El mundo al revés: Cuba logra formar parte del Consejo de DD HH de la ONU
Se trata de algo repudiable, pero la prensa cómplice, tampoco se ocupa de dar a conocer esta locura y enfrentar a quienes «cocinan» tras bambalinas el presente y el futuro de Naciones Unidas
Cuba ha logrado obtener los votos necesarios para formar parte del Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Esta nueva realidad, no hace más que confirmar el acelerado grado de descomposición que aqueja al principal organismo multilateral. Tras la Segunda Guerra Mundial, la ONU nace tras la firma de una carta fundacional con 51 Estados miembros. De acuerdo al actual secretario general, el portugués António Guterres:
«Al final, todo se reduce a valores. Queremos que el mundo que hereden nuestros hijos venga definido por los valores consagrados en la Carta de las Naciones Unidas: la paz, la justicia, el respeto, los derechos humanos, la tolerancia y la solidaridad».
En este contexto, resulta impresentable que Cuba, país reflejo de una dictadura feroz que se prolonga durante 64 años, tenga un sillón en un consejo que busca promover lo que en ese país no se respeta. El pueblo cubano ha soportado y sigue sufriendo una sistemática y permanente violación a los derechos humanos. No hay libertad de prensa, no hay libertad de asociación, no hay elecciones libres, no hay libertad para dejar el país, no hay respeto a la propiedad privada y no existe desarrollo económico.
Los países poderosos, incluyendo a los miembros de la Unión Europea han sido débiles en la condena al régimen cubano. El presidente-dictador de Cuba es recibido con honores en la mayor parte de las citas internacionales y se le victimiza de manera reiterada. La cuestión del embargo de Estados Unidos, es el pretexto habitual del régimen cubano para justificar sus acciones contrarias a la libertad. Pero el régimen cubano no solo ha perjudicado a su propio pueblo, sino también desde La Habana se han organizado centenares de acciones terroristas en América Latina.
Las dictaduras de Venezuela y Nicaragua surgen del apoyo cubano. El gobierno del ex guerrillero Gustavo Petro en Colombia es socio del régimen cubano, lo mismo que el régimen de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) que cada mañana delira en su programa matinal. En los 70, el régimen castrista exportó guerrilleros a Chile, Argentina, Bolivia y Uruguay. El régimen marxista de Salvador Allende en Chile, tuvo el respaldo de la Unión Soviética y de su entonces satélite, Cuba.
La ONU es un elefante blanco que se mueve al ritmo de sus funcionarios
Naciones Unidas es un organismo de gigantes dimensiones, decenas de miles de funcionarios y presente en más 190 países. Su gran debilidad es que se ha ideologizado en extremo y ha perdido eficiencia, si es que algún día la tuvo. Sus funcionarios tienen sueldos millonarios, no pagan impuestos, viajan con grandes comodidades y gozan de pensiones privilegiadas. La ONU no ha logrado disminuir la pobreza en el mundo, tampoco la contaminación, ni las guerras. La ONU es un elefante blanco que se mueve al ritmo de sus funcionarios que viven el mejor de los mundos.
En los últimos años su interferencia en los asuntos internos de los países miembros, ha llegado a límites inaceptables. La ONU busca eliminar las singularidades de los países, dar cátedra en DDHH y afectar procesos migratorios de manera irracional. La ONU es un organismo feminista, característica equivocada por definición. Los organismos o gobiernos no deben ser ni machistas ni feministas. La ONU además controla una serie de entidades que son parte del sistema de Naciones Unidas, en cuyos edificios circulan todo tipo de personajes que van ejerciendo influencias y presiones para ir «cuidando» las células de poder.
El hambre de África, la destrucción de Haití, el omnipotente Putin, los asesinatos de agricultores blancos en Sudáfrica o la impunidad con que operan flotas pesqueras poderosas en mares territoriales de países débiles, parecen no estar en la lista de materias prioritarias de la ONU. Si la ONU no cambia rápido y de manera radical, su grado de decadencia será exponencial, hasta que un día se acabe el financiamiento y los grandes burócratas tendrán que emplearse en alguna parte y trabajar de verdad.
La llegada de Cuba al Consejo de DDHH de la ONU es algo repudiable, pero la prensa cómplice, tampoco se ocupa de dar a conocer esta locura y enfrentar a quienes «cocinan» tras bambalinas el presente y el futuro de la ONU.