El pintor español de los derechos humanos

A Javier de Villota su amor por la pintura y las artes le venía de antiguo, pues era bisnieto de José Diez y Palma y sobrino nieto de José Gutiérrez Solana. Desde su adolescencia había mostrado evidencias de su amor y talento por el dibujo, si bien se había formado desde los 14 años en la Escuela de Artes y Oficios de Madrid, edad a la que consiguió el carné de copista del Museo del Prado.

En 1969 termina la carrera de Arquitectura y se especializa en Urbanismo y, más adelante, en Restauración de Monumentos. Además, estudia Jardinería y Paisajismo en la Escuela de ingenieros de Montes e imparte clases de dibujo como catedrático en la Escuela de Artes y Oficios de Madrid en el análisis de Formas.

En la década de los 70, De Villota realiza su primera exposición individual en la que toma fuerza una combinación de neoimpresionismo expresionista sustentado en un espacio que cobra para él una importancia sustancial. Eso le lleva a realizar la serie neofigurativa Cuerpos transparentes donde juega con las masas esquemáticas y geométricas y la serie Cuerpos en el espacio, siendo una de las obras mostrada en la Exposición nacional de Bellas Artes, para ser después premiada y adquirida por el Museo Español de arte Contemporáneo, hoy Reina Sofía. En 1972, una pieza de esta misma serie es también premiada en el Concurso nacional de Bellas Artes. En esa época, el artista refleja el ambiente convulso de la universidad en los últimos días del Franquismo en la serie de dibujos Los grises donde destacan los trazos discontinuos y un cierto expresionismo que va a estar ya siempre presente en su obra.

Atraído por la investigación, abandona la docencia y entre 1977 y 1988 pasa siete años en Inglaterra y otros tres en Estados Unidos para regresar a España y realizar el trabajo Sincretismo y Postsincretismo con el que su carrera toma un nuevo rumbo en el que acabará experimentando con el color y las texturas.

En 1994 realiza veinte esculturas a tamaño real bajo el nombre Mercado de la muerte inspiradas en la matanza del mercado de Sarajevo que se mostró en Madrid en el Centro Cultural Conde Duque, en el Círculo de Bellas Artes y en el Paseo de Recoletos. A partir de entonces, la carrera de De Villota queda fuertemente marcada por el drama ajeno y dedica buena parte de sus trabajos al compromiso y la justicia social, las diferentes dinámicas de la violencia y la defensa de los Derechos Humanos.

En 2001, el Ayuntamiento de Madrid le organiza una retrospectiva, en 2009, la prestigiosa Station Museum of Contemporary Art de Houston (Estados Unidos) organiza la muestra Deshumanization Echo y en 2014, el Centro de Arte el Alcobendas hará lo propio bajo el título en español, Ecos de deshumanización.

También en 2014 y, después de ingresar en la Academia de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo, realiza una gira de exposiciones retrospectivas que le llevarán por México y en 2017 sus obras llegan al Museo de Arte de las Américas de Washington.

Artista de vocación y mensaje universal, De Villota pudo ver cómo sus obras forman parte de numerosas colecciones permanentes a nivel internacional. En España su trabajo se ve representado en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, la Biblioteca Nacional y el Centro de Arte Contemporáneo de Málaga; en Chile en el Museo de Arte Contemporáneo, el Museo Nacional de Bellas Artes, el Museo de la Solidaridad Salvador Allende de Arte Contemporáneo y Pinacoteca Universidad de Concepción; en Estados Unidos en la Station Museum of Contemporary Art; en Bolivia en el Museo Nacional de Arte y en Hungría en el Museum of Fine Arts.

Además de las ya citadas, entre las series que ha desarrollado en los últimos 40 años cabe destacar Biafra, Inquisición, La España del 98, Líbano, Kingston Hospital, ETA o Lesbos.