P. Manuel Laínz S.J. (1923-2024)
Jesuita y gran botanista
Sus investigaciones han dejado como legado un herbario con 38.000 referencias
Manuel Laínz Gallo
Nació en Santander el 5 de mayo de 1923 y falleció en Villagarcía de Campos (Palencia) el 20 de julio de 2024
Su trayectoria en el ámbito de la Botánica queda plasmada en un doctorado honoris causa otorgado por la Universidad de Oviedo y en su calidad de miembro de la International Association for Plant Taxonomy y del Real Instituto de Estudios Asturianos.
A tenor de los antecedentes familiares, el destino del padre Manuel Laínz Gallo tendría que haber sido el de un prócer u hombre de influencia, pues era hijo –y homónimo– de Manuel Laínz y Ribalaygua, importante empresario cántabro, dueño de la tabacalera Jean y de los grandes almacenes Laínz, mientras que su abuelo –también homónimo–, Manuel Laínz y Ruiz del Pumar se desempeñó como alcalde de Santander en las postrimerías de la dictadura de Miguel Primo de Rivera.
Mas en vez de continuar la saga –tarea que incumbió a su hermano Francisco que, además de asumir la gestión de los negocios familiares, fue diputado de la Unión del Centro Democrático por Santander durante la Legislatura Constituyente (1977-79)–, sintió muy pronto la llamada divina, ingresando en septiembre de 1939 en el noviciado de la Compañía de Jesús en la localidad palentina de Carrión de los Condes. Durante una década, su trayectoria se ajustó a los cánones formativos de su familia espiritual: estudió Humanidades en Salamanca entre 1941 y 1943, antes de volver a Carrión para ejercer la docencia y de estudiar, posteriormente, Teología y Filosofía en Comillas. En 1953, fue ordenado sacerdote y al año siguiente culminó la tercera probación, requisito que le acreditaba como jesuita de pleno derecho.
Un hecho, sin embargo, hizo que la trayectoria de Laínz padeciera un giro inesperado: en 1948, en plena formación humanística, sus superiores le animaron a estudiar simultáneamente Ciencias Naturales. Ahí surgió una sincera pasión por la Botánica, a la que dedicaría el resto de su vida a partir de 1956, cuando empezó a prestar el doble servicio, durante más de dos décadas, de investigador y docente en la Universidad Laboral de Gijón. La suerte también le vino a ver en ese año de 1956, cuando un amigo suyo de Torrelavega, le legó un herbario y una biblioteca especializada.
El padre Laínz supo estar a la altura de las circunstancias, ampliando ambos, el herbario hasta las 38.000 referencias: este excepcional patrimonio fue cedido en 2004 al Ayuntamiento de Gijón, que a su vez lo trasladó al Jardín Botánico Atlántico. Baste decir que una veintena de especies llevan su nombre, entre ellas la Colymbada lainzii, la Valantia lainzii y la Viola lainzii.