los 25 millones que en su día ofrecieron por la localización de Bin Laden, aunque finalmente fuese la CIA la que lo encontrase. Es muy preocupante lo que pueda ocurrir a las comunidades cristiana, chií, alawi o drusa, que en otros contextos similares han sido, masacrados, encarcelados y torturados o forzados al exilio. Nadie se cree las garantías que Abu Mohamed Al-Golani ha dado a este respeto.

Los insurgente sirios queman una estatua de Bashar al-Asad
Al-Golani astutamente forzó a sus seguidores a que se sirianizase la yihad y se yihadizara la rebelión. De esa manera pudo atraerse otros elementos reticentes a los objetivos de Al-Qaeda o Daesh de la creación de un Califato global poniendo en el centro de su diana a los EE.UU. y Occidente. El Hayat Tahrir al-Sham es una amalgama de grupos de diverso origen alguno de los cuales antes de unirse al HST no era necesariamente yihadistas, hoy el grupo en su conjunto es considerado una organización terrorista.
El vacío que deje el ejército sirio con el apoyo ruso e iraní, no podrá ser llenado por el HST y sus aliados. Hay que vigilar estrechamente lo ocurra en las regiones orientales del Siria cerca de la frontera con Irak, donde más pronto que tarde resurgirá Daesh o lo que lo sustituya.
Lo sucedido esta semana con el apoyo intenso de Turquía, cambia la geopolítica de la región de manera drástica. La pérdida de influencia de Rusia, pero sobre todo Irán, es una excelente noticia. Sin embargo, habrá que hacer lo imposible para evitar que resurja el terrorismo y que Siria pase de la órbita iraní, (ha sido esencial para el apoyo Hezbolá así como para la proyección de fuerza de Rusia en el Mediterráneo occidental) a convertirse en un foco de generación y propagación de terrorismo, con el riesgo agravado de tener un líder terrorista, perversamente inteligente, sagaz y con prioridades muy claras. El horizonte, más que sombrío, es escalofriante.