El plan de Trump para reubicar a los palestinos en Egipto y Cisjordania no encuentra partidarios
La propuesta del presidente de Estados Unidos supondría archivar la solución de dos estados y la desaparición física de Palestina
Si había dudas quedan pocas, por no decir ninguna. Donald Trump está en la misma frecuencia, sin interferencias, que Israel. La sugerencia de vaciar de palestinos la Franja de Gaza y desplazar a la población (aunque hablara de millón y medio) a Egipto y Cisjordania, es una prueba contundente de que el presidente de Estados Unidos quiere rematar la faena que empezó Benjamín Netanyahu contra Hamás, tras el 7 de octubre y como quien no quiere la cosa, enterrar la solución de dos estados para tratar de resolver el conflicto.
Trump, a bordo del Aire Force One, se dirigió el domingo a los periodistas que le acompañaban en el avión y describió, con acierto, la Franja de Gaza como un solar «demolido», plagado de escombros que había que limpiar. Para acometer semejante misión planteó trasladar a los palestinos a Egipto y a Cisjordania, donde aseguró que vivirían en mejores condiciones. El presidente de Estados Unidos dijo incluso que ya había hablado del asunto con el rey Abdalá II y tenía en agenda hacerlo con el presidente Abdelfatah al Sisi.
Por el contrario, sabía que poner encima de la mesa ese hipotético escenario suponía dinamitar de inmediato la posibilidad de constituir y reconocer, como pretende Palestina –si pudiera también aniquilar a Israel– dos estados en la zona más caliente de oriente medio.
Hamás que, de momento, está cumpliendo las condiciones del alto fuego (pese a no entregar civiles) y ya ha entregado a 7 rehenes, mujeres soldado que cumplían con el imperativo del servicio militar obligatoria en Israel, no tardó en descalificar el plan de Trump (es un plan).
Basem Naim, miembro del buró político del partido/organización terrorista, declaró que «no aceptarán ninguna propuesta o solución bajo el disfraz de la reconstrucción, como propone el presidente estadounidense (Donald) Trump… Nuestro pueblo ha desbaratado todos los planes de desplazamiento y tierras alternativas durante décadas, y también rechazará tales proyectos».
Jordania es para los jordanos y Palestina es para los palestinosMinistro de Asuntos exteriores de Jordania
La oposición previsible de Hamás encontró auxilio en Jordania, donde el ministro de Asuntos exteriores, Ayman Safadi, conocedor o no de la conversación de Trump con el rey, aseguró: «Nuestro rechazo al desplazamiento de los palestinos es firme y no cambiará. Jordania es para los jordanos y Palestina es para los palestinos».
Al otro lado de la frontera, la opinión es radicalmente opuesta. El ministro de Finanzas israelí, Bezalel Smotrich, que vive en un asentamiento en la Cisjordania ocupada (según el derecho internacional), expresó su conformidad para «ayudar» a los gazatíes «a buscar otros lugares donde empezar vidas nuevas y mejores» como expuso Trump. «Es una idea excelente», añadió.
También Ben-Gvir, hasta hace una semana ministro de Seguridad Nacional, respaldó el plan de Trump:«¡Hay que promover ya la emigración!», escribió. El problema es que esa decisión, en teoría, debería ser «voluntaria» y después de toda la sangre derramada y la historia conocida, no parece que los palestinos vayan a cambiar de opinión. La pregunta ahora es, ¿lo hará Trump?
La otra cuestión es, ¿saltará por los aires la tregua y no se logrará la liberación de los rehenes que quedan con vida (y a los muertos)? Hamás o lo que queda de Hamás, probablemente no ande desencaminada si sospecha que en cuanto entregue al último rehén, Israel volverá a pasar por la Franja de Gaza como una apisonadora.