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Escena en un campo de refugiados en Gaza tras un bombardeo

Escena en un campo de refugiados en Gaza tras un bombardeoAFP

Israel y Hamás hablan de alto el fuego pero en el terreno arrecia la guerra

Esta semana fueron rescatados de un túnel en Gaza los cuerpos sin vida de dos de los secuestrados israelíes miembros de la comunidad beduina

Desde hace meses que se habla de un nuevo acuerdo de alto el fuego entre Israel y la organización terrorista Hamás, en cuyo marco se lograría un punto clave para Israel: la recuperación de los secuestrados que siguen en Gaza, desde el 7 de octubre del 2023, hace ya más de 460 días. Pero en la práctica, paralelamente a las negociaciones entre Israel y los países mediadores (Qatar, Egipto y Estados Unidos) para pactar indirectamente con Hamás, en el terreno lo que aumenta no es la calma sino los enfrentamientos.

En las comunidades civiles israelíes adyacentes a la frontera con Gaza han vuelto casi a una rutina de alarmas de alerta por cohetes en camino, disparados desde la franja vecina. Si bien ha habido no pocos casos de falsa alarma por identificación equivocada de distintos objetos como proyectiles lanzados hacia territorio israelí, es un hecho que el fuego se ha intensificado.

Almog Boker, periodista en el noticiero del canal N12 y residente en el sur, confirmó a El Debate que, en las últimas dos semanas, hubo 22 cohetes de distinta envergadura lanzados desde Gaza hacia la zona. Esto significa alerta en medio del día, alteración de la rutina y la necesidad de buscar refugio cuando uno está en la calle, el trabajo, los estudios, con niños pequeños, en cualquier momento del día. Y para los habitantes que habían sido evacuados el día del ataque terrorista del 7 de octubre y que volvieron a sus casas hace algunos meses confiando en la mejora significativa de la situación, aunque los disparos ahora no sea comparen en asiduidad e intensidad a los del comienzo de la guerra, constituyen una seria razón de preocupación.

«Estaba claro de antemano que Hamás no desapareció, a pesar de los duros golpes que sufrió, y que no perdió su capacidad de atacar con cohetes», dice a este diario el Dr. Mijael Milstein, experto en el tema palestino y director del departamento de Estudios Palestinos en el Centro Moshe Dayan de la universidad de Tel Aviv para la investigación de Medio Oriente y África. «¿Y por qué tras muchos meses más tranquilos Hamás intensifica nuevamente sus disparos?» pregunta Milstein retóricamente. «Porque puede, porque quiere desafiar a Israel, porque quiere imponer sus condiciones en el terreno y alegar que no ha perdido. Y más que nada, porque no ha aprendido nada y no le importa el sufrimiento de su pueblo sino su ideología fundamentalista islámica total», asegura.

Hay otra explicación concreta. De fondo está el hecho que Israel ha intensificado seriamente sus ataques a Hamás en la parte norte de Gaza y, para Hamás, los cohetes son una respuesta tajante.

Imágenes de un bombardeo en Gaza

Imágenes de un bombardeo en GazaAFP

«Jebalya, Bet Hanun, Beit Lahia de hecho ya prácticamente no existen, han sido destruidos», dice Milstein detallando zonas de la parte norte en las que ha estado operando Israel. «Gran parte de la Franja está destruida, hay que hacerla de nuevo, desde cero. Y la explicación es que Hamás convirtió a todos los espacios civiles en bases de terrorismo.No es una frase, es una lamentable realidad por la que ahora paga también la población civil».

En la práctica, hay más disparos de cohetes también porque cuando Hamás siente que soldados se acercan, optan por lanzar todo lo que tienen a fin de evitar que el ejército lo destruya. Y además, hacen un gran esfuerzo por recuperar su capacidad de producción propia en fundiciones que tienen dentro de Gaza.

Todo esto deriva ineludiblemente en una muy difícil situación de la población civil. El Dr. Milstein responsabiliza en gran medida a la población adulta por el apoyo a Hamás y el uso de hospitales y escuelas como bases terroristas y depósitos de cohetes. «No todo es una imposición de Hamás por la fuerza, y lo digo con dolor», afirma.

En el terreno, las órdenes al ejército son, por el contrario, intensificar los ataques a Hamás

Por otra parte, hay una gran diferencia entre lo que afirman fuentes palestinas, y organizaciones internacionales que se hacen eco de ello, y lo que afirman fuentes del ejército israelí.

Un ejemplo concreto: el mismo día que Médicos sin Fronteras informa sobre una inminente crisis por falta de combustible en el hospital Nasser del sur de Gaza, el ejército publicó un detallado comunicado según el cual, a través del brazo de las Fuerzas de Defensa de Israel encargado de coordinar los temas civiles, COGAT, se habían introducido 6.750 litros de combustible, 10.000 litros de agua, docenas de contenedores de alimentos y casi 300 cajas con provisiones médicas, todo eso destinado a hospitales en el norte y sur de Gaza.

Las informaciones y especulaciones sobre un alto el fuego no cesan. Según el Dr. Milstein, si realmente se avanzó tanto como se ha estado diciendo, eso debe significar ineludiblemente que el Primer Ministro Netanyahu entiende al fin que deberá terminar la guerra y retirarse de Gaza, ya que de lo contrario no recuperará a los secuestrados. Mientras tanto, en el terreno, las órdenes al ejército son, por el contrario, intensificar los ataques a Hamás.

Eso desespera a numerosas familias de secuestrados, convencidas de que la mayor presión militar significa un mayor riesgo para sus seres queridos. «Lo único que devolverá a los nuestros será un acuerdo», sostienen desde el Foro de Familiares de Secuestrados.

Los sucesos de los últimos días lo recuerdan con especial dureza. Esta semana fueron rescatados de un túnel en Gaza los cuerpos sin vida de dos de los secuestrados israelíes miembros de la comunidad beduina, musulmana: Yusef al-Zayadne y su hijo mayor Hamza. Habían sido secuestrados vivos el día de la masacre, junto a los dos hijos menores de Yusef, Bilal y Aisha. Ambos fueron liberados en noviembre del 2023 en el hasta ahora único alto el fuego.

Desde el secuestro de 251 personas a Gaza, 195 fueron liberados en el alto el fuego, 8 rescatados con vida en operativos militares y 40 cuerpos devueltos a Israel ya muertos. En total, 30 de los secuestrados murieron en cautiverio. Algunos de ellos aún están en Gaza. «Cada día que pasa», sostienen los familiares de los secuestrados, «es un peligro enorme para todos y, si no se logra un acuerdo rápido, todos morirán». El desafío ahora, además, no es sólo lograr un acuerdo de alto el fuego sino garantizar que

Si se sigue hablando, como ahora, de un acuerdo por etapas, el gran temor es que todos los que no vuelvan en la primera fase considerada «humanitaria», permanezcan mucho tiempo más en Gaza, y quizás ya no regresen jamás sin que se sepa siquiera si están vivos o muertos

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