Sevillano y empresario proyectado hacia el mundo

Ramón De Ybarra Valdenebro era sevillano de nacimiento, hincha del Sevilla, aficionado a los toros en la Maestranza, con caseta propia en la Feria de Abril –acudía igualmente a la Feria de Jerez– y, sobre todo, un pilar de la Hermandad de la Candelaria, con sede en la Parroquia de San Nicolás de Bari y Santa María La Blanca, de la que su padre, el empresario Ramón de Ybarra y Llosent, fallecido en 2006, había sido Hermano Mayor. De Ybarra y Valdenebro también era devoto del Cristo del Amor, que sale de la Iglesia del Salvador, una de las más señeras de la ciudad hispalense. Rellenaba, pues, todas las casillas de todo sevillano que se precie.

Mas sería incompleto evocar sus compromisos espirituales y culturales para con su ciudad sin hacer lo propio con su vena empresarial: junto con su hermano mayor Enrique había cofundado, hace ya varios años, CitySightseeing, una empresa de autobuses turísticos cuya actividad se centra en los circuitos urbanos. Pero no solo en Sevilla o en Andalucía, ni siquiera únicamente en España: CitySightseeing está presente hoy en día en alrededor de 120 ciudades dentro y fuera de nuestras fronteras y sus autobuses suelen transportar unos 13 millones de personas al año.

El negocio de los De Ybarra Valdenebro es, por lo tanto, un modelo exitoso de empresa familiar, siéndolo asimismo de la capacidad exportadora –de servicios, en este caso– de una nueva generación de empresarios andaluces, bien engarzada en la dinámica de una economía globalizada.

De Ybarra Valdenebro estaba casado con Verónica Lora Márquez. Eran padres de tres hijos, Cristina, Sol y Ramón, y emparentaban con linajes andaluces de rancio abolengo como los Halcón. Hace apenas tres semanas, publicó en su cuenta de Instagram un post en el que señalaba el inicio del periodo de Cuaresma y su significado. Desgraciadamente, ya no podrá asistir a su culminación, la Resurrección del Señor, que celebraba con devoción.