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El observadorFlorentino Portero

El legado socialista

Actualizada 02:41

Ya es oficial. Argelia ha cerrado el gasoducto que cruzaba Marruecos y llegaba a Cádiz, proporcionando desde allí energía a España y Portugal. Su origen estaba vinculado a una estrategia de integración del Magreb, que no acabó de cuajar y que, finalmente, se vino abajo como consecuencia de la crisis del Sáhara. En paralelo, el gobierno socialista presidido por Felipe González decidió dar un cambio de rumbo a la política energética heredada del régimen de Franco, centrada en la autogeneración mediante la fisión nuclear, tema del que daba buena cuenta la edición de ayer de este periódico. España renunciaba a la soberanía y se encomendaba a la voluntad de otros estados para proveerse de hidrocarburos.

La crisis actual tiene su origen inmediato en el reconocimiento estadounidense de la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental. Un reconocimiento que vulnera conscientemente el derecho internacional y que responde a una renovada política regional dirigida a vincular a Israel con los estados árabes «moderados», para contener tanto el islamismo como la creciente penetración china y rusa. Para la monarquía alauí supuso un éxito diplomático indudable, que le llevó a gestos de autoafirmación que, finalmente, se han vuelto en su contra, tanto desde las capitales europeas como desde Argel.

Por lo que sabemos, Estados Unidos no informó a España del cambio en su posición sobre el Sáhara, a pesar de lo sensible del tema para nuestra diplomacia y de las consecuencias que podría tener sobre el equilibrio regional. Eso no es lo que se espera de un aliado. Y es que para las élites washingtonianas resulta difícil creer que España lo sea, más allá de la vigencia del Tratado de Washington y del convenio bilateral. Con un gobierno de coalición en el que algunas de sus formaciones políticas desprecian a Estados Unidos, mientras respaldan el desmantelamiento de regímenes democráticos en América Latina para dar paso a otros de carácter narco-comunistas; con una diplomacia comprensiva con estos regímenes y que frena acciones en su contra; con un entorno de figuras, socialistas y comunistas, que sirven a estos regímenes en beneficio propio… ¿Cómo van a percibir en Estados Unidos que realmente somos un aliado?

El Magreb es el espacio donde se juega en primer lugar nuestra seguridad. Si gracias al Partido Socialista dependemos en gran medida de esa región para abastecernos de energía; si gracias al Partido Socialista y a sus socios de gobierno hemos dejado de contar para Estados Unidos, al punto de que no se nos consulte una medida de esa trascendencia, nuestro margen de influencia se estrecha hasta la inanidad, más aún cuando Francia tiende a respaldar a Marruecos en estos temas.

La imprudencia de Marruecos a la hora de administrar el regalo de Washington ha llevado a Argelia a tomar una decisión drástica y está permitiendo a Rusia aumentar su ya relevante protagonismo en el Mediterráneo. Al final corresponderá al contribuyente español correr con la factura de este reajuste diplomático en la región. La irresponsabilidad tiene un precio que, más tarde o más temprano, se acaba pagando.

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