La antropóloga de la condición gitana

En un vídeo recientemente publicado por la web del Instituto de Cultura Gitana, y que hace las veces de testamento intelectual, la profesora Teresa San Román reflexionaba sobre sus estrechos vínculos que la unían con la comunidad gitana, principal centro de interés de una trayectoria académica de casi seis décadas. La primera parte de su intervención está constituida por frases que rezuman su sincero aprecio hacia los gitanos –«mi familia adoptiva»–, así como las dificultades por las que han atravesado a lo largo de la Historia; y también por las que, en su opinión, siguen atravesando.

Ponía como ejemplo de estas últimas las trabas a las que se enfrentaron, en mitad de las restricciones impuestas en tiempos de la pandemia del coronavirus, para poder instalar sus puestos de venta en la vía pública. Sin embargo, hacia el final del vídeo, asume un tono más severo y acusa a la parte de la élite gitana de haberse integrado demasiado «en la élite común». «Solo se les distingue de los otros», subraya, «cuando dicen que son gitanos, hablan por todos los gitanos y reivindican derechos para los gitanos, empezando por ellos».

Se puede discrepar de una constatación tan implacable, pero, en cambio, no se puede dudar del conocimiento de causa con el que se expresa San Román, avalada por una tesina de máster cursada y leída en el Reino Unido, posteriormente completada en España con una tesis que versaba sobre las comunidades marginales. Fue el punto de partida de una carrera, cuya culminación jerárquica fue la cátedra de Antropología Social de la Universidad Autónoma de Barcelona -fue su titular desde 1982 hasta 2010-, siendo uno de sus principales aportes intelectuales la distinción entre marginación y cultura, dentro del campo de la Antropología aplicada

Su universidad, por su parte, destaca que «su carrera se ha basado en la simbiosis entre la etnografía como base para la construcción teórica y la teoría como forma de entender la etnografía, a partir de las cuales después, desde un conocimiento bien fundamentado, plantear propuestas de antropología aplicada, siempre a partir de escuchar a las comunidades y personas con las que trabajaba, promoviendo una intervención ética y profesional enfocada hacia una propuesta intercultural para afrontar situaciones de exclusión y riesgo social». Una labor plasmada en una decena de libros y reconocida por galardones como el Premio Vicens Vives, otorgado por la Generalidad de Cataluña.