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06 de julio de 2024

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Ismail KadaréEFE

Ismail Kadaré (1936-2024)

La dignidad de un gran novelista contra el comunismo

Nunca optó por el activismo o por liderar una organización opositora, pero denunció la tiranía albanesa a través de varios libros

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Ismail Kadaré

Nació en Gjirokastra (Albania) el 28 de enero de 1936 y falleció en Tirana el 1 de julio de 2024

Precoz escritor, desde los años cincuenta, alcanzó el éxito en 1963 a través de 'El general del Ejército muerto', principio de una gran carrera coronada en 2009 con el Premio Príncipe de Asturias de las Letras.

El albanés Ismail Kadaré forma parte, junto a Jorge Luis Borges, Haruki Murakami, Milan Kundera y tantos otros, de la extensa lista de escritores que se quedaron sin recibir el premio Nobel de Literatura pese a acumular méritos de sobra para ello. En su caso se debe, en parte, al éxito de una campaña que le acusaba de no haber combatido la tiranía comunista de Enver Hoxha con la contundencia que hubiera cabido esperar por parte de un intelectual de su categoría.

La realidad es muy distinta: bien es cierto que Kadaré nunca optó por el activismo o por liderar una organización opositora. También es cierto que en 1977 publicó «El largo invierno», en el que glosa la ruptura de Hoxha con la Unión Soviética, consumada tres años antes. Sin embargo, fue un reflejo de supervivencia frente al acoso que ya padecía por haber escrito dos años antes, en 1975, el poema «Los pachás rojos», una crítica de la cúpula del régimen.

Pagó la osadía con el destierro interior, en el campo, muy lejos de Tirana. Por eso, como él mismo explicó en una entrevista, tenía tres opciones antes de ponerse manos a la obra con lo que después sería «El largo invierno»: «Conformarme con mis propias creencias, lo cual significaba la muerte; el silencio total, que significaba otro tipo de muerte; o pagar un tributo, un soborno».

Se decantó por esta última y de bien poco le sirvió, pues en 1981, publicó «El palacio de los sueños», la desabrida descripción de una burocracia sin límites morales y espaciales, cuyos integrantes estaban empeñados en hacer la vida imposible a sus administrados. Dicho de otra forma: dispuestos a truncarles los sueños, a fuego lento y de forma implacable. Pese a estar ambientada en el Imperio Otomano, resultó fácil descubrir a quien de verdad apuntaba Kadaré.

De a ahí que a partir de la publicación de «El palacio de los sueños», el acoso que padecía se convirtiera en persecución. Menos mal que su fama internacional, ya consolidada por aquel entonces, sirvió de muralla para evitarle una suerte aún peor. Kadaré era consciente de su situación cada vez más comprometida, por lo que arriesgó, con éxito, a exfiltrar algunos de sus manuscritos a París. Mas el hartazgo se impuso y en 1990, después de la caída del Muro de Berlín y dos años antes del ocaso del comunismo albanés, se exilió en la capital francesa.

Aunque no tardaría en volver a Albania, dividiendo durante tres décadas su vida entre su tierra y Francia y, disfrutando, por fin en libertad, de un reconocimiento que hunde sus raíces en «El general del Ejército muerto», de 1963, novela en la que se adentra en los entresijos del alma humana a través de un antiguo militar italiano que tiene por difícil misión exhumar los cadáveres de sus compañeros caídos en combate durante la Segunda Guerra Mundial.

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