Trump recupera aliento en Miami en un ring de artes marciales con los pesos pesados de su Gobierno
Marco Rubio, Robert Jr. Kennedy, que también está desconcertando al mundo con su teoría del autismo, Tulsi Gabbard, directora de Inteligencia Nacional, Kash Patel, director del FBI, Elon Musk, con su hijo X y hasta el senador Ted Cruz, crítico el furor arancelario del presidente, le arroparon en la velada

El presidente Donald Trumpcon junto a Elon Musk y su hijo de 4 años. Detrás suyo el director del FBI Kash Patel y Robert F. Kennedy,e el combate del australiano Alexander Volkanovski y el brasileño Diego Lopes
Se conoce como Ultimate Figthing Championship (UFC) y viene a ser algo así como un campeonato de diferentes versiones de artes marciales, con lucha libre y boxeo incluidas. La madrugada del sábado al domingo se celebró en Miami y reunió en las primeras filas al presidente de Estados Unidos, Donald Trump y a sus principales ministros. La música de fondo que más celebraron fue la ranchera mexicana, Sigo siendo el rey.
Lo más importante no fue la compañía de Trump sino el baño de multitudes y la reconciliación del presidente con algunos de su el postcaster como Joe Rogan, el mismo que le dio un empujón que se consideró decisivo en la campaña electoral y que había puesto el grito en el cielo por el ataque de aranceles que poseyó al republicano en las últimas dos semanas.
The Washington Post y The New York times dan cuenta detallada de los cinco combates, sin restricciones, en una sesión que se extendió hasta pasadas las dos de la madrugada y que llegó a convertirse en algo parecido a un mitin del hombre que hizo saltar por los aires, en un puñado de días, las bolsas del mundo y provocar pérdidas de miles de millones de euros a sus principales patrocinadores, a los inversores del planeta y a los fondos de pensiones de ciudadanos de dentro y fuera de Estados Unidos.
Donald Trump arremetió, en menos de dos semana, como un elefante en la cacharrería financiera y comercial del mundo. La envestida contra todos los países que, según él, se han aprovechado de Estados Unidos y son, en definitiva, unos gorrones que han exprimido a la América que promete hacer grande otra vez, terminó con rectificaciones y hasta liberación de impuestos a las tecnológicas que tienen sedes en China.Decepcionado, aunque Luchador nato al fin y al cabo, Donald Trump encaja mal los golpes (en sentido figurado), pero disfrutó como un niño de un espectáculo como el UFC de Miami. Al presidente la coreografía y el escenario le sirvió para recuperar el ánimo o cierta autoestima pérdida al no poder ejecutar su plan arancelario sin concesiones y doblegarse a las presiones del mercado.
Buena parte del gabinete acudió junto a Trump para asistir al espectáculo y fortalecer la imagen del líder tocado pero no hundido. El secretario de Estado, Marco Rubio, el de Sanidad Robert F. Kennedy Jr. –también desconcertando al mundo con sus teorías, la última la de la «epidemia de autismo»–, Tulsi Gabbard, directora de Inteligencia Nacional, Kash Patel, director del FBI y hasta Elon Musk, con su hijo X de 4 años, cumplieron con la liturgia trumpista. También el senador Ted Cruz que, como Musk, había criticado el furor arancelario de Donald Trump, acudió para arroparle en una velada violenta en la jaula del ring y entusiasta en las gradas.
El escenario estabas servido para que Trump, como hizo, se diera un baño de multitudes y se presentara como el ganador de todo, aunque la realidad le haya hecho ver que, al menos de momento, ha sufrido significativas derrotas en el programa previsto por Peter Navarro y el secretario de Comercio Howard Lutnick y cerebro del plan arancelario, según la prensa estadounidense.
Joe Rogan, maestro de ceremonias del espectáculo organizado con la invitación especial de Trump se dirigió a la audiencia: «¿Alguien más ha venido sin entrada, aparte de un luchador»? Abrazos, aclamaciones y asistencia de otros podcasters, un cuerpo al que Trump le debe mucho y al que parece tener reservado un espacio en la sala de prensa de la Casa Blanca, en detrimento de los periodistas tradicionales acreditados.
Oposición y reconciliación
Pero Rogan no fue el único postcaster que cuestionó los aranceles. También lo hicieron otros colegas suyos que aprovecharon la asistencia de Trump a la velada del Ultimate Figthing Championship (UFC) para ofrecerle su respaldo en un gesto de reconciliación. Sin tocar el tema espinoso de los aranceles, Dave Portnoy, fundador de Barstool Sports, que llegó a decir en plena ebullición arancelaria que se cambiaba de bando y que en la próxima votaría por los demócratas, escribió «Le dije a @realDonaldTrump que me encantaba la legislación sobre la presión del agua y le dije que me encantaría tenerlo aquí.»
La afición a este espectáculo de la UFC no es nueva para Trump que llegó a llegó a patrocinarlo cuando tenía su casino Taj Mahal. La fuerza bruta (a veces artificial y otras genuina) y la masculinidad ya entusiasmaban entonces al presidente que, según los sondeos, logró el voto en noviembre del 55 % de los hombres y e 45 % de las mujeres. De la UFC ha salido también el actual director de comunicaciones de la Casa Banca, Steven Cheung. En los actos de investidura de Donald Trump se pudieron ver rostros célebres del mundo del ring como Conor McGregor, un ex campeón condenado por agresión sexual en Irlanda.
Donald Trump y Elon Musk, que estaba sentado a su izquierda con su hijo de 4 años presenciaron los cinco combates durante las más de tres horas que duró el show. En alguno de ellos, como destaca la prensa estadounidense, la sangre corría a chorros como sucedió con Michael Chandler tras ser noqueado por el británico Paddy Pimblett en la jaula a pocos metros de Elon Musk y de X.
Al abandonar el Kaseya Center, sede también del Miami Heat de la NBA, el presidente de Estados Unidos celebró el coraje de los luchadores a los periodistas que le acompañan en el Air Force One. «Todos son guerreros, guerreros de la era moderna». De vuelta a Palm Beach, Trump se mostró feliz con la ovación recibida en las gradas y reflexionó: «Demuestra que estamos haciendo un buen trabajo. Si no fuera así, recibiríamos lo contrario».