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El ministro de Exteriores de Perú, César Landa, y el secretario de Estado de EE.UU, Antony Blinken

El ministro de Exteriores de Perú, César Landa y el secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken en LimaEFE

La Asamblea General de la OEA, una cita con dictaduras y terrorismo de Estado

La realidad de las Américas muestra un enfrentamiento entre las dictaduras de Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua frente a las esperanzadoras democracias que van emergiendo

El viernes 7 de octubre, con el lema «juntos contra la desigualdad y la discriminación», concluyó en Lima, Perú, el 52 periodo ordinario de sesiones de la Asamblea General, el órgano supremo de la Organización de Estados Americanos (OEA).

La realidad de las Américas muestra a las dictaduras de Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua detentando el poder con terrorismo de Estado y violaciones institucionalizadas a los derechos humanos, presos, exiliados políticos, torturas, asesinatos, narcoestados e impunidad frente al sistema interamericano.

En el ámbito del Derecho Internacional Público, un organismo internacional como la OEA es un sujeto de derecho internacional organizado como una instancia política integrada por los Estados miembro con objetivos determinados, y donde la representación es ejercida por los gobiernos.

Por esta razón un organismo internacional adopta las políticas y la agenda de la mayoría de sus miembros.

La OEA es el organismo internacional más importante de las Américas. Es parte del sistema de las Naciones Unidas y establece como su propósito «afianzar la paz y la seguridad en el Continente , y promover y consolidar la democracia».

El 11 de septiembre de 2001 en Lima se firmó la Carta Democrática Interamericana cuyo artículo 1 establece que «los pueblos de América tienen derecho a la democracia y sus gobiernos la obligación de promoverla y defenderla».

Hay dos Américas, una democrática y otra dictatorial

Hay dos Américas, una democrática y otra dictatorial. Y el eje de confrontación no es ideológico, sino existencial, dictadura contra democracia. La OEA es parte de esta confrontación como actor, campo de batalla y objetivo.

Las dictaduras dominaron la OEA en el periodo Insulza con el control del voto de casi la totalidad de los gobiernos de los países latinoamericanos.

Con la riqueza venezolana financiaron la toma del poder mediante elecciones y/o con previos golpes de Estado violentos en países sudamericanos, y controlaron los del Caribe con el Petrocaribe. Con la mayoría de votos, la política de la OEA –de 2005 a 2015– fue ignorar su Carta constitutiva y la Carta Democrática Interamericana, las violaciones a los derechos humanos y el establecimiento de narcoestados.

Con el cambio de gobiernos en la región el contexto de representación en la OEA también cambia. En 2015 fue elegido Secretario General de la OEA Luis Almagro y en el marco de la nueva realidad política regional se convirtió en un líder de la democracia ya que repuso la vigencia de la Carta Democrática Interamericana.

En ella figuraron los informes sobre Venezuela, señalando su dictadura, para luego calificar como «dictadura jinetera» al régimen cubano.

El castrochavismo ejecuta en los últimos años un contrataque para sostener la dictadura de Cuba

Ha perdido Ecuador, Paraguay, Uruguay, gran parte del control de los países del Caribe y la representación de Venezuela en la OEA.

Bien es cierto que tiene el apoyo de los gobiernos paradictatoriales de Argentina y México, y ha puesto presidentes en Perú, Chile y Colombia, que frenados por la institucionalidad democrática son todavía un respaldo parcial.

Ha perdido el control de la OEA y conspira abiertamente para destrozar la misma, así como destituir al Secretario Almagro.

Las acciones concretas de la OEA dependen de la decisión y voto de los gobiernos de los países miembro, que entre dictaduras, gobiernos paradictatoriales y de control relativo muestra que el socialismo del siglo XXI o castrochavismo sigue en minoría, pero con la capacidad de producir la neutralización o estancamiento del organismo en puras declaraciones que, además de redundantes, no cumplen los propósitos y obligaciones de la OEA y son repudiadas por los pueblos.

Con este bloqueo castrochavista por inacción de los líderes democráticos, paralizan al Secretario Almagro y las dictaduras han frenado su impulso deteriorando su gestión.

Tratar la desigualdad y la discriminación es importante, pero solo es una agenda de empate o bloqueo en una región con presos políticos, torturas, exilio, crisis humanitarias, terrorismo de Estado, crímenes de lesa humanidad, narcoestados y atrocidades que se ven en tiempo real, perpetradas por los regímenes de crimen organizado transnacional de Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua.

Asumir acciones concretas para terminar con esas dictaduras que los agreden es algo que los líderes de las democracias de las Américas no parece que quieran como agenda.

  • Carlos Sánchez Berzaín es abogado y politólogo. Director del Interamerican Institute for Democracy y exministro del Gobierno de Bolivia
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