Afinidades electivas o por qué se adoran Trump y Milei
Los dos, aunque hablan idiomas distintos, se entienden casi a la perfección. La veneración es recíproca y Milei, tras la euforia de los aranceles, presumía de que Argentina había salido beneficiada al recibir apenas un 10 %, el básico para todo el mundo

EL presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el presidente de Argentina, Javier Milei
Javier Milei ha dado un brinco descomunal. El presidente de Argentina ha realizado un triple salto mortal y, de momento, parece haber caído de pie. El libertario ha liberado el «cepo» al dólar, refinanciado la deuda con el FMI (Fondo Monetario Internacional) y mantiene a raya la moneda. En busca de una Argentina previsible ha logrado que hasta el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent aplauda su arrojo.
A la Argentina de Milei le suceden cosas solo vistas en la memoria de siglos pasados. Su presidente se ha convertido en una figura galáctica en la guerra contra la cultura woke y en el favorito de Donald Trump. El norteamericano admira sus métodos y una forma de hacer política que, en ocasiones, le debe recordar a sí mismo. Milei fue Milei desde que nació, pero los modos de Trump le enamoraron desde su etapa de showbussines como tertuliano en la televisión argentina. Quizás en eso, se puede decir que fue un buen imitador, aunque Trump nunca llego tan lejos como él y en ningún caso se tiraría de su «hermoso cabello rubio», como Milei hacía con los lacios mechones de su melena castaña.
Lo amo porque él ama a Trump… Cualquiera que me quiera, me gustaSobre Javier Miei
«Lo amo porque él ama a Trump… Cualquiera que me quiera, me gusta». La frase es del presidente de Estados Unidos. La pronunció el pasado año, antes de que se convirtiera en el hombre más poderoso del planeta. Una de las pruebas de que realmente siente debilidad por el argentino se encuentra en el día de su investidura. Javier Milei fue el único presidente con Giorgia Meloni, que pudo subir al escenario en la segunda toma de posesión del americano.
Los dos, aunque hablan idiomas distintos, se entienden casi a la perfección. La veneración es recíproca y Milei, tras la euforia de los aranceles, presumía de que Argentina había salido beneficiada al recibir apenas un 10 %, el básico para todo el mundo. Otro «detalle» interesante es el campo libre o voto de confianza que le ha dado el Fondo Monetario Internacional (FMI). El mayor organismo financiero del mundo con Estados Unidos como socio principal, le concedió un crédito de 20.000 millones de dólares, un colchón lo suficientemente mullido como para poder liberar la compra venta de la divisa estadounidense, lo que se conoce como «el cepo» en Argentina, sin que el billete verde se pusiera por las nubes.La amistad y la afinidad ideológica, en lo woke que no en la fiebre arancelaria, también se trasladó a decisiones importantes para la actual Administración estadounidense. Argentina se abstuvo de condenar la dictadura cubana en la ONU –como hizo históricamente– y Milei cesó de forma fulminante a su primera ministra de Exteriores, Diana Mondino, sobre la que pesaba desde hacía tiempo la espada de Damocles. El gesto gustó a Trump y mucho más al cubano americano Marco Rubio.
La devoción de Milei por Trump se traslada incluso a campos que eran sagrados para el libertario antes del 20 de enero (fecha de la investidura de Trump). El argentino pasó de ser el gran defensor de Volodimir Zelenski en la invasión de Rusia a Ucrania a abstenerse en la ONU en una votación de condena a Putin por entrar a sangre y fuego en la antigua provincia de la Unión Soviética.
En los temas de género Milei tuvo que dar explicaciones cuando en su intervención en Davos equiparó homosexualidad con pedofilia. Le faltó afinar un discurso donde dictó sentencia sobre lo que diría el Supremo de Reino Unido y la orden ejecutiva de Trump posteriormente: hay sólo dos sexos, y prohibió la participación de transexuales en competiciones deportivas por correr con ventaja.
«Cada vez que me encuentro con el presidente Trump, siempre me dice lo mismo: Me gusta este chico, me gusta esta persona… Es MAGA como yo», confió en The New York Times Gerardo Werthein, actual titular de Exteriores de Argentina. Milei supo sacar partido a las siglas que han encumbrado a Trump y adaptarlas a sus intereses: Make Argentina Great Again.
En la danza de los aranceles los demócratas embistieron contra Trump por recomendar que compraran acciones de su red Truth Social y a Milei se le echaron encima y le denunciaron, hasta en Nueva York, por apostar por la criptomoneda &LIBRA que se desplomó a las pocas horas. Al estadounidense la factura todavía no le ha llegado, pero al argentino ya le han creado una comisión para investigar lo sucedido. En cualquier caso, pase lo que pase, para ellos nunca pasa nada demasiado grave. Ambos siguen con sus planes, con prisas y a veces, con algunas pausas.