Fundado en 1910
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Manuel García RodríguezEl Debate

Manuel García Rodríguez (1945-2024)

Revitalizó la industria de Pontevedra

Hizo de Thune Eureka, empresa quebrada, un referente de los bienes de equipo

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Manuel Jesús García Rodríguez

Nació en A Pontenova (Lugo) el 21 de enero de 1945 y falleció en Pontevedra el 29 de julio de 2024

Autodidacta, empezó trabajando en el sector de la automoción, antes de dedicarse al de la limpieza industrial y al del cableado de camiones. En 1998, fue nombrado gerente de Kvaerner Eureka Española y en 2003, se convirtió en dueño de la nueva empresa, Thune Eureka. También presidió el Foro Galicia Empresarial, que agrupa a empresarios pontevedreses.

Thune-Eureka, empresa especializada en bienes de equipo, se encontraba, a finales de los noventa, al borde de la liquidación. Fue entonces cuando uno de sus ejecutivos, Manuel García Rodríguez, optó por el mangement buy out, que el Diccionario Económico de Expansión, define como «operaciones financieras que implican la transferencia de la propiedad o del control de una empresa a un grupo de personas y entidades, entre las que figuran con carácter relevante directivos, gestores o empleados de esta». Como señala a El Debate su hijo, Adrián García Aranyos, «mi padre era muy de construir equipos: aglutinó a empleados, tanto trabajadores como directivos, comprando él mismo en torno al 70 %».

La apuesta mereció la pena, pues hoy en día Thune-Eureka, bajo la batuta de García Rodríguez, dispone de 10.000 metros cuadrados de superficie dedicados a la fabricación industrial, de alrededor de cien empleados y factura anualmente más de 13 millones de euros, lo que hace de ella un referente industrial de Pontevedra en general y de la zona de Arousa en particular, reforzando el tejido industrial en las comarcas de O Salnés, Barbanza y Caldas. Dispone de áreas de calderería, soldadura, mecanizado, montaje, integración y pruebas de funcionamiento y produce bienes destinados a la industria del papel, la del petróleo –«no de perforación, sino la parte de las bombas», precisa García Aranyos–; también para los sectores minero o aeronáutico.

«Mi padre», prosigue García Aranyos, «empezó su carrera laboral en una empresa de remolques y camiones, después trabajó en varias empresas en el mundo de la automoción, Volvo entre ellas y, ya en Galicia, en Unicar, que hoy es Castrosúa, especializada en carrocería de autobuses». Cuando dejó la automoción, García Rodríguez se convirtió en empresario y apercibió una posibilidad en los edificios inteligentes, los que no tenían acceso desde las ventanas, los de cristal, tipo rascacielos: había empresas que se dedicaban a la limpieza de ese tipo de construcciones. Compró una empresa de limpieza industrial, de nombre Limpiezas Merino, que también tenía una filial de góndolas. «Con eso empezó. Tuvo sus más y sus menos, pero fue bien».

Más adelante, montó una empresa para cableados de camiones, Sindeco, acrónimo de Servicios Industriales y Ecológicos. Un nombre que indicaba que los productos utilizados no eran dañinos. «No es que fuese un ecologista, ni mucho menos, pero sí que era muy consciente. Más tarde, al darse cuenta de las necesidades, evolucionó hacia lo que fue Tecnocabis, centrada en el cableado de camiones». De allí pasó, era junio de 1998, a desempeñarse como gerente de Kvaerner Eureka Española. Seis años más tarde empezaba la epopeya de Thune-Eureka.

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