Nostalgia TDi
El motor diésel que cambió la historia del automóvil para lo bueno y para lo malo
Aunque hoy están desaparecidos, hace una década los motores diésel suponían un 60 % del mercado. Ellos nos enseñaron lo que era conducir más de 1.000 km sin repostar y gastar menos de 4 litros a los 100 km
A finales de los años 80 el Audi 100 estrenaba unas siglas que años después pasarían a la historia del automóvil como una auténtica revolución.
Aquella berlina estrenaba un revolucionario motor diésel que combinaba un turbo con un sistema de inyección directa, habían nacido los motores TDi, aunque nadie suponía entonces lo que podrían llegar a suponer para la industria del automóvil.
La década prodigiosa
La década de los 90 fue la década TDi por excelencia. Variantes de aquel motor fueron extendiéndose por todos los modelos de las marcas del Grupo VW en Europa, todos los Audi, Seat, Volkswagen, Skoda de la época e incluso ¡Porsche! recibieron variaciones y declinaciones de estos TDi.
Estos propulsores fueron introduciendo ligeras modificaciones mecánicas que le permitieron bajar el consumo de los míticos 4 litros a los 100 kilómetros, con el inolvidable Lupo TDi que homologó un consumo de sólo 3 litros a los 100 kilómetros.
El resto de los fabricantes respondieron de inmediato a lo que apuntaba ya a convertirse en una verdadera fiebre, el Grupo Fiat lanzó la familia JTD tres años después, mientras que Peugeot y Citroën (PSA) responderían con los HDi y Ford con los TDCi.
La fiebre diésel
Para entonces Volkswagen se había hecho ya con buena parte del mercado, lo que lo convirtió en líder absoluto en este tipo de tecnología frente a su competencia.
Volkswagen enseñó a los conductores lo que era superar los 1.400 kilómetros de autonomía en un coche, además de demostrar una fiabilidad a prueba de bombas, con unidades que sobrepasaban los 400.000 kilómetros sin el menor problema mecánico.
Estas cualidades lo convirtieron en el motor preferido de los taxistas. Desde los míticos Volkswagen Golf hasta los funcionales Seat Ibiza o los lujosos Audi A8 ningún coche del Grupo VAG (como se le conocía entonces) se libraron de lucir sus siglas en el portón trasero. Fueron dos décadas locas para el automóvil en las que los coches diésel suponían más del 60 % de las ventas mientras los gasolina agonizaban.
Diésel para todos
Estos motores evolucionaron de forma vertiginosa, ganando en suavidad de funcionamiento y en refinamiento, a la vez que ponían a disposición del conductor una capacidad de empuje inédita hasta el momento, lo que permitió a muchos conductores conocer lo que era el par motor.
Desafortunadamente el 19 de septiembre de 2015 estallaba el dieselgate, la Agencia Ambiental de Estados Unidos (EPA) denunciaba un software que falseaba las emisiones de los motores diésel, en lo que se ha convertido en uno de los mayores escándalos de la industria mundial.
Aquel día se plantó la semilla de la electrificación que a día de hoy está llamada a revolucionar el futuro del automóvil tal y como lo conocemos.