Ana María Briongos (1946-2024)
Todo por los libros de viajes
De sus periplos por Irán, India y Afganistán surgieron relatos que combinan divulgación y rigor
Ana María Briongos
Nació el 29 de diciembre de 1946 en Barcelona, ciudad en la que falleció el 25 de junio.
Pese a ser licenciada en Ciencias Físicas, dedicó toda su vida a la literatura de viajes, plasmada en varios libros
El pasado 29 de diciembre se presentó en Teherán la edición en lengua farsí de «La cueva de Alí Baba. Irán día a día», uno de los dos libros -el otro fue «Negro sobre negro»- que Ana María Briongos dedicó al país persa, en el que vivió durante casi diez años. Un tiempo en el que también pasó largas estancias en Afganistán, objeto de otro libro, «Un viaje a Kandahar». La India, donde no vivió, pero mucha de cuya extensa biografía recorrió, protagoniza «¡Esto es Calcuta»!
Unas obras de las que, sin excepción, se desprende rigor, pasión divulgadora y, sobre todo, falta de prejuicios y de sesgos. Por todos estos motivos, se pudo traducir «La cueva de Ali Baba»; no por una inexistente inclinación favorable de la autora hacia la Revolución islámica. El objetivo de Briongos era claro: proporcionar al lector información de primera mano y contrastada; y, sobre todo, entretenerle.
Unos objetivos que logró con creces y que posteriormente extendió hacia las numerosas tertulias radiofónicas y televisivas en las que participó -Fernando Sánchez Dragó contó con ella en un programa que dedicó a Irán y a Afganistán-, ya transcurriesen en castellano o en catalán: de nuevo la constante voluntad de no encerrarse en prejuicios y apostar por la vía inclusiva.
Mas Briongos no se olvidó de su ciudad natal, Barcelona, evocada en una novela infantil de misterio, tema de un documental cuyo guion escribió y de un programa televisivo. En fechas más recientes, además de sus viajes -uno de los últimos fue a Nigeria-, se dedicó, en colaboración con la Fundación «Bayt al-Thaqafa», creada por la monja Teresa Losada, en la que transmitía su saber a niños inmigrantes afincados en la Ciudad Condal. Una labor que compaginaba con otras de naturaleza más científica, como su pertenencia a la Sociedad Geográfica Española.