Los que editan las cintas
Es bien sabido que Villarejo logró mantener una doble vida como funcionario y empresario con Gobiernos de todos los colores. Y, por alguna sorprendente casualidad, últimamente sólo aparecen sus grabaciones con políticos de un partido
Una de las cosas más sensatas que ha traído Alberto Núñez Feijóo a la política nacional es el reclamar con frecuencia que no se permitan las cortinas de humo que impiden percibir la realidad que nos asola. Es fascinante ver cómo el diario El País dedica su portada dos días seguidos a las conversaciones del que era un comisario de policía con políticos que ya no están en la vida pública. Comisario que ha estado años en prisión y que todos sabemos que ha hecho lo imposible por llevarse el sistema por delante para salir de la cárcel. Y, afortunadamente, el orden constitucional ha demostrado ser más fuerte que él.
Que haya alguien que crea que lo más importante que ocurre hoy en España es lo que sucedió hace casi una década demuestra que algunos partidos y sus medios afines están muy lejos de la realidad. España hoy tiene un déficit desbordado, los fondos europeos no aparecen por ninguna parte, la Generalidad catalana incumple flagrantemente la sentencia del 25 por ciento de educación en español, Marruecos se ha impuesto en nuestro diferendo, se ha entregado la cabeza de la directora del CNI a los independentistas, tenemos un ministro de Asuntos Exteriores, popularmente conocido como Napoleonchu, que el 16 de mayo de 2022 ha dado la bienvenida «a la familia de las democracias» a Suecia y Finlandia, que según él debían ser dictaduras hace unos días… podríamos seguir con la enunciación, pero no quiero deprimirles.
Es bien sabido que Villarejo logró mantener una doble vida como funcionario y empresario con gobiernos de todos los colores. Y, por alguna sorprendente casualidad, últimamente sólo aparecen sus grabaciones con políticos de un partido. Al parecer las que hizo con Dolores Delgado y Baltasar Garzón en las que hablaba del «maricón» tenían mucha menos relevancia que las de Esperanza Aguirre reconociendo que Alfredo Prada es un «choricete» y que «por eso le eché». Admito que no sé dónde está Prada hoy ni a qué se dedica. Esperanza Aguirre está en su casa con su familia y Dolores Delgado es la fiscal general de Estado y el «maricón» del que hablaba el trío Villarejo-Delgado-Garzón es hoy miembro del Gobierno de España. Dado que Garzón es una firma invitada habitual en El País, podía recordar a la dirección del periódico que puede haber otras grabaciones de mucho interés. Especialmente las de los que están en el poder, más que las de los que están en su casa con sopitas y buen vino.
Insisto una vez más que todavía nadie ha publicado la lista de los periodistas que cobraban de Villarejo ni los medios que dirigen algunos de ellos. Sí reconozco que a mí no me interesa ninguna grabación perpetrada por este delincuente. Pero también creo interesante advertir que el activista Alvise Pérez, desde la libertad que le da el publicar con el apoyo de ciudadanos independientes, está publicando las mismas transcripciones que El País, pero sin editar. Y aunque yo no tengo tiempo ni paciencia para ello, puede no estar de menos comparar lo que se ha quedado por el camino a consecuencia del proceso de edición paisil.