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Andrés Montero
AnálisisAndrés MonteroEl Debate en América

El legado de Salvador Allende: hija y nieta destituidas

El plan avalado por el presidente Gabriel Boric, buscaba pagar cerca de un millón de euros a las herederas de Allende por la venta de una casa del expresidente para después transformarla en un museo administrado por ellas mismas a través de una fundación

Actualizada 04:30

La ya ex senadora Isabel Allende y la también ex ministra de Defensa, Maya Fernández Allende

La ya ex senadora Isabel Allende y la también ex ministra de Defensa, Maya Fernández AllendeDavid Díaz

En días recientes han dejado sus cargos públicos, Isabel Allende, hija del expresidente marxista de Chile Salvador Allende, quien fuera senadora de la República y Maya Fernández Allende, nieta de Salvador Allende, ahora exministra de Defensa. El escándalo desatado por la intención de la familia Allende de venderle al Estado de Chile, una de las tres casas que tenía su padre–abuelo, se gatilló por la ilegalidad de la pretendida transacción.

El plan avalado y promovido por el presidente Gabriel Boric, buscaba pagarle una suma de aproximadamente 1 millón de euros, a las herederas de Allende y después transformar la casa en un museo administrado por ellos mismos a través de una fundación. Todo escandaloso, todo ilegal, todo inmoral.

Dicen que no sabían que realizar contratos con el Estado es ilegal para los funcionarios públicos

Tras las destituciones han llegado los pueriles descargos de ambas «víctimas». Argumentan que no sabían que llevar adelante contratos con el Estado es ilegal para los funcionarios públicos. La exsenadora hasta «lloró» al despedirse de sus pares en el Senado de la República. Han pretendido mostrarse como blancas palomas. Cuando ya en el pasado la exsenadora Isabel Allende firmó documentos avalando a exonerados falsos, del gobierno militar, para que les pagaran pensiones de por vida, ilegalidad que se mantiene.

Las descendientes de Allende, pretendieron concretar un acto ilegal en su propio beneficio. Han salido voces de la izquierda defendiendo a ambas imputadas, realzando el «legado» de Salvador Allende. El más descarado ha sido el actual embajador de Chile en los Estados Unidos, el socialista Juan Gabriel Valdés, quien ha actuado de manera sistemática con imprudencia, olvidando su rol de embajador.

Para recuerdo de los lectores, Salvador Allende gobernó solo tres años. Destruyó la economía, dividió a Chile, usurpó centenares de empresas privadas sin justo pago y aniquiló la agricultura chilena. 52 años después, las descendientes de Allende, caen en su propia trampa. A pesar de todo, Salvador Allende tiene estatua a metros del palacio de gobierno y calles en distintas ciudades del mundo.

El gustito que se dio el presidente Boric al nombrar a la nieta de Allende como ministra de Defensa nacional, para hostigar a las Fuerzas Armadas chilenas, se paga con su salida abrupta. El papelón del gobierno dejó al descubierto una maraña de ineptos asesores que no fueron capaces de sopesar los efectos de una acción que entre gallos y medianoche, dejaría a las Allende con dinero y con el control de la propiedad que se pretendía vender.

La izquierda en el poder es un peligro para Chile. En sociedad con el partido comunista, aflora en ellos la ideología más dura, el odio y la venganza. Más Estado y el poder a cualquier costo. Al final del día son socios y amigos de Maduro, Ortega y Díaz-Canel. En su momento Salvador Allende fue socio y amigo de Honecker, Brezhnev y Castro. Ahora se repite la historia. Nada ha cambiado para ellos.

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